MUSICA
Todos tus muertos: Paseo por el lado salvaje
La mítica banda reggae punk vuelve con Fidel Nadal, Pablo Molina y Félix Gutiérrez. Ya estuvieron de gira por todo el continente y les toca volver a medirse con el público porteño en Groove.
La mecha está encendida y la bomba va a explotar en Buenos Aires. Más de treinta años después de su nacimiento, vuelve a reunirse Todos tus muertos, una de las bandas más combativas y picantes del rock nacional. Pioneros en el mestizaje musical, combinando punk, reggae, cumbia, hardcore y lo que venga, en este tercer retorno, los que están al pie del cañón son Fidel Nadal, Pablo Molina y Félix Gutiérrez, junto a una selección de músicos de la escena reggae local. Tras calentar motores por todo el continente, hoy se reencontrarán con su público porteño en Groove.
"Para mí volver a cantar con Todos tus muertos fue muy fuerte. Nos fuimos acercando naturalmente, viendo cómo nos sentíamos. Nos dimos cuenta de lo que teníamos, y nos gusta mucho. Estamos cebados. Ya estuvimos de gira tocando en el Lollapalloza en Chile, en el Vive Latino de México y en el Rock al Parque en Colombia, viendo cuáles eran los temas que mejor se habían conservado en el tiempo", dice Fidel junto a sus secuaces de siempre. "Igual, hay un ausente muy importante, que es Gamexane. En el tiempo en que nos peleamos y nos amigamos se nos fue. Es irremplazable", dice Pablito Molina recordando a Horacio Villafañe, fallecido en 2011. "De alguna manera sentimos que está con nosotros. La música te permite revivir a una persona. Todos nos vamos a ir, y una situación como esta te hace enfrentarte a tu propio fin", reflexiona Félix. Ahora sí, todos presentes.
¿Cómo recuerdan la escena donde se gestó la banda?
Félix: Era un momento bastante amargo, veníamos de la Dictadura y la calle era una mentira, te perseguían igual, la cana era bravísima. Una situación bastante opresiva. Para nosotros era una manera de salir de todo eso. De ahí, el nombre de la banda y la propuesta.
Cantar aquellas canciones 30 años después, siendo las mismas pero también otras personas, debe ser todo un desafío.
Félix: Yo sigo reivindicando el salvajismo, igual que en ese momento. Creo en eso. Por eso me fui un tiempo a vivir al monte, en una realidad más salvaje. No siento la diferencia.
Fidel y Pablo, en el medio, ustedes hicieron un camino que tiene que ver con la religión rasta y la música reggae.
Fidel: Religión es otra cosa, lo que nos involucró a nosotros es la cultura rasta. En la religión la gente tiene fe en algo que no sabe si es verdad o no, y no le importa. Nosotros nos basamos en algo más real que es la cultura rasta para los negros y la idea de la repatriación. Para que un negro nazca en la Argentina tuvo que haber pasado por un hecho ilegal, cruel y deleznable como lo es la esclavitud. Son delitos que no caducan nunca, porque son de lesa humanidad. Vengo de una familia muy politizada, y de pequeño ya escuchaba nombres como Malcolm X, Patricio Lumumba, El Che Guevara, José Martí, que me influenciaron bastante. Mi viejo era revolucionario, activista, periodista, cineasta, fundó el Comité en contra del Apartheid cuando Mandela estaba preso. En el primer disco de TTM escuchás hablar de Soweto, de la Matanza de Sharpeville, y es por eso. La gente mucho no entendía, pocos sabían quién era. Nosotros decíamos Mandela y entendían "mandala".
¿Cómo se conocieron?
