A NUEVE AÑOS DEL SECUESTRO
Condenan a 10 años de prisión al joven que mató a testigo del caso Schaerer
Sergio Armando Vargas, de 25 años, fue condenado a 10 años de prisión, al ser hallado autor del asesinato de Fernando Javier Muchenick Serial, testigo clave del caso Schaerer, ya que presenció el secuestro de Christian en 2003. Vargas, acusado de matar de cuatro puñaladas a Muchenick Serial de 22 años, en una pelea callejera -hecho que no tuvo vinculación con el caso Schaerer- fue condenado por un fallo de los jueces Roberto Abel Mendíaz, Juan José Cocchia y Roberto Carbajal, que integran el Tribunal Oral 1 de la capital correntina.
Antes de dar paso a los alegatos, el tribunal citó a un testigo de apellido Poletti quien estaba junto a la víctima en la mañana del 4 de julio de 2009, cuando se produjo la riña callejera. Este joven solamente tenía que realizar un reconocimiento visual de cinco camperas, para determinar cuál de ellas usaba Vargas cuando agredió a la víctima.
Logró identificar a una de ellas, y aunque dijo que no estaba seguro de si era la misma usada por Vargas esa mañana, afirmó que “era del mismo estilo y color”.
En el turno de los alegatos, el representante del Ministerio Público, Carlos Lértora, solicitó una pena de 12 años de prisión, al considerarlo autor penalmente responsable por el homicidio simple. El fiscal indicó que “Vargas actuó voluntariamente y en forma consciente. Además, consideró que “Muchenick no estaba armado en el momento de la pelea”.
Por su parte, Jorge Barboza, abogado del imputado, solicitó la absolución de su defendido ya que “no existen certezas para culpar a Vargas. La vestimenta no es un indicio suficiente. La ropa tuvo que haber sido manchada con sangre. Además, Vargas actuó en legítima defensa, porque se comprobó que quien inició la pelea fue quien más tarde resultó ser la víctima”.
Por último el tribunal pidió la “última palabra” al acusado Vargas, pero éste se abstuvo de declarar.
En el juicio declararon varios testigos, entre ellos, María Falcón, una kiosquera que estaba atendiendo a pocos metros de donde se produjo la riña. “Vi que dos personas pasaron por el kiosco discutiendo y uno de ellos estaba armado. Fue ahí cuando llamé a la policía”, dijo. Fernando Javier Muchenick se hallaba en la mañana del sábado 4 de julio de 2009, con un amigo en un kiosco.
Ambos amanecieron compartiendo unos tragos. En un momento apareció Vargas, que vivía cerca de la casa de la víctima, y mantuvieron un altercado. En el juicio se determinó que Vargas regresó con otro joven y se reanudó la pelea. Según los testigos hubo “corridas, piedrazos y botellazos”. Llegaron a la avenida Maipú al 1.600. Vargas lo atacó con un cuchillo. Recibió cuatro puñaladas, una le perforó el corazón y la hoja quedó incrustada.
Muchenick vivía frente al domicilio de Christian Schaerer. En la noche del 21 de septiembre de 2003, vio cuando los secuestradores arrastraban a Christian hacia un Duna blanco. Cuando intentó intervenir, lo apuntaron con una escopeta Itaca.
Que pasó aquel 21 en el barrio Las Tejas
En la audiencia del jueves 4 de diciembre de 2008, durante el juicio a los integrantes de la denominada “Banda de los Caniches”, Fernando relató: “Fue todo rápido. Se escuchó la frenada de un auto. Me asomé con papá a mirar y vimos que dos hombres bajaron de un Fiat Duna blanco, y tomaron por la fuerza a Christian, quien pedía ayuda. Salimos corriendo pero nos detuvimos en el borde de la vereda, porque uno de los secuestradores nos apuntó con un arma y repitió varias veces: metete. Luego, se alejaron a toda velocidad”.
Fernando Javier Muchenick Serial, se constituyó en un testigo clave en la investigación del secuestro de Christian Schaerer. En un primer momento, hubo muchas dudas con respecto a su asesinato, sobre si existía vinculación con el caso Schaerer. Después fue descartado. Quedó probado que fue un incidente por problemas personales. El 24 de octubre de 2004, Christian Carro Córdoba fue detenido en Buenos Aires en un control vehicular de rutina.
El 22 de diciembre de 2004, Fernando Muchenick realizó el reconocimiento. “Lo conozco por los rasgos de la cara” dijo el testigo.
Pompeya Gómez agradecida
“Era como un hijo para mí. Fernandito siempre se cruzaba para jugar con mis hijos Christian y Gastón. Ellos lo cuidaban mucho y una vez le regalamos una bicicleta. Yo tuve una relación muy buena con los padres de él. Fernando fue el primero que me avisó, sobre el secuestro de Christian esa noche del 21 de septiembre. Vino hasta mi casa y me contó todo.
Estoy muy agradecida, porque él siempre le hizo frente a todo. Cuando lo necesitamos para que de su testimonio, siempre estuvo con nosotros. Cuando me enteré de su asesinato, todos me llamaron para preguntarme qué había pasado. En ese momento, la familia Muchenick ya se había mudado cerca de la terminal.
Me fui inmediatamente para hablar con la familia. Hablé con el hermano y le dije que me diga la verdad. ¿Qué es lo que había pasado? ¿Por qué lo habían matado a Fernandito y quién lo hizo? Me dijeron que hubo un problema personal. Al chico que lo acusaron del asesinato no lo conozco. Me largué a llorar más que la madre, cuando me enteré que él había muerto”. (Norte)
Sábado, 22 de septiembre de 2012