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Se cumple un año del anuncio del aislamiento social en Argentina
Un año atrás los argentinos debieron modificar radicalmente sus costumbres y sus medios de vida a partir de la irrupción en el mundo del coronavirus, que obligó al presidente Alberto Fernández a implementar el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO), apenas ocho días después de que la Organización Mundial de la Salud confirmara que se trataba de una pandemia.
El 19 de marzo de 2020, el Gobierno puso en marcha un ambicioso plan que, mientras restringía la circulación de los argentinos, apuraba el fortalecimiento en obras, logística y plan sanitario de un frágil sistema sanitario, que incluso carecía de un Ministerio de Salud, tras haber sido convertido en secretaría durante la anterior gestión de Cambiemos.
“Todos los argentinos deberán someterse al aislamiento social, preventivo y obligatorio”, anunciaba aquel miércoles por la noche el Presidente, que inicialmente adoptó la medida por 15 días -hasta fines de marzo-, pero luego debió ser renovada en forma sucesiva cada dos semanas.
A partir de la difusión de imágenes del colapso sanitario en países de Europa, donde los contagios y las muertes se multiplicaban en pocos días y los hospitales no daban abasto, el Gobierno estableció permisos de circulación para desplazarse más allá de la zona de residencia y sólo el personal definido como esencial podía trasladarse sin restricciones.
Con el correr de los meses, estas limitaciones a la circulación fueron flexibilizándose de manera paulatina, de acuerdo con la evolución de la situación epidemiológica en las regiones del país, pero en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA) continuó hasta principios de noviembre, cuando logró llegar a la fase de “distanciamiento“.
Así, el ASPO dio paso al Distanciamiento Social, Preventivo y Obligatorio (Dispo), que tuvo vigencia en la ciudad de Buenos Aires y los 40 municipios bonaerenses que conforman el AMBA desde el lunes 9 de noviembre de 2020 hasta la actualidad.
Si bien fue habilitada la circulación sin necesidad de autorizaciones previas, el transporte público continuó reservado al personal esencial, mientras que bares y restaurantes pudieron ir abriendo sus locales con aforo restringido y estrictos protocolos.
También, la pandemia llevó a limitar las operaciones de aviación comercial, en tanto que los vuelos de cabotaje e internacionales estuvieron cerrados hasta el 1 de septiembre último por disposición de la Administración Nacional de la Aviación Civil (ANAC).
Desde el inicio de la pandemia se realizaron más de 8 millones de testeos, y actualmente se hacen un promedio de 50.000 pruebas diarias para detectar la presencia del virus. Télam
Viernes, 19 de marzo de 2021