Daniel Drexler:
"Estar en una encrucijada puede ser una bendición"
Daniel Drexler calificó a su nuevo trabajo como “una celebración” por haber amalgamado su labor como médico e investigador y su pasión por la música, tras varios años de puja interna por considerar que se trataba de dos ámbitos incompatibles.
El cantautor uruguayo presentará el próximo sábado a las 21 en la Usina del Arte “Uno”, su séptimo disco.
“Cerca de los 40 años, me di cuenta que estar en una encrucijada puede ser una bendición. Si estás en una esquina ves las dos calles, pero si estás a mitad de cuadra vez, solo una. A mí las encrucijadas me dieron grandes regalos, tanto en el área de la ciencia como en el área de la música. Así que llegué tarde, pero logré sentirme 'uno' en los últimos años y este disco es la celebración de eso”, explicó el artista a Télam.
En tal sentido, Drexler hizo hincapié en la gran debacle que vivió durante muchos años, cuando con una carrera encaminada por el lado de la medicina, casi una tradición familiar, apareció el gusto cada vez mayor por abrazar al mundo de la música.
Y amplió: “Cuando me subí la primera vez a un escenario, al bajar tuve un ataque de pánico. No entendía por qué me pasaba eso, si había sido súper feliz al estar ahí arriba. Una lectura retrospectiva que hago es que en ese momento tuve cabal noción de que estaba en problemas, que el tipo de vida que me había planteado no era la que iba a ser. Había probado la fruta prohibida”.
Hubo un período largo que lo viví con mucha angustia. Vivía disociado en dos mundos, aparentemente incompatibles entre sí; un mundo racional, el de la ciencias, y el otro mundo loco, donde pasaban cosas mágicas”
Según contó Drexler, esa “etapa de fricción” incluyó trastornos del sueño y úlceras, por lo que la feliz convivencia entre ambos mundos es celebrada ahora con esta placa, producida por el brasileño Alexandre Kassin, cuyo título alude a “encontrarse uno como ser humano y también al concepto de unidad”.
Casualmente, la labor científica del uruguayo fue la que, de alguna forma, lo mantuvo ligado al mundo del arte, debido a que muchos músicos famosos, entre ellos el mismo Hugo Fattoruso, acudían a su consultorio para tratarse del tinitus, una patología que padecen varias celebridades y consiste en la escucha permanente de un zumbido.
Esto lo llevó a crear un novedoso dispositivo que atenúa esa molestia, un descubrimiento en el que nuevamente su carácter de músico le sirvió de inspiración.
En diálogo con esta agencia, Drexler se refirió a la presentación del próximo sábado, analizó el sonido de su nuevo disco, un compendio de 12 canciones, y dio claves para entender por qué lo considera “una celebración” a las “encrucijadas” que pueden presentarse a lo largo de la vida.
Los peones de la guerra
Télam: ¿Qué puede anticiparnos de su show en La Usina del Arte?
Daniel Drexler: Será en formato cuarteto, con Camila Ferrari y Analía Parada en coros; el multinstrumentista Fede Wolf; y yo estoy tocando la guitarra eléctrica. Es un formato que tiene casi una estructura de cámara, muy centrado en las voces. Aquí se sumarán Marta Roca, en violines, y Darío Jalfin, que tocará teclados en dos o tres canciones. Es un formato en el que me vengo moviendo hace un tiempo y con el que me siento muy cómodo. A veces, la sutileza del trabajo armónico y melódico se pierde en un gran magma sonoro y la que sufre es la canción. A mí, cada vez me interesa menos la complejidad y hay una búsqueda en ese sentido en el disco. El disco busca sonar leve, sencillo, amable al oído. Hay muchas razones para caer en la trampa de la complejidad. Una de ellas es la inseguridad frente a lo que se tiene para mostrar. Yo cada vez me siento más contento en cómo me llevo con el instrumento, en cómo fue apareciendo en mí el placer por el canto, que me resulta muy sanador
Martes, 22 de mayo de 2018