Secuestro Christian Schaerer:
Su madre dijo“En sueños, Christian me pide cada noche que lo encuentre”
A 9 años del secuestro de Christian, aquel 21 de septiembre de 2003, la madre Pompeya Gómez, mantiene las esperanzas. Hace un año y medio trabaja en asistencia social y asegura que así canaliza su dolor. Dice que encontrar a su hijo sería un milagro pero que cree en ellos, y asegura que se siente más cerca de la verdad. Mañana, acompañada de la familia y amigos, volverá a rezar a Dios.
Mañana se cumplirán nueve años del secuestro de Christian Schaerer, pero su madre mantiene las esperanzas de encontrarlo, como el primer día. "Sigo en la búsqueda de mi hijo", asegura Pompeya Gómez cuando responde a El Litoral sobre "Qué es de tu vida".
Con la fortaleza que logró sostener con fe, a pesar del paso del tiempo, la madre del joven secuestrado el 21 de septiembre de 2003, asegura que mantienen la confianza de volver a abrazar a su hijo mayor. "Este 21 siento que tengo más esperanzas. Es como si estuviera más cerca de la verdad", dijo a horas del noveno aniversario de aquella noche.
Las renovadas fuerzas de Pompeya quizás surjan del nuevo sentido que sumó a su vida: el trabajo por los demás. "Me dedico a poder ayudar, como me ayudaron a mi", dice ésta mujer que logró darle a tanto dolor un cauce proactivo.
Hace un año y medio, Pompeya trabaja en el área de Acción Social de la Municipalidad de Corrientes. Desde allí, asiste a los niños de los jardines Mitaí Roga y también atiende las necesidades de los vecinos de los barrios capitalinos.
"Vemos la situación de los chicos, también de los abuelos, los asistimos cuando necesitan algo, por ejemplo remedios", cuenta y en su tono se advierte la alegría que le provoca el poder ayudar.
"Por la experiencia que tengo con mi hijo, quiero ser útil", dice Pompeya. "Busco estar activa porque si no la tristeza me invade", confiesa.
Después de muchos años de vivir para buscar a su hijo, ésta mujer asegura que hoy encontró en su trabajo la manera de canalizar su tristeza, “para seguir viviendo, porque no encontrar a Christian me martiriza”.
“No me quedé solo con mi dolor, trato de ayudar a los demás, que es algo que siempre hice y me gusta hacer”, asegura. “Eso es un motivo de vida, y es mi motorcito junto a mi hijo Gastón”, agrega.
Fe y lucha
"Dios me dio la posibilidad de trabajar en lo que me gusta", asegura ésta mujer y así prueba una vez más su fe inquebrantable.
El secuestro de su hijo no lesionó su creencia en Dios. "Nunca dudé de él, se que él me ama", asegura tan convencida como cuando dice que confía en encontrar a Christian.
“Hablando con Dios, rezando, entendí que las cosas pasan por algo, que todos tenemos una cruz y una función en esta vida”, entiende Pompeya y asegura que su vida cambió. “Ahora trato de hacer el bien y tengo paz”, dijo. Pero una pregunta aún no encuentra respuesta en su vida: “¿porqué Christian?, no sé”, dice con hondo pesar. “Y eso es lo que me duele”, agrega.
A casi 9 años del secuestro de su hijo, su madre es consciente de que “encontrar a Christian es un milagro”. “Pero creo en los milagros”, afirma como sentenciando que ocurrirá.
Es que “no solo yo lo espero”, asegura y habla de Gastón, su otro hijo de 28 años que “me dice que le falta su hermano”, cuenta apenas conteniendo las lágrimas.
Pero la presencia de Christian a pesar de su ausencia física, también se siente en la sociedad. “Pasaron 9 años y la gente me sigue preguntando y dando aliento”, asegura Pompeya y cuenta que minutos antes de charlar con este medio, habló de su hijo con una señora con la que compartió la espera en un consultorio médico.
“Es que ando con unos problemitas de salud. El cuerpo acusa recibo de todo”, dice Pompeya pero minimiza el hecho y vuelve a hablar de su trabajo y de Christian.
Es que mañana se cumplen 9 años, y será un día de tristeza y recuerdos. Pompeya rezará “de manera más privada”, aunque acompañada de familiares y amigos que la ayudan a sobrellevar tanto dolor.
Los amigos de Christian, que también son de Gastón, ocupan un rol importante. “Le dan alegría a mi vida, y siempre están acompañandonos”, asegura Pompeya y agradece a los jóvenes que “ya me están empezando a llamar”, como cada año.
“No voy a olvidar, pero trato de que no suframos tanto, de poner un poco de paz”, explica porqué prefieren recordar a Christian en familia y en el calor del hogar.
Es que como madre, Pompeya piensa también en los amigos de su hijo. “Ellos también sufren y muchos aún no superan”, dice.
“Dios me dio grandes personas”, agradece la madre de Christian y asegura que no se siente sola en esta lucha.
Con 53 años, Pompeya vive hace 9 sin uno de sus hijos. Christian, el mayor.
Pero lo sigue buscando. Ahora, lucha por que que quede firme la sentencia del segundo juicio.
Mañana, abrumarán los recuerdos. “Pero siempre tratamos de recordar lo mejor de él, los mejores momentos en familia, porque es es la mejor manera de sobrellevar el calvario”, asegura Pompeya.
“No hay una noche que no sueñe con Christian que me pide que lo encuentre”, dice ésta mujer que sostiene con entereza una lucha de madre, basada en la fe en Dios.
Jueves, 20 de septiembre de 2012