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María Isabel Sánchez: "La bondad te hace querible, pero no genera enamoramiento"
A las cinco, en una tarde plomiza y lluviosa, María Isabel Sánchez termina su jornada laboral. De 6 a 10 comparte micrófono con Marcelo Longobardi en Cada mañana y, a las 15, comanda Encendidos en la tarde, con Rolo Villar.
En un bar cercano a Radio Mitre, la locutora y periodista pide un té de frutos rojos y se relaja.
-¿Por qué elegiste locución?
-Me gustó desde chica. Algunos me dicen que soy locutora por la voz; no es así, ni siquiera tenía condiciones. Aprendí con mucha voluntad y esfuerzo y creo que la gran mayoría de los que elegimos esta carrera es por timidez o tener problemas en la comunicación. De adolescente era re-contra tímida, no hablaba y estaba muy para adentro. Y una de las cosas que más me costó fue el tema de la expresividad.Lo trabajé tanto que hoy es uno de mis fuertes. Creo que las profesiones que uno elige son vehículos para canalizar las dificultades y poder resolverlas.
-¿Qué sentiste la primera vez que estuviste frente a un micrófono ?
-Un miedo terrible. Recuerdo que lo primero que hice fue un programa de tango, a las 5 de la mañana. ¡No sabía nada de tango! Cuando se abría el micrófono me agarraba una angustia tremenda.
-Las modelos se codean en la pasarela para sobresalir, ¿cómo es en la radio?
-Deben existir los que se pelean por el micrófono, pero por suerte no tuve ese problema. Nuestro grupo se caracteriza por la generosidad, y cuando uno trabaja para que se luzca el otro, el resultado es maravilloso.
-¿Será también porque sos la única mujer en una mesa de hombres?
- Trabajar con hombres hace que no tenga la competencia femenina. Somos sospechosas de competir con otras mujeres, siempre. Y lo que pasa cuando trabajás con popes que dicen cosas inteligentes, te cuesta encontrar el lugar para meterte.
-¿Uno se llega a acostumbrar a levantarse antes de que amanezca?
-¡Jamás! Me levanto porque me gusta lo que hago y porque sé que cuando salgo de la cama voy a ir a un lugar que me divierte y la paso bien. Pero la frase “digo que estoy enferma y no voy” está siempre (ríe). Lo bueno es que soy metódica, me acuesto temprano y, mal que mal, duermo. Me sigue costando un montón.
-Entre un programa y otro tenés cuatro horas “vacías”, ¿dormís una siesta?
-Antes lo pensaba. Ahora juego al tenis, estudio inglés, voy a la peluquería, hago las compras y los trámites... Estudié decoración de interiores, y participé en dos Estilo Pilar. Soy inquieta y siempre pienso qué hacer.
-¿La psicología y el amor actúan como disparadores para tus libros?
-Me gusta la psicología, me resulta muy interesante bucear en el interior de cada uno. Y el amor es el gran tema de la vida. La búsqueda del amor es uno de los pilares del ser humano. Y nos pasamos la vida buscando el amor. A los que no nos ha ido bien en la pareja, nos duele, sufrimos y lloramos, pero nos levantamos y volvemos a buscarlo.
-¿La bondad enamora?
-No (ríe). ¿Viste cuando querés presentar a una amiga y el tipo te pregunta: “¿Cómo es?”? Y le decís que es macanuda, no quiere conocerla. La bondad te hace querible, pero no genera enamoramiento ni ansiedad. Una buena persona te da seguridad, certidumbre, confianza. Las mujeres que despiertan pasiones no son buenas (ríe).
-¿Vos de qué lado estás?
-No soy una perra (ríe). No me gusta mentir y quiero dar lo mismo que recibo. Quiero poder apoyarme y sostenerme en el otro.
-En lo profesional, el éxito es tu aliadado, ¿y en el amor?
-No me tan fue bien. Me han amado y he amado. Y sigo pensando en encontrar el amor de mi vida.
-Sos la Susanita de Mafalda...
-La ilusión del príncipe azul está. Pero hoy tiene otro perfil. No quiero el chico lindo, como a los 20. Quiero un hombre confiable y saber que está para mí. Soy independiente y no necesito que me resuelvan los problemas, pero si estoy en un mal momento, que esté ahí para sostenerme.
-¿Sentís que relegaste el amor en pos del crecimiento profesional?
-No conscientemente. A veces pienso que con tantas horas de trabajo, muchas veces sábados y domingos, eso me pudo haber jugado en contra.
-¿Qué te queda pendiente?
-La tele siempre fue un tema pendiente. No se me dio. Me hubiera gustado hacer un noticiero y entrevistas.
-Pedí un deseo en voz alta...
-Me preocupa el país. El bajo nivel de educación lleva a la pobreza y al quiebre social. La política no es confiable. No respetamos la Ley ni al prójimo, nos jactamos de ser transgresores. Va a costar levantar el país. Pero tengo esperanza. Algo cambió y uno ve cosas alentadoras. Se está tratando de hacer las cosas de otra manera
Jueves, 4 de mayo de 2017