Fidel: Nosotros salimos todos del punky, yo iba a ver a Los Laxantes, la banda de Félix y Gamexane, y también ya escuchaba reggae. Eramos pocos, nos conocíamos todos. No es como ahora, ahí te juntabas con el que le gustaba la misma música que a vos. Te tomabas el bondi dos horas y le tocabas timbre. Nos hicimos amigos, pasábamos semanas juntos. Un día me dijeron: "¿Hacemos un grupo y cantás vos?". Ellos veían un potencial en mí, no porque cantara bien, sino por las locuras que hacía. Como cuando le rompí el bajo de un cabezazo en un show a Félix. Yo quería hacer mi banda, tenía mis letras: "Ataque nuclear", "Juventud idiotizada", altos hits había compuesto. Ahí arrancamos. Ensayábamos en la casa de Félix, que vivía con Jorge Serrano (Decadentes). Gamexane era famoso porque tocaba en La Sobrecarga y andaba con el jopo, y yo me había ido a hacer la colimba al sur en el '84, al año siguiente de Malvinas. A la vuelta arrancamos. Al principio éramos Félix, Serrano y yo, con temas de Jorge interpretados a nuestra manera. Ensayábamos a raja cincha, sin baterista. Cuando llegó la bata fue una cosa de locos. El primer recital oficial fue en la Casa del Detenido Desaparecido en la calle Carlos Calvo en el '85, y ahí se juntó todo lo que cada uno traía. Yo con la historia de mi papá preso a cada rato, la represión, la tortura que yo sabía que le hacían. Era un niño y no sabía cómo reaccionar ante eso. Salíamos a la calle e íbamos presos tres veces por día, de una comisaría a la otra. Esa bronca se fue juntando y cuando nos pusimos a tocar fue como enchufar un cable. Explotaba. Todo para adelante, la gente enloquecía. Al principio tocábamos todos los jueves gratis por Plaza Serrano, haciendo las fotocopias de los flyers. Hasta que un día viene un chabón para invitarnos a tocar en el Parakultural. Nosotros éramos pirañas y nos re arengamos. En ese tiempo me llamaban por teléfono a la casa de la vecina: "¡Fidel, te llaman!". Todo era emocionante, hasta tomarte el colectivo. Cuando llegamos al lugar había un clima muy cultural. Se mezclaba de todo, teatro, música.
Ahí los veía Luca, que por lo que leí la banda le gustaba...
Fidel: Primero habló bien, y después mal. El nos conocía porque lo seguíamos desde la época del Einstein, y éramos medio los primeros punkies. Con Luca hablábamos de reggae, porque él venía de Europa y sabía. Pero un día estábamos probando sonido en Cemento, nosotros éramos re cavernícolas, si vos sonabas en la radio y todo el mundo te daba vuelta la cara. Eramos underground a morir. No lo decíamos, pero en parte teníamos envidia del que sonaba, afinaba y llevaba gente. Sumo empezó a pegarla y sonar en la radio, y cuando venía Luca caminando como cayéndose me habló y le corté el rostro. "¡Eh, caretas!", y se fue. Entró amándonos y se fue odiándonos.
Después fueron ustedes mismos víctima de ese pensamiento.
Fidel: Yo fui víctima de eso muchas veces después. En esto sabés que cada tanto te toca una raspadura. Pero tenés que seguir para adelante. Cuando firmamos con RCA y Gente que no empezó a sonar en la radio fue brutal. Era de locos. Toda la gente que nos venía a ver nos dejó de escuchar y de hablar porque éramos unos "vendidos". Nos odiaron. Era el año '88 y teníamos un show "visceral", como decían los periodistas, pero el único hit era Gente que no. Así que nos empezaron a contratar de los boliches. Ibamos a Jet Set, a Number One de La Salada, a la rotonda de Lavallol, y salíamos a los alaridos gritando "Terror al caos" en los boliches, donde estaban pasando música disco y cumbia. Nosotros hacíamos punk rock porque era lo único que podíamos hacer, lo que nos salía, porque también nos gustaba la salsa, la cumbia. Pero éramos muy protozoos en ese tiempo, después lo fuimos logrando. En la banda escuchábamos punk, reggae, cumbia, ska, salsa y otros ritmos. Cuando lo fuimos metiendo, a algunos también les chocaba. Nosotros teníamos esa licuadora, pero algunos querían todo hardcore. "Reggae nooo", nos gritaban cuando hacíamos Mandela, No más Apartheid, y nuestros reggaes. Hoy es distinto, una persona te escucha un reggae, un punk, un electro y no se le cae nada. En esa época era terminal. Si cambiabas de género no nos podíamos juntar más con vos. Si eras hardcore sólo podías escuchar ciertos grupos. Pero hubo algunos que aceptaron esa diferencia de géneros.
¿Cómo fue el encuentro con Mano Negra?
