El clan Tinelli en Punta del Este
"No podíamos romper la tradición"
Después de la temporada más difícil de su carrera, el conductor de ShowMatch se recluyó con su mujer, Guillermina Valdés, en el Sur, donde pensaban recibir el 2018. Pero el 31 de diciembre decidieron viajar al Este, para estar junto a sus hijos y amigos más cercanos.
"Siempre pasé Año Nuevo en Punta del Este con mi familia, mis afectos y mi gran amigo Federico. Por eso me di cuenta de que no podía romper la tradición en 2018. Quería brindar acá, con todos ustedes", reflexionó Marcelo Tinelli (57) bajo las guirnaldas y luces que colgaban del techo de la galería de su chacra.
Es que, hasta último momento, el conductor había pensado pasar Año Nuevo alejado, en su campo del Sur, donde descansó los últimos días de 2017 junto a su mujer, Guillermina Valdés (39), y su hijo Lorenzo (3).
¿Qué cambió? "Se dieron cuenta de que tenían ganas de reunirse con el resto de sus hijos", cuentan en el entorno de MT. Y así empezó el operativo relámpago para armar la tradicional fiesta findeañera en Guanahani, su finca junto al mar en Punta del Este.
Después de un 2017 repleto de incertidumbre, con el grupo que produjo ShowMatch en los últimos años cargado de problemas con el fisco, y su cabeza –el empresario Cristóbal López– tras las rejas, Marcelo decidió distanciarse, para tener una verdadera desconexión de todo (hasta se alejó del fútbol en San Lorenzo). Pero después de unos días entendió que su verdadero cable a tierra estaba junto al mar, al lado de todos sus hijos.
EL SUR TAMBIEN EXISTE… Tres días después de terminar la temporada número 27 de ShowMatch, Marcelo organizó todo para viajar a Trafipán, el campo que compró en Esquel a fines de la década del '90. Era el lugar ideal para desconectarse de todo lo que vivió el año pasado: una casona de 850 metros cuadrados, perdida en el cerro La Torta, lagos, cuatris, caballos y una pileta climatizada en el piso superior de la residencia, desde donde se ven los picos nevados a través de paredes vidriadas.
En esos días de diciembre, Guillermina y Marcelo disfrutaron de su hijo Lolo y también de otros placeres de la vida reservados para pocos. ¿Cuáles? El conductor bajó a la bodega de la casa y eligió un malbec Enate cosecha 1996 y un Vigna Scarrone del '90 para acompañar una picada bajo el sol del mediodía patagónico.
Unos días después, más cerca del fin de año, el cielo se cerró y la temperatura comenzó a descender, hasta quedar por debajo de los 10 grados. Entonces, Marcelo recorrió el campo (o al menos parte de sus 1.360 hectáreas) en cuatriciclo, conversó con Tito, uno de los históricos del lugar –quien lo ayuda desde hace 20 años–, fotografió las cascadas y tiró piedras al lago con Lorenzo. El papá, de jogging y buzo oscuro, botitas y gorra de cuero negro. Lolo, campera negra de pluma, pantalón gris y unas zapas salmón súper cancheras.
Tinelli, Guillermina, Lolo, Dante, Helena (ambos, hijos de Valdés y Ortega) y Juanita, en un entorno de paraíso: estaba todo más que bien, pero faltaba el resto de los hijos. Por eso, a pocas horas del 31 de diciembre, Marcelo y Guillermina decidieron viajar a Uruguay, para volver a ensamblar a las familias.
… PERO PUNTA ME PUEDE. Ni bien pegó el volantazo, Tinelli se comunicó con su amiga y experta en organización de eventos Valeria Buechele, para que le diera una mano con la cena de Fin de Año. Además, su grupo íntimo confiaba en que, a último momento, el (¿ex?) vicepresidente de San Lorenzo podría recalibrar (término de moda) y volar para unir los 1.669 kilómetros que separan Esquel de Punta del Este y recibir el 2018 en las playas uruguayas.
Marcelo y Guillermina tomaron un avión privado desde Esquel y aterrizaron en la ciudad más exclusiva de Sudamérica el 31 de diciembre a las 14.30. Antes de subir a la camioneta, Tinelli paró ante la guardia fotográfica y se tomó una selfie con los paparazzi que lo siguen cada verano. "Me alegra mucho verlos otra vez, trabajando", los saludó y siguió camino. Todavía le quedaban unas horas para pasear por la playa con Juanita, Dante y Lolo en el arenero y contemplar juntos el último atardecer del año.
No hubo tiempo para siestas. Cayó el sol y comenzaron a llegar los invitados
Como siempre en la vida de Marcelo, todo dispara comentarios y especulaciones. Ahora fueron las pocas fotos que se filtraron de este festejo más qué íntimo. ¿El trending topic? Un supuesto lifting en los pómulos del papá de Lolo. Acá, la respuesta oficial: "No me hice ningún retoque. ¡hay que cambiar el celu del que tomó las fotos! ¡Ja, ja!", se desmarcó el ex jugador de San Telmo. Un juego de niños comparado con las tensiones que vivió durante todo 2017, donde los dueños de Indalo pusieron en peligro la continuidad de su programa, además de no pagarle los haberes a gran parte del personal. Será por eso que Tinelli necesitaba tanto cambiar el chip para vivir este cambio de año, recargar pilas y pensar en el futuro de ShowMatch.
¿Las posibilidades? Crear una pequeña productora (o unirse a la de Federico Hoppe y Chato Prada) y así salir por la pantalla de eltrece. Además, para la temporada 28 de su programa, el conductor ya está pensando un nuevo nombre, porque el de ShowMatch quedaría en Indalo.
Finalmente, el 2 de enero llegaron las primeras (y esperadas) fotos de Marcelo Tinelli y Guillermina Valdés sobre los cómodos camastros de su chacra con salida al mar. Un clásico de todos los veranos que, si bien estuvo a punto de no consumarse, tampoco podía faltar en el inicio de 2018.
Informe: Julio Ruiz
Miércoles, 3 de enero de 2018