SUPERLIGA
Gracias Gago
El nuevo regreso de Fernando Gago a la competencia oficial es de una dimensión tal que consiente con holgura una celebración que excede por mucho su mero vínculo con Vélez Sársfield.Celebrada y por qué no agradecida en la medida que expresa de forma rotunda ese espíritu de potrero herido en un ala, acaso en las dos, añorado y reclamado por quienes aman al fútbol en tanto fenómeno abarcador.
Abarcador, que se entienda, porque excede la simpatía por tal o cual camiseta y más bien posa su mirada en valores que dan sentido al todo: a la camiseta propia, a la ajena, a todas, al fútbol mismo.
Pero salgamos rápido de una simple afirmación que bien podría ser sospechada de ligera, edulcorada o complaciente, la que subraya el espíritu de potrero de Gago, para perfilar una secuencia de argumentación.
¿De dónde venía Gago? Pues venía de ocho meses de inactividad después de sufrir una grave lesión en el tendón de Aquiles durante la célebre final de la Copa Libertadores que River le ganó a Boca en Madrid.
Ahora empleemos la pertinencia del pluscuamperfecto: ¿de dónde venía el Gago que resultó lesionado en el Santiago Bernabéu?
Pues venía de una sucesión de lesiones, otras, tanto o más significativas, que más de una vez lo habían puesto al borde mismo del retiro?
Luego, ¿cuáles serían los datos relevantes de la carrera de Gago sin contar su guiño a Gabriel Heinze para sumarse al plantel de Vélez?
Un futbolista de elite con la carrera hecha por donde se la mirara, con 33 años en el DNI, tres lustros en Primera División, integrante de 14 equipos campeones, que jugó 121 partidos en el Real Madrid y una final, la de Brasil 2014, con la Selección Argentina.
Un futbolista de elite, vale poner el énfasis en ese elemento, dueño de una cuenta bancaria capaz de poner a salvo de zozobras incluso a su prole.
Entonces, ¿por qué razón volvería a las canchas alguien de posición económica holgada cuya cresta de la ola se conjuga en lejano pasado y cuyo cuerpo ha sido castigado con inusitada crueldad?
Por puro amor al fútbol, por amor a la pelota, simplemente, porque como supo observar el legendario Roberto Perfumo, El Mariscal, el amateurismo no se mide en la tesorería, el amateurismo se mide dentro de la cancha.
Gago ha vuelto impulsado por el mismo resorte que impulsa a Juan Martín del Potro a perseverar en su retorno al circuito del tenis profesional: honrar el placer de competir y por extensión honrar el deseo de que otros puedan apreciar sus destrezas. (Télam)
Domingo, 25 de agosto de 2019