Carolina Ardohain
Pampita: "Suelto rápido lo que me hace mal"
Carolina Ardohain se reinventó luego de una controvertida separación. Demostró su magnetismo en ShowMatch, enfrentó las polémicas y apostó al amor con Pico Mónaco.
Llega puntual, a las diez de la mañana, con un vestido blanco tejido, y un rodete que se hizo así nomás, apenas se levantó, pero que le queda canchero. Tiene la piel bronceada y, aún sin maquillaje, Carolina Pampita Ardohain es una diosa. Se muestra contenta y relajada. Y son varias las razones: es época de vacaciones y ya no tiene que levantarse a las 6.30 para llevar a su hijo Bautista, de 8 años, al colegio. Pero también su sonrisa feliz tiene nombre y apellido: Juan Pico Mónaco. Después de muchos rumores y salidas a escondidas, la modelo y el tenista formalizaron su romance. Algo que no estaba en sus planes, pero sucedió. Final romántico para coronar un 2016 especial. El año que pasó fue muy intenso para Pampita. Con mucha exposición pública y confrontación por ser jurado de ShowMatch. Ella venía en el ojo de la tormenta por la escandalosa separación de Benjamín Vicuña, el papá de sus hijos. Se filtraron audios con discusiones entre ellos, donde Pampita le recriminaba a él haberle sido infiel. A su vez, ella la misma hizo público haber pescado in fraganti a su ex con la China Suárez, en un motorhome del set de filmación de El hilo rojo, supuestamente teniendo sexo. Ese episodio fue letal para una pareja que duró 10 años, tuvo cuatro hijos, sufrió la perdida de uno de ellos (Blanca, en 2012) y que venía de varias crisis.
Pero lejos de bajar el perfil, Pampita eligió el escenario más caliente. Aceptó ser parte de ShowMatch, donde la vida privada, las peleas y los escándalos de sus figuras son una pieza fundamental del ciclo. Y Pampita fue la estrella. No sólo por ser la nueva y tener que pagar derecho de piso, sino porque cada paso que dio se volvió noticia: la mudanza a su nueva casa en Núñez, los encuentros con Nacho Viale, las salidas a escondidas con Mónaco, hasta el supuesto pagadiós en un estacionamiento. Pampita supo jugar el juego e hizo subir el rating como cuando se retiró en medio del programa por una discusión con Nicole Neumann, su archirrival.
“No era tan fuerte todo –le dice a Viva–. Hacíamos 16 programas al mes y en uno solo había discusiones, pero se mediatizaba mucho y se terminaba hablando de eso durante una semana. Tuve que aprender a no engancharme, a no salir a contestar, a correrme. Pero sabía que me metía en el barro al entrar a ShowMatch, y al final lo pude manejar. No tengo enemigos ni rencores. Tengo la mejor onda. Hubo días en que me enojé o reaccioné, pero fueron cosas del momento.”
Cuesta creerle. Entonces, ante la repregunta, se define: “Soy bastante cerebral, aunque tengo sentimientos y momentos pasionales. Pero en lo laboral, soy cuadrada. Respeto mi trabajo, jamás renuncié. Las cosas se empiezan y se terminan, como sea. Suelto rápido lo que me hace mal o no me gusta”. Y no se reconoce negadora : “Elijo el vaso medio lleno. Me gusta pasarla bien e ir a trabajar contenta. Y si estoy triste, trabajo igual. Me concentro. Después ya tendré tiempo para las emociones”.
Marzo es un mes clave para Pampita. Se reunirá con Marcelo Tinelli para negociar su continuidad en ShowMatch (que vuelve el 15 de mayo) y filmará su primer protagónico en cine (Desearás... al hombre de tu hermana, bajo la dirección de Diego Kaplan). Por eso está tomando clases de actuación con un coach. “No soy una improvisada –dice–. Me gusta prepararme para cada trabajo. Recibimos cinco guiones, pero nos quedamos con éste. Se trata de un drama entre dos hermanas con un secreto familiar. Yo soy una de ellas. Estoy feliz. Hice el casting y quedé.”
La continuidad en ShowMatch es posible: “Me encantó ser jurado. Fue algo distinto en mi carrera, que me acercó a la gente. Me gustó trabajar de noche porque de esa manera pude estar durante el día con mis hijos: almorzar con ellos, llevarlos a los cumpleaños. Y a las 20, cenar; a las 21, dormirlos y a las 22, salir producida para el programa”.
