LIBRES
Luis Rubén Loetti: "Párrafo del Libro de Oro"
El reconocido escritor cuentista popular de nuestra ciudad, Luis Rubén Loetti esta completando su nueva obra titulada “Libro de Oro”, donde estarán retratado los mas de 100 personajes que a juicio del autor merecen un párrafo especial como esta obra que esta a punto de concluir su borrador y que Loetti piensa poner a consideración de la comunidad libreña probablemente en el mes de Abril de este año.
El autor de esta obra esta íntimamente ligado a nuestros programas LA BALSA y EL SHOW DE LOS IMPACTOS, hace ya mas de diez años cuando nuestra producción sugirió nombre y cortina musical para el micro espacio que desde ese tiempo se irradia por LT 12 Y FM CONFLUENCIA 92.7 .
A partir de allí fueron publicados los textos con historias de pueblo de la serie LA PLUMA Y EL SENTIMIENTO,(cinco volúmenes) los inmigrantes (tres volúmenes .Libres y Yapeyu) YAPEYU (volúmenes l y ll) LOS AMIGOS DEL RECUERDO, EL MERCADO DEL ABASTO.
Vivencias y recuerdos variados de un coleccionista de personajes e historias, LUIS RUBEN LOETTI, que en definitiva es “el” mismo todo un personaje que debiera estar en este LIBRO DE ORO. -Se lo vamos a sugerir.-
A continuación una de las historias que poblaran el volumen numero 13 de Rubén Loetti “LIBRO DE ORO”
ROBERTO CECILIO FUCENECCO (Chito)
A los bochazos por la vida
Hablar de Roberto “Chito” Fucenecco en Paso de los Libres, es relacionarlo directamente con una cancha de bochas o, en todo caso, con el Club “Artesano”, una legendaria institución donde conquistó sus más grandes triunfos deportivos. Para que empiecen a conocerlo, este personaje (ya jubilado), es un gringo grandote de cara colorada y mirada mansa como agua de tanque, que empezó a transitar por el sendero de la vida un día cinco de agosto de mil novecientos treinta y seis. Su cuna natal es Juan Pujol; como no había Registro civil en ese lugar, lo registraron en Monte Caseros. Fue el quinto hijo de Teresa Carlazari y Luis Fucenecco, una pareja de sangre italiana asentadas en las “propiedades” del terrateniente Sáenz Valiente. En aquella zona, las familias de agricultores vivían de lo que podían sacarle a la madre tierra. El treinta por ciento de la cosecha, iba a parar a los galpones del latifundista; el resto, para pagar la libreta anual del almacén del “Vasco” Berencoechea, un negocio de ramos generales de Labugle. A veces, no alcanzaba a cubrir la cuenta.
Entre tantas pálidas, alguien le comentó a don Luis Fucenecco que en Paso de los Libres se estaba construyendo un largo puente que llegaba hasta la costa brasileña. Viendo la posibilidad de un trabajo y una vida mejor, el viudo abandonó todo lo que tenía en Juan Pujol y embarcó a cinco hijos en un tren (entre ellos al pequeño Roberto de cinco años de edad), mientras él y el mayor, realizó el viaje en un carro tirado por un caballo con dos de repuesto.
Paso de los Libres no tenía asfalto, pero era un pueblo con muchos negocios y posibilidades de trabajo, visitados por importantes empresarios. Con asombro el pequeño “Chito” fucenecco descubrió que en este lugar, los gatos se empachaban con leche y los chanchos engordaban con masa fina. Esto fue real y el chico lo comprobó cuando a los doce años de edad, ingresó a trabajar en el almacén de Cortes en colón y Mitre. Allí fue testigo cuando don Jaime le ordenaba a sus empleados juntar las masas que sobraron ese día en la confitería “Suiza”, para arrojarlas en las bateas de los porcinos. Dicen que algunos peones golosos, en el camino robaban algo del almuerzo a los puercos.
Como se darán cuenta yo vine a la vivienda de Roberto “Chito” Fucenecco a buscar a un bochófilo imbatible y hasta ahora solo rescaté en un papel, algunas vivencias de su pasado. Pero estamos llegando al tema principal: su carrera deportiva. Esta parte de su historia comenzó cuando la familia Fucenecco se mudó a una vivienda pegada al muro del cementerio. Era un lugar con un monte de Tunas y uñas de gatos (ñapindá, en guaraní, que significa anzuelo del diablo). Muy cerca, funcionaba una cancha de bochas de don Sacarías Ocampo. En ese rectángulo de juego, con tan solo doce años de edad, Roberto “Chito” Fucenecco se empezó a formar como campeón. Con el tiempo, conformó un trío con el “Buey” Aguirre y el peluquero Viganó, batiendo a cuantos rivales se les ponía en frente. El Club “Artesano” es la segunda casa de este personaje; allí cosechó muchas satisfacciones. Pero en la primera, donde reina su mujer Itatí Odilma Romero, ha conseguido “trofeos” muy caros en sentimientos. Estos son: José Roberto y Luis Antonio, dos herederos que le regalaron cinco nietos. Con solo haber cursado el Primero Infantil, este personaje es un “maestro de la vida”. En esa cancha, don Roberto Cecilio Fucenecco, alias “Chito”, “chantó” el mejor bochazo de su existencia.
RUBEN LOETTI
Lunes, 16 de enero de 2012