CINE NACIONAL EN VACACIONES
LLEGAN SOLEDAD Y LARGUIRUCHO
“Soledad y Larguirucho”, de Manuel García Ferré, la propuesta de este año del cine nacional destinada al público infantil en vacaciones de invierno, se estrena este jueves en Buenos Aires, una semana después de que el filme se diera a conocer en las principales ciudades del interior del países. Hablando sobre la posibilidad de hacer cine popular en Argentina, el creador de personajes como Hijitus y Anteojito, que lleva una interesante cadena de éxitos con películas como "Manuelita la tortuga", vista por dos millones de personas y "Corazón - las aventuras de Pan Triste", que cortó un millón de entradas, asegura que "hay limitaciones", pero también destaca el "inmenso talento" de los creadores argentinos.
"En Argentina, como en todo país con 30, 40 ó 50 millones de habitantes es difícil hacer un cine que invada los mercados del exterior, y eso limita la explotación fronteras adentro, pero cuando hay una buena película las cosas cambian", comenta García Ferré en charla con Télam.
"Las cosas se modifican con películas como `El secreto de sus ojos`, que abrió las puertas en muchos mercados del mundo. Las posibilidades y el talento argentino son múltiples: aquí hay talento que trasciende las fronteras", insiste.
En materia de exportación, García Ferré comenta que "todas mis películas tuvieron premios internacionales y pude venderlas a todos los países de habla hispana, también a Brasil y Portugal, Italia, Alemania, Suiza y Rusia".
Dibujante, realizador y creador de personajes entrañables que cruzaron más de una generación, García Ferré llegó a la Argentina en 1946, cuando tenía 17 años como parte de la última gran inmigración europea, desde su Asturias natal, siete años después de la Guerra Civil que asoló a su país de 1936 a 1939.
Intentó estudiar arquitectura, pero fue más fuerte su decisión de dedicarse a la ilustración, y una década después de su arribo al país consiguió que la revista Billiken publicara su historieta "Pi Pío".
Quienes vivieron sus infancias en las décadas del 60 y 70 crecieron junto a sus personajes y todavía hoy los recuerdan, igual que muchos de sus hijos y nietos, que los vuelven a conocer, ahora en diferentes formatos.
Movido por la necesidad de desplegar su mundo, García Ferré creó en 1964 la revista Anteojito, que aggiornaba a la histórica Billiken, luego de algunos años dedicado a la publicidad, donde creó los spots de Mantecol.
Pero la pandilla de Mantecol no fue su única creación animada publicitaria, ya que también se recuerdan las de Lanas San Andrés, Zapatos Touson, pastillas D.R.F., planchas Atma y fibra Ban-Lon.
Anteojito era parte de la troupe de personajes creados para anunciar la golosina en base a pasta de maní, que en esos tiempos era acompañado por su tío Antifaz.
El éxito de Anteojito, con sus artículos educativos y sus historietas, principalmente nacionales, permitieron a la editorial de García Ferré vender más 300.000 ejemplares semanales.
En 1967, aprovechando esa presencia en los hogares, Goar Mestre de Canal 13 incorporó la idea de un microprograma diario de un minuto, con cinco repeticiones y un resumen semanal los domingos.
Así, de la noche a la mañana apareció en la pantalla blanco y negro un alto sombrero de copa raído, que bailaba al son de una trompeta con sordina, que anticipó el aterrizaje de “Hijitus”, que habría de tener 52 aventuras en 7 años.
En verdad, Hijitus había nacido como personaje de la historieta del pajarito Pi Pío creado por García Ferré una década atrás, que en 1955 se había convertido en el primer superhéroe nacional.
Era un chico andrajoso acompañado por un perrito solitario -Pichichus- y sus antagonistas, una caricatura de personajes y costumbres porteñas y algunas provincianas.
El personaje promovió el programa “El Club de Hijitus”, también por el canal de Mestre, los domingos por la mañana, en el lugar dejado vacante por “El Club de Mickey Mouse”, y se emitió entre 1968 y 1973.
Como regalo, los chocolatines Jack, con sorpresa (lanzados por Fel-Fort) comenzaron a incluir reproducciones en escala de estos personajes, juguetes en miniatura que ahora son piezas de colección valiosas.
Los éxitos en cine como “Mil intentos y un invento” (1972) y la compilación “Las aventuras de Hijitus” (1973) no impidieron que ese último año el ciclo de televisión saliera de la grilla de Canal 13.
El filme “Trapito”, de 1979, repitió el éxito de las anteriores producciones para cine de García Ferré, y logró llevar a los cines nuevamente una cifra millonaria de espectadores.
Esa performance le permite, en 1980 y por televisión, volver con Petete, un pingüinito sabio (tipo títere manual estilo Topo Gigio) como protagonista del corto diario “El libro gordo de Petete”.
En 1981 García Ferré estrena “Ico, el caballito valiente” y en 1994 “Manuelita la tortuga”, según la popularísima canción de María Elena Walsh, que vendió más de 2 millones de entradas y fue enviada por Argentina para competir por los Oscar.
Ya en tiempos de crisis aguda, en el prólogo de la debacle nacional, en 2000 presenta “Corazón-Las aventuras de Pan Triste”, que a pesar de la situación crucial que atravesaba la sociedad, vendió un millón de entradas.
Pero no todo fue éxito en su vida: en 2001, cuando el Grupo Clarín lanza Genios, una revista para chicos que sale a correr a las viejas competidoras, Anteojito baja sustancialmente las ventas de kiosco, lo que lleva a García Ferré a discontinuarla.
De aquel sueño de mezclar personajes reales con animados, y su admiración por el arte de Soledad Pastorutti nació “Soledad y Larguirucho”, largometraje en el que como director de actores colaboró Néstor Montalbano.
En la película, Soledad debe enfrentar nada menos que a la bruja Cachavacha que, respaldada por el profesor Neurus y su pandilla, envidia la voz y el carisma de la cantante, mientras que Larguirucho es quien lleva el relato.
Otros personajes de carne y hueso son interpretados por Diego Capusotto, Pablo Codevila, Carlitos Balá y el Chaqueño Palavecino, entre otros, que tienen como marco escenarios de San Luis, provincia que respaldó la producción.
"El cine es una convocatoria masiva donde con las nuevas tecnologías se hacen inversiones muy grandes y producir un buen filme es muy costoso, porque requiere una maquinaria de marketing, y siempre ocurrió eso: es un arte-industria", asegura Ferré.
En cuanto a la presencia del dibujo animado en la pantalla chica argentina, García Ferré dice que "en la televisión todo muere al día siguiente y cuando un dibujo animado implica continuidad es muy costoso y no reditúa lo suficiente".
"A pesar de esa particularidad, mi serie con Hijitus hecha en la década del 70 sigue vigente porque la hicimos con el mismo entusiasmo que podemos hacer una película, poniéndole humanidad, esa ternura que hoy escasea bastante en el cine", asegura.
"Ahora tengo dos proyectos en mente, con personajes nuevos", confiesa para concluir que "las ilusiones nos alientan, la vida no se repite, es una ocasión que no se repite jamás. O se hace o se hace", reflexiona.
Una vez levanté en la ruta a una señora muy viejita, que iba de su rancho al pueblo a vender unos productos que había cosechado en su campo y le pregunté `¿a su edad sigue trabajando?` y ella me dijo `en esta vida, el que no hace se queda`".
Miércoles, 11 de julio de 2012