Este organigrama tan cronometrado es inamovible: “Soy muy firme con los horarios. De hecho, para mis hijos, no existe faltar al colegio. Van igual aunque se caiga el cielo. Tampoco se pueden quedar despiertos hasta tarde. Es un sistema que nos ayuda a todos a descansar bien; una organización que, para mí, no se puede desbaratar. Soy así de estructurada, pero a la vez puedo relajarme con el juego. Me encanta que sean libres, que desarmen el living. Siempre hay amigos en casa y es un descontrol. Me encanta que experimenten, que se disfracen...”
No está sola: una chica la ayuda en las tareas domésticas y otra va tres veces por semana. “Soy una mamá full time. Yo voy al supermercado y me encanta. Y hago malabares con la vida de los chicos. Estoy todo el día superada por la vida social que tienen. No tengo mucho tiempo para pensar en mí. Por eso, ser jurado me permite hacer lo mío tranquila.”
La exposición en un programa de alto rating (y alta polémica) no la afecta: “Es lindísimo lo que me pasa en la calle. Cuando estoy esperando un taxi, me gritan: ‘Chau Pampita’. O me abrazan, me besan y me preguntan por ShowMatch. No me molesta nada”.
La conexión con el público, dice, es algo que trae de arrastre. “Yo tuve algo especial con la gente desde que comencé mi carrera. Fue mágico. Después vinieron los amores, los desamores, los dolores. Pero ese lazo con el público se dio desde el principio porque siempre fui auténtica. Me conocen calentona, apasionada, enamorada. Todo bien intenso. Y aparte nunca hice un personaje para la gente. Mantuve la naturalidad de ser yo, inclusive estando enojada. Creo que si armás un papel, no lo podés mantener en el tiempo. Es como ponerte un disfraz. Y yo soy yo en todas las cosas que hago.”
Infancia sin Barbie. Nació en el hospital de General Acha, La Pampa, y se crió en Doblas, a unos 80 kilómetros. De ahí, el Pampita. “Me encanta que me llamen así”, confía. De chica le gustaba potrear: “Andábamos todo el día en bicicleta. Era muy libre. Jugaba con mis primos, con los vecinos.” Se entusiasma al recordar su infancia: “Era traviesa y varonera. Me subía a los árboles y estaba sucia todo el día. No era muy femenina. Nunca tuve una muñeca Barbie, por ejemplo. Jugábamos a la mancha, a las escondidas”.
Allí descubrió el amor por la lectura: “Al vivir en un pueblo chico, los libros me abrieron la cabeza. Tenía una biblioteca gigante en casa. Mi abuela Perla era directora del colegio José Manuel Estrada de Doblas y me regalaba libros. Me gustaban las novelas de Isabel Allende, Sidney Sheldon y Stephen King”.
Ya en ese momento, Pampita tenía una meta: “Quería ser bailarina. Estudiaba ballet seis veces a la semana en mi pueblo y venía a rendir a fin de año al Teatro Colón. Amaba bailar. No iba a los boliches porque los sábados tenía ensayo a las 8 de la mañana”.
A los 15 años, se dio cuenta de que iba a ser muy duro llegar a ser una bailarina profesional del Colón. Y apareció otro sueño: ser modelo. Y lo concretó rápido: “Me vine a vivir a Buenos Aires con una compañera de danzas. Nos instalamos en un departamento en Belgrano. Fue toda una aventura. Era muy joven y mi familia no estaba de acuerdo. Pero me la jugué. Me puse a vender ropa, después entré al outlet de John Cook, en Martínez, y como era buena vendedora me trasladaron al local de Galerías Pacífico”. Al tiempo entró en la agencia de modelos de Pancho Dotto, una de las más importantes de los años ‘90.
Pampita era diferente. Menudita, no muy alta, pero dueña de una belleza magnética. Y con mucha actitud. Así fue que se calzó la bikini para ir a su primer casting para unas toallitas femeninas. Y quedó elegida. A la semana, estaba viajando a México a filmar el comercial por el que cobró 10.000 dólares, una cifra enorme en comparación con lo que ganaba como mesera en un bowling en Belgrano. “Y a partir de ahí no paré de trabajar. Después quise entrar en la tele, así que me puse a estudiar teatro”, dice.
Capricorniana y de carácter fuerte, siempre tuvo metas claras y supo a dónde quería llegar. Hoy es una de las principales celebrities de la Argentina y una de las mujeres más deseadas. Con medidas casi perfectas para los estándares del mundo de la moda (85-60-90), apuesta al cuidado de su cuerpo: tres veces por semana va al Racket Club, donde baila y hace rock circle, “un spining pero más divertido, son 40 minutos de bicicleta muy fuerte ”, explica.
