Contra los estereotipos
Mitomanías de los sexos: ideas sobre el amor, el deseo y el poder
Los investigadores Eleonor Faur y Alejandro Grimson desmontan los mitos sobre la relación sexo-género en un libro guiado por frases repetidas en el imaginario colectivo que son capaces de "fabricar realidades" cargadas de desigualdad.
En "Mitomanías de los sexos. Las ideas del siglo XX sobre el amor, el deseo y el poder que necesitamos desechar para vivir en el siglo XXI", los investigadores Eleonor Faur y Alejandro Grimson desmontan los mitos sobre la relación sexo-género en un ingenioso libro guiado por frases repetidas en el imaginario colectivo que son capaces de "fabricar realidades" cargadas de resabios de desigualdad.
Que "todos los hombres son machistas"; el feroz "algo habrán hecho"; que "las mujeres tienen un instinto maternal"; que "hay más gerentes varones porque están más preparados"; que en el amor existe la "media naranja"; que los padres de hoy "comparten la crianza"; que "las travestis son prostitutas" o que "el feminismo es el machismo al revés", son algunos de los mitos que se escuchan una y mil veces en buena parte de las conversaciones en sociedad.
De ellos se ocupan la socióloga Eleonor Faur y el antropólogo Alejandro Grimson en su nuevo libro, publicado por Siglo XXI, donde retoman en clave de divulgación la mitomanía crónica de clubes, canchas, sobremesas, bares y discursos mediáticos para refutarla desde el conocimiento científico. Y recuperan así la fórmula ensayada por él en "Mitomanías argentinas" y "Mitomanías de la educación argentina", que escribió junto a Emilio Tenti Fanfani.
Ella, esposa, madre, dulce y emocional; él, macho, sostén del hogar, racional. Sobre unos y otros -ni hablar de los que no encajan en el binomio- se ha construido, reproducido y alimentado una batería de relatos del deber ser, y contra su potencia simbólica se despierta este libro "a favor de las diferencias y la libertad, no de la desigualdad ni de la imposición de estereotipos", dijo Grimson.
Frente a la idea de que esos temas responden al terreno de lo biológico, incluso el amor, Faur y Grimson desandan el camino fundado de mitos para mostrar que la desigualdad entre mujeres, varones y otras identidades de género es un hecho cultural. Y como especialistas de las ciencias sociales no discuten contra la biología sino con la "biologización" de la relación sexo-género porque diferencia no es sinónimo de desigualdad.
"Hace 100 años las mujeres no podían votar, usar pantalones ni manejar, fumar ni ir a la universidad; hoy pueden todo eso y más. Hubo un gran cambio cultural: si fuera biológico no podría haber cambiado porque lo biológico no cambia en 100 años", sostiene Grimson, investigador del Conicet y profesor en la Universidad Nacional de San Martín.
Según el investigador, el concepto de los mitos en la constitución y reproducción de estereotipos toma tres tradiciones de la antropología: "Una es el mito como creencia popular, que no es ni verdadero ni falso, es una creencia compartida. La segunda tradición es como una mitificación, una tergiversación de algo. Y la tercera es que, en términos técnicos, el mito es perfomativo, fabrica realidades. ¿Cómo es eficaz un mito como el machismo? Bueno, ¿no te diste cuenta que ningún varón muere por el hecho de ser varón y en todas las sociedades conocidas hay proporciones de mujeres violadas o asesinadas?"
En el libro, plantean que estamos en un "punto de inflexión" respecto a los cambios culturales: "Porque nunca vamos a regresar a las épocas en la que las mujeres no van a ser electas o trabajar o votar. Sin embargo, hoy tenés un ejemplo interesante para discutir y poner a prueba esta información: Donald Trump. Alguien que encarna un discurso de estereotipos machistas ganó las elecciones en los Estados Unidos. Pero Trump no se encuentra con la sociedad estadounidense de hace 100 años, sino con una sociedad repleta de organismos de derechos humanos, de asociaciones de mujeres, donde el tema de género es epicéntrico en todas las universidades. O sea que cualquier cuestión que se plantee en el orden de violencia simbólica hacia las mujeres va a encontrar una reacción que hace 100 años no existía. En este sentido, no se puede retroceder", asegura Grimson.
Fuente: Télam.
Jueves, 9 de marzo de 2017