TECNO
El ocaso de las disqueras y las nuevas tendencias de la industria musical
Quedaron atrás los tiempos en los que artistas en ascenso y consagrados necesitaban de las todopoderosas compañías musicales. Los cambios en hábitos de consumo llevan a rentar la música antes que comprarla
La industria de la música es probablemente una de las que más afectadas se ha visto por el aluvión de avances tecnológicos que se han dado durante los últimos años.
El cambio de paradigma originado por el lanzamiento de iTunes desarrollado por Apple hace ya más de 15 años, logró modificar por completo la estructura comercial que se encontraba vigente hasta el momento, basada en la compra de discos compactos físicos en grandes tiendas mayoristas.
La revolución que generó la llegada de los reproductores musicales formato mp3 iPod hizo que ya no fuese necesario acumular una enorme cantidad de cassettes (formato de grabación de audio en una cinta magnética desarrollado por Phillips en 1962), CDs o vinilos en el caso de los más puristas, pudiendo almacenar miles de canciones en un dispositivo de tamaño compacto.
Pero como todo lo que nace dentro de la industria tecnológica, el acelerado ritmo en el que se van presentando los distintos avances hace que la nueva tendencia dentro de la industria de la música sea el streaming, la distribución digital de contenidos multimedia de manera que el usuario consume el producto -generalmente archivos de video o audio- en paralelo mientras se lo descarga.
Dispositivos electrónicos como smartphones y tabletas conectados a Internet o a una red celular, ahora tienen acceso a una cantidad prácticamente incalculable de contenidos musicales de la mano de plataformas líderes como la sueca Spotify, que ya ha superado los 100 millones de usuarios alrededor del mundo, y otras opciones como Apple Music y la recientemente lanzada Tidal del rapero Jay-Z.
El streaming que hace sólo unos años representaba únicamente un nicho de mercado dentro de la industria de la música, se ha convertido en los EEUU en la mayor fuente de ingresos superando a las descargas y a los ya completamente demodé discos compactos, siendo cada vez más los usuarios que prefieren rentar su música antes que comprarla.
En el mercado estadounidense los recientes casos de éxito de la industria del streaming han logrado cambiar la forma en la que la música está siendo producida, mercadeada y vendida. Según datos de Nielsen, al 30 de junio el 36% de las ventas de música reportadas correspondían al formato de streaming, un gran crecimiento comparado a sólo el 20% en 2015 y muy superior al 26% que representan los álbumes físicos y el 20% de las descargas digitales.
Artistas consagrados y en ascenso ya no dependen exclusivamente de las grandes disqueras para potenciar su marca personal y liderar los charts
Alimentadas por la omnipresencia de los teléfonos inteligentes, el año pasado las ventas de música a nivel general y streaming crecieron, sólo en los EEUU, un 15% llegando a casi 550 millones de álbumes, comparado a 475 millones en 2014, ayudado en gran parte por la friolera suma de 317 mil millones de canciones streameadas desde las distintas plataformas.
Algunos artistas directamente han dejado de producir sus contenidos en formatos físicos y únicamente los lanzan en formato de streaming, no estando disponibles para su descarga o para la venta en tiendas, las cuales como gran parte de los espacios que hoy representan la industria del retail físico, están perdiendo cada vez más clientes.
El cambio del modelo de negocios es tal que hasta los responsables de los tradicionales premios Grammy han tenido que contemplar a estos artistas que sólo existen dentro del espectro del mundo digital a la hora de nominar a los posibles candidatos para obtener el codiciado galardón.
Con suscripciones de Apple Music y Spotify que no superan los 10 dólares mensuales, los usuarios de dichas plataformas tienen acceso a más música de la que jamás podrán escuchar en el lapso de sus vidas. Estos utilizan alrededor de 27 horas semanales los servicios de streaming, según un reciente estudio.
Lo que comprueba que más allá de los temores de muchos artistas que vieron el desembarco de los reproductores musicales en su momento como una amenaza a su supervivencia, y sobre todo a sus ingresos, el streaming ha llegado para quedarse y es una prueba de que millones de personas alrededor del mundo están dispuestas a pagar por la música que escuchan, y de esta manera continuar alimentando una industria que, a pesar de los intensos cambios que atraviesa, continuará siendo un motor creativo y brindará soporte a miles de nuevos artistas en ascenso por los años que vendrán.
Viernes, 9 de septiembre de 2016