RODANDO AMERICA, UNA HISTORIA CONTADA POR UNO DE SUS PROTAGONISTAS
Un correntino unió los Estados Unidos con la Argentina en una casa rodante
Un grupo de amigos partió el 29 de abril desde Aspen, pasó por 12 países y en cinco meses llegó a esta provincia. Se trata del primer grupo argentino en unir las Américas en un motorhome. Francisco Farrell es un correntino que decidió agarrar la mochila e irse a conocer el mundo. Su espíritu aventurero lo llevó a la nevada Aspen, en Estados Unidos, donde trabajó como conserje en un hotel durante el invierno. Allí encontró a los amigos con los que cumpliría un sueño: recorrer América y volver a Corrientes.
Durante casi cinco meses los jóvenes argentinos recorrieron y conocieron la cultura, la gente y la vida latinoamericana. Caminaron por pueblos, ciudades e islas de más de 12 países, entre ellos Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Estados Unidos y otros. Francisco compartió con ellitoral.com.ar su aventura, luego de que su hermano relatara un resumen de su historia a través de los espacios que tiene el diario para sus lectores.
Aunque los relatos intentan transmitir con las palabras las vivencias, historias y pensamientos, a veces no alcanzan para abarcar la experiencia.
Francisco, con cuatro materias para ser contador público y jugador de rugby, siguió su instinto. En Estados Unidos se cruzó con Alvaro Perrota, quien venía masticando desde hacía un tiempo la idea de unir Aspen con Argentina en moto.
Otro amigo, Damián Colombi, se sumó a la idea pero advirtió que “iba a ser muy duro”, dice Francisco, por ello decidieron juntar ahorros, compraron una “motorhome” -popular vehículo estadounidense- modelo ‘92 , y así el cuarto grupo de argentinos que unió las puntas de América y el primero en hacerlo en una casa rodante, puso en marcha la travesía. Se sumaron un par de amigos más, entre ellos Santiago Vicio, con quien completaron el viaje, y con Santiago Bello el grupo sumó seis personas; proyectaron un presupuesto de 4 mil dólares cada uno, repararon algunas cosas del móvil y se lanzaron a la aventura.
“Salimos el 29 de abril, bajando por la costa del océano Pacífico porque queríamos surfear en todas las playas”, comenzó diciendo Francisco; “nuestro plan era mantenernos siempre sobre la costa del mar, conocer las comidas, las culturas y los paisajes”, recordó. Cuando planearon el viaje, marcaron una ruta principal, pero a medida que avanzaron fueron cambiando, “por ahí nos quedábamos sin nafta, incluso cuando recién salimos de Estados Unidos nos perdimos y conocimos lugares que no pensábamos”, agregó.
La casa viajera
La camioneta estaba equipada con todas las comodidades. Una cocina con horno, una cama matrimonial, dos camas adelante, una mesa y baño con ducha. “Es un auto grande, lo cual tenía sus pro y sus contras: estábamos cómodos, nos turnábamos para manejar, comer, etcétera, pero consumía mucho combustible, las rutas no son iguales en todos los países y tuvimos algunos problemas con los frenos”, recuerda Francisco.
El problema se agravó en Costa Rica, donde esperaron durante casi un mes un repuesto para el auto.
Lo más costoso y un mal momento
Uno de los mayores costos previstos era el paso del canal de Panamá, que une el océano Pacífico con el Atlántico. Las opciones eran marítimas o aéreas, pero en avión el boleto salía 450 dólares. “Decidimos hacerlo por el mar. El motorhome pasó en barco carguero, y a los chicos les esperaba cuatro días en velero, “fue el único momento que la pasamos muy mal -dijo Francisco-, mucho calor, nos tocó una tormenta la tercera noche y cuando lo vimos al capitán que se estaba atando una soga a la cintura para bajar las velas, nos dimos cuenta que era más grave de lo que pensaba”, recordó.
Desde que salieron de Aspen, cruzaron por 12 países y en el único donde no se detuvieron fue en El Salvador, advertidos por la inseguridad.
Lo que dejó
“Fue una experiencia muy enriquecedora, me sirvió para conocerme a mí mismo y sobre todo conocer a mucha gente generosa, en todos los lugares nos abrieron las puertas, nos dieron comida y un lugar donde parar nuestra camioneta.
La generosidad te ayuda a darte cuenta que hay que ayudar a los demás”, apuntó Francisco.
Se bajó en Corrientes pero la motorhome siguió viaje hasta Pergamino, provincia de Buenos Aires, donde ayer le pusieron punto final a esta aventura. Ahora el joven ya sueña con su próximo destino.
Domingo, 9 de septiembre de 2012