Privilegiada, no tiene prohibidos a la hora de comer. ¿Su debilidad? “Las pastas: las comería todos los días”, apunta. Asegura que sabe cocinar de todo, pero que las personas que la ayudan en la casa lo hacen por ella. También ahora la mima su novio, que parece es un gran chef. “Cocina muy variado. Le gusta mucho, se interesa, y lo hace fácil. El otro día preparó un costillar bárbaro, que maceró durante horas”, susurra con timidez y carita de amor.
¿Te enamoraste de Mónaco?
No quiero contar tanto.
Pero en las fotos parecés enamorada...
Sí, fue una sorpresa en mi vida.
¿Qué te gustó de él?
Su forma de ser. Es muy positivo, muy cálido, muy alegre. Tiene una onda especial, siempre está bien. Eso es muy lindo. Y le encantan los chicos, no sólo mis hijos. Le sale fácil estar con nenes.
¿Viven juntos?
(Se sorprende y pega un chillido) ¡No! El básicamente vive afuera todo el año. Duerme en su casa. Mis hijos van a lo de su papá dos veces al mes y ahí tengo unos días sola. A ver: 2016 fue un año para acomodarme, para acomodar mis hijos, para arrancar una vida distinta, volver a la tele. Era mucho. ¡Y no pensé que iba haber amor ! Primero porque les quería dar a mis hijos un ejemplo profesional, que no me vieran sólo como madre, que vieran que seguía con mi carrera. Sentía esa responsabilidad.
La separación fue muy fuerte. ¿Nunca te vieron llorar?
Nunca. Trato de que vean alegría siempre. Yo soy alegre, no es algo impostado. Tengo mil amigas separadas, que les pasó lo mismo que a mí.
Bueno, vos sos conocida y hubo situaciones escandalosas que se hicieron públicas...
Pero todo pasa y todas las cosas se sanan. Yo no me quiero quedar con ningún tipo de mochila. Con Benjamín nos llevamos lo mejor que podemos y tenemos una relación de respeto y de cariño. Tenemos hijos re chiquitos, así que vamos a estar comunicados muchos años más. Tratamos de que el diálogo sea fluido y fácil para todos.
Pampita habla tranquila. No le hace gracia remover el pasado, pero responde con respeto y sin enojarse. No opina sobre la China Suárez, la novia de su ex. En cambio, resalta que está llena de amigos: “En eso soy una privilegiada. Mi casa está abierta, siempre hay alguno haciendo un asadito o viendo una peli o un partido de fútbol”.
Ahora disfruta de sus vacaciones con Mónaco en Punta del Este y en febrero, viajará con sus tres hijos a Miami. ¿Cómo seguirá el romance del año? “No lo sé. Nos animamos a estar juntos y viene saliendo bien. Por sus viajes, nos costó mucho conocernos. Vamos a ver cómo nos organizamos. Porque con tres chicos más de una vez por mes no puedo viajar. Y él también viajará cada tanto. Va a ser pura voluntad”. ¿Planes de maternidad? “Hay que ver, se tienen que dar todas las circunstancias. No sé que me va a deparar el destino”, dice.
Prefiere no pensar en el futuro y concentrase en el hoy y en lo que logró después de la tormenta: “Con Benja estamos bien. Con el tiempo todo se calma, todo se acomoda. Criamos tres hijos entre los dos y tenemos a una hija en el cielo juntos. Es un lazo que nos va a unir para siempre”.
¿Soñás con Blanca?
No hablo de eso públicamente, trato de guardarlo para mis íntimos.
¿Y cómo se sobrelleva el dolor?
Yo tengo tres hijos más que criar, así que tengo un motivo hermoso para levantarme cada día y para disfrutar. Mis hijos son el motor de mi vida. Tengo la obligación de ser feliz, que me vean así y darle alegría al hogar. Creo mucho en Dios y eso siempre fue una herramienta y una ayuda. Hablo de tener presente la protección de Dios y los designios de Dios. Nunca quise ser un referente. Cada uno vive el dolor como puede y todos los sobrellevamos a nuestro modo. sdemare@clarin.com
PRODUCCION: Sofia Delger . Maquillaje: Nadia Varela para Estudio. Novillo con productos YSL. Peinó: Esteban Colombo para Estudio H. Agradecemos: Roma Renon, Swarovsky, Ruma, Gaston Stati de Muse Management. Locación: Mass Group.
Domingo, 15 de enero de 2017