CIUDAD DE CORRIENTES – Investigación de la UNNE
En Parques, plazas y paseos pueden encontrarse hongos nocivos para la salud
Investigadores hallaron hongos nocivos para la salud en las plazas, parques, areneros, playas y paseos de la ciudad de Corrientes. El trabajo científico demostró la presencia de geohongos queratinofílicos en los parques más importantes de la ciudad. Las especies encontradas pueden causar graves infecciones en personas y animales, que van desde afecciones dérmicas y de córnea, hasta infecciones en sangre.
El ser queratinofílicos los hace apetecer y degradar la queratina, una proteína que constituye el componente principal de las capas más externas de la piel, como así también del pelo y las uñas del hombre y los animales. Como consecuencia, este tipo de hongos puede generar serias infecciones dérmicas en uñas y cuero cabelludo, como es el caso de los “dermatofitos” conocidos así por su apetencia por la dermis.
Otras especies producen infecciones en las personas cuyo sistema inmunológico está debilitado o suprimido, como niños, embarazadas, personas con tratamientos oncológicos o de corticoides, IVH, etc. Las infecciones que provocan pueden ser tanto en piel como sistémicas (en sangre).
A partir de su trabajo de investigación “El suelo como reservorio de hongos nocivos para la salud”, María Mercedes Sarmiento demostró la presencia de estos hongos en los suelos de los Parques Mitre y Cambá Cuá, de la ciudad de Corrientes. El estudio se realizó durante 2010 en más de 10 plazas, entre casco céntrico y barrios, en las cuales también se demostró la presencia de hongos patógenos.
Se hallaron también, en los suelos estudiados, geohongos que afectan a personas con el sistema inmune en buenas condiciones, quienes pueden sufrir infecciones dérmicas, afecciones de córnea, en sangre, sistema nervioso y sistema respiratorio.
Este hallazgo tiene un alto impacto tanto para la comunidad como para la ciencia. En primer lugar, porque a estos hongos se los encuentra en areneros o espacios en los que los niños juegan, y jóvenes y adultos practican deportes. Sin información y con pocas medidas sanitarias, estos hongos pueden ingerirse con el solo hecho de llevarse la mano a la boca en forma incidental, al frotarse los ojos o tener contacto con animales infectados, entre otras formas.
Las especies encontradas
De las 26 muestras tomadas en el Parque Mitre y 18 en el Parque Cambá Cuá, se hallaron más de 20 especies de hongos queratinofílicos. De todos ellos, los de mayor importancia en cuanto a las infecciones que producen en animales y en humanos son: -Microsporum Canis. Produce tiñas (infecciones en la piel y cuero cabelludo) en niños. Son de carácter zoonótico, es decir, que su huésped natural son los animales. Se lo detectó en el suelo del Parque Mitre y ya fue reportado en suelo en dos lugares: en un arenero en Milán y en un parque en Roma.
-Microsporum gypseum complex. Está documentado como un patógeno humano y animal. La fuente principal de infección es el suelo. En este trabajo se lo aisló frecuentemente de los areneros.
-Fusarium oxysporum. Se lo encontró en el 40,9 por ciento de las muestras. Presenta alta resistencia a los antifúngicos y es reconocido como un importante productor de micotoxinas sobre productos alimenticios.
-Paecilomyces lilacinus. Puede crecer a 37ºC (temperatura del cuerpo humano). Está involucrado en varios cuadros clínicos de micosis superficiales y sistémicas en pacientes con bajo nivel de defensas, sobre todo en transplantados. Científicamente se lo describe como un oportunista emergente.
-Curvularia lunata es un patógeno emergente. Se lo denomina así porque no había registro de que causara infecciones a humanos y animales. En los últimos tiempos se lo ha descrito como patógeno causante de infecciones cutáneas, de la córnea, del aparato respiratorio y del sistema nervioso central en pacientes inmuno-competentes. En un principio se lo conocía sólo como un patógeno de plantas.
Las muestras
La toma de muestras que se realizó del suelo se analiza “por triangulación” y consiste en elegir el área de recolección y delimitar imaginariamente un espacio que guarde la forma de un triángulo equilátero. De los vértices de este triángulo imaginario, se extraen cantidades similares (con una balanza portátil) para obtener unos 200 grs de tierra en total para ese arenero, y para cada muestra. De esta manera, se asegura la uniformidad de la toma de muestras.
Luego ya en el laboratorio, se realiza el aislamiento de geohongos, cada muestra por duplicado, con la “técnica del anzuelo queratínico”. Se coloca la tierra en una placa de petri, se la compacta con una cuchara estéril y sobre esta capa se distribuyen fragmentos de 1 cm de cabello estéril de niño, que actúa como anzuelo de los hongos. Por último, se rocía el material con una solución de antibiótico que impide el crecimiento de bacterias y de otra sustancia que no deja prosperar el desarrollo de mohos (hongos ambientales, no patógenos en general).
Al cabo de un tiempo, los hongos queratinofílicos crecen sobre el pelo. Al observar el conjunto bajo la lupa “se asemeja a una cueva de piedras preciosas, donde los granos de arena se ven como piedras brillantes de distintos tonos marrones y dorados, con grandes dimensiones, y los pelos parecen troncos de madera sobre los cuales crecen agrupados miles de estos hongos”, señaló a Argentina Investiga Mercedes Sarmiento.
Este trabajo de detección de hongos queratinofílicos en suelos de espacios públicos está incluido dentro de una línea de investigación central más amplia que aborda la interacción biológica entre distintos microorganismos patógenos para el humano, para llegar a idear y lograr un bioncontrol.
Los científicos y becarios de investigación, encabezados por el doctor Alonso y la bioquímica Viviana Bojanich, buscan conocer a fondo la acción de determinadas especies de hongos sobre los agentes causales de las parasitosis más frecuentes de la región. Esto se debe a que existen, dentro del grupo de geohongos, los hongos quitinolíticos, que rompen o degradan la quitina, uno de los componentes principales de la pared celular del exoesqueleto de crustáceos, insectos, arácnidos, y pared de huevos de parásitos.
De comprobarse esta acción, se la podría utilizar como una herramienta natural para degradar, ya en el suelo, los huevos de parásitos, que son la forma infectante de estas parasitosis en animales y humanos. Enriqueciendo el suelo de los espacios públicos con estos hongos, podría disminuir el riesgo de infecciones por parásitos.
El trabajo, que tuvo como directora a la licenciada Magdalena Mangiaterra y como codirectora a la bioquímica Viviana Bojanich, generará datos relevantes tanto para la docencia como para la investigación básica en la taxonomía (características estructurales) y ecología de los hongos.
Juan Monzón Gramajo
Martes, 26 de junio de 2012