Fidel: Cuando los escuchamos nos emparentamos. Nos sentíamos re identificados. Yo enloquecí. "Tengo que conocer a esta gente, hay mucho en común con nosotros y lo tienen que saber", dije. Pablito todavía no cantaba en la banda pero éramos re amigos y casi que vivía en mi casa. Así que le dije que si tenía el auto de la vieja, "El Milqui", y llamé a un periodista que me pasó el dato de dónde estaban. Nos fuimos para el hotel a buscarlos, en Retiro. Les caímos como peludo de regalo. Encontramos uno que era diferente en la calle y al toque lo encaramos. Era el tecladista que había roto el monitor en lo de Pergolini. Ese día nos encontramos, y recién nos separamos una semana después. De ahí en más, juntos para todos lados. Así fue que nos invitaron a tocar con ellos en Obras. Cuando llegué a la sala y se lo conté a los que no estaban, me dijeron: "Dale, Fidel, encima que llegás tarde hacés chistes malos. Dale que me tengo que ir. Mirá si vamos a tocar en Obras, dejate de joder". Era la primera vez que tocábamos ahí. Hasta ese momento a nosotros no nos quería ver nadie. Llegábamos y la gente se iba. "Estos son peligrosos, re pesados". Una fama terrible teníamos.
Félix: A partir de ahí nos empezaron a mirar diferente, fuimos como "socialmente" aceptados. "Algo deben tener si los llaman estos franceses", pensaban.
El otro punto cumbre de la banda llega después cuando editan "Dale Aborigen".
Fidel: El Disco de Oro, el único. Fue otra etapa. Fuimos la primera banda argentina que salió al mundo sin una compañía que la banque. Fuimos solos, pagando todo nosotros, a México. Hasta ese momento sólo habían ido Los Fabulosos Cadillacs, Miguel Mateos, Soda Stereo, con sus compañías.
Félix: En la época previa a Dale Aborígen Pablito todavía no era parte de la banda, era el amigo que estaba siempre. Y le dijimos que lo necesitábamos, y ahí empezó como percusionista, a hacer un coro y a cantar. Y el disco llegó con él cantando temas y todo.
Fidel: Nosotros lo queríamos traer. Que estuviera con nosotros. El no tenía nada que hacer.
Pablo: ¿Te acordás que Manu te preguntaba: "¿Y éste no hace nada?"?
Fidel: Yo era muy jodón, muy pesado, ya nadie me aguantaba. A veces se iban y yo seguía haciendo chistes. Cambiaba la letra de los temas, cantaba cualquier cosa, y eso fue fuente de muchísimos temas: Trece, Andate, Tu alma mía. Ellos se iban de la sala y yo seguía. Me odiaban, pero después eso terminó calando hondo en nuestra personalidad. En Dale Aborigen pasó eso, éramos atrevidos, se condensó toda nuestra historia. Ya ni nos hablábamos de tanto que nos conocíamos. Ni que te echen de la casa te ibas, pasábamos todo el día juntos. A veces nos agarrábamos a piñas y después seguíamos tocando. Era más que una familia.
Pablo: Nos cansamos de las giras, nos peleábamos mucho.
Félix: Estábamos saturados de tanto agite.
Fidel: Fue cuando llegaron las giras por Europa, Estados Unidos, México, durante tres o cuatro meses. Pero esa saturación, cuando estábamos en el escenario, era una explosión que nos pegaba en el pecho. Por ahí íbamos todos en la misma combi y nadie se hablaba. Un clima insoportable. Nos odiábamos, pero como pasa con un hermano. Si salís a la calle y se pudre, sos el primero en pararse adelante para defenderlo, aunque no le hables.
¿Cuál es la intención de esta vuelta?
Félix: Para nosotros este año era para ver cómo nos sentimos tocando en vivo y a partir de eso ver qué surge. No estamos haciendo temas nuevos.
Fidel: Primero empezamos a vernos, después de tanto tiempo. Un día salió el: "¿Qué pensás de volver?". "Y... puede ser". Se fue acercando la idea, fuimos a ensayar, jugando. Salió mejor de lo que esperábamos. Tocamos un recital y nos gustó. Pintó otro y seguimos. Discutimos, nos peleamos, nos reímos, nos amigamos y empezamos la gira. Nos divertimos. Ahora ya tenemos una gira por la Argentina. Creo que el próximo paso, que no está planeado, es hacer un disco nuevo. No sé, pero si todo sigue así sería lo obvio. Uno y más. Si lo que nos gusta es esto.
Domingo, 25 de septiembre de 2016