FITNESS
Cinco beneficios de utilizar la bicicleta eléctrica
Una investigación de la Universidad de Colorado, EEUU, demostró que el vehículo eco-friendly tiene una ventaja extra para la salud con respecto a su hermana clásica
Andar en bicicleta es uno de los más recomendados ejercicios para el bienestar general. Su uso regular genera mejoras a nivel cardiovascular, fomