Por Martín Romero (época)
LA FIESTA LITORALEÑA VOLVIÓ A TENDER SU MANTO SOBRE CAPITAL FEDERAL: El chamamé irradió a Buenos Aires y su luna tuvo brillos del Taragüí
Ramona Galarza, Mario Bofill, Antonio Tarragó Ros, Los de Imaguaré y el Padre Julián Zini, entre otros artistas, volvieron a hacer vibrar el estadio porteño. Juan y Ernestito Montiel recibieron en manos la conducción del Cuarteto Santa Ana.
La fría noche porteña volvió a cobijarse al calor litoraleño en una nueva liturgia chamamecera que renovó su celebración anual en el altar del Luna Park, donde la pasión desbordó el estadio de la mano de los máximos exponentes de la música correntina en otra edición del espectáculo “Viva el chamamé”. En el escenario comulgaron la tradicional estirpe chamamecera junto a los nuevos valores. La fiesta se completó con el humor intacto con la vuelta al ruedo de Luis Landriscina que hizo vibrar el “Luna”.
El chamamé le ganó la pulseada al fútbol (por el partido de la Selección Argentina) y contra todo pronóstico, a metros de Puerto Madero, el sentimiento chamamecero floreció en el mítico Luna Park donde el ritual sagrado de la música litoraleña volvió a tomar vida con un espectáculo que crece enérgicamente al paso de cada edición. Ya de entrada el sentir popular se apropió del lugar y en la voz de Ramona Galarza se hizo un viaje imaginario al paraíso correntino. Con un radiante tapado blanco, la “Novia del Paraná” expresó su orgullo por ser parte de esta patriada litoraleña. “Es una alegría para mí ser parte de esto, que Viva el Chamamé”, expresó la cantante que regaló canciones como “A mi Corrientes Porá” y “Nendivei”, entre otros sones.
La apretada grilla de artistas obligó a acelerar la participación en el escenario con una limitada actuación de entre tres y cuatros temas por número. Así de inmediato, luego de Galarza, el grupo Amandayé tomó por asalto el escenario para recorrer con un popurrí de temas como “Bañado Norte”, “Puente Pexoa” y “Kilómetro 11”, por sólo nombrar algunos.
Amandayé con su sencillez y calidad artística sabe sacar de lo profundo los sentimientos atesorados en los correntinos y en los que no lo son, como por ejemplo un efectivo de la policía federal que lejos de ser del palo chamamecero sintió al músico y soltó un tímido e improvisado sapucay.
Con su mensaje de amor y esperanza la ovación se alzó al cielo mesopotámico del estadio con la llegada del pai Julián Zini, quien dedicó su show a los Héroes de Malvinas para que en todo el estadio se multiplicaran los pañuelos y las banderas argentinas. Se dice que un chamamecero al rezar la voz se hace canto y con versos del corazón Zini junto al grupo Neike Chamigo le cantaron a la Virgen de Itatí.
Pero el religioso no se olvidó de sus amigos y, ofreciendo las riendas del sentimiento al público, recordó a los músicos de la tragedia de Bella Vista y destrenzando versos dedicó a ellos el tema “Flores del alma”. “Se hizo inmortal su pascua chamamecera rumbo a la tierra sin mal”, recordó Zini a los músicos en uno de los momentos más emotivos de la noche.
Estrenando participación en el Luna Park, el estallido de sapucay llegó de la mano de Diego Gutiérrez, que de arranque nomás emocionó con el himno nacional que hizo poner al público de pie y a sus pies. Luego repartió admiración con una ingeniosa versión del “Kilometro 11” y “La Calandria”, ejecutado uno en cada extremo de su bandoneón que hizo desatar un grito de adentro hasta el propio jugador “Keko” Villalba que lo miraba desde la platea.
El show siguió brillando y la joven raza chamamecera continuó su descarga en el escenario con la presencia de Carolina Rojas, una joven saladeña que a pasos firmes va emergiendo de entre los grandes. Tras la joven subieron al escenario las hermanas Vera, quienes hicieron lo suyo con “Oh pago Viejo”, “Lucerito Alba” y “Puerto Tirol”.
Otro de los momentos destacados de la noche fue la participación de Juan y Ernestito Montiel, quienes recibieron oficialmente la dirección del Cuarteto Santa Ana. (Ver cuadro aparte).
El vigor correntino continuó en manos de los hermanos Balestra, conocidos como “Fuelles Correntinos”, quienes trajeron el sonido de la tierra de los guaraníes. “Soy chamamecero”, “Caraí musiquero” y “Tren expreso” sirvieron de convite en la enorme fiesta para despedirse con una excelente versión de “El Toro”.
Inclaudicable y militante de la cultura desde hace 35 años, el caudillo correntino Julio Cáceres volvió a darle vigencia al grupo “Los de Imaguaré” para anudar de emoción y en versos la garganta de los correntinos residentes en Buenos Aires.
Homenaje al Oro Olímpico
Una pausa a mitad del espectáculo abrió un espacio al deporte y oficialmente se anunció la vuelta del Club Deportivo Mandiyú al torneo nacional y fanáticos enviado por la dirigencia entregaron un carné de socio vitalicio a Nito Artaza, quien emocionado arengó al aliento de la gente al grito de “Mandiyú”. También se realizó un homenaje a Sebastián Crismanich por su logro olímpico.
Todavía faltaba mucho y lo lejano del pago se hizo cercano en el canto del loretano Mario Bofill, quien entretejió nostalgia y humor fiel a su estilo. “Pena y Olvido”, “El Carau”, “Estudiante del interior” y “Requecho” fueron parte de su repertorio. Hasta invitó a su hijo “Chingoli” a debutar con el fuelle en el “Luna” con el tema “Acordeón mamburú”.
Las expectativas se hicieron emoción y tras siete años de estar alejado del escenario, sencillo e inquieto, Luis Landriscina volvió a repartir risas con su humor tan intacto como vigente. “Sabían, ganó Argentina”, dijo en medio de un mar de risas y agregó; “digo por si no sabían, como están acá desde temprano”. En nombre de todos los artistas y organizadores del evento se entregó una distinción especial por su trayectoria con el humor y difusor de la cultura litoraleña. “Si hay un pueblo con una fuerte identidad es Corrientes, para matar un pueblo no hace falta una bala, simplemente hay que privarle de su idioma y su canto para matarlo”, dijo en medio de una ovación. El final estuvo en manos de Antonio Tarragó Ros, quien hizo de las suyas a través de su música. Volvió a tocar junto a sus 100 acordeonistas para despedir el show con un espectáculo pocas veces vistos. Cerca de las 2 de la madrugada los máximos exponentes se unieron en una voz, y desde lo recóndito del alma la voz del “Luna” se hizo himno para cantar todos juntos “Kilómetro 11” en un emotivo tributo a Corrientes.
Domingo, 9 de septiembre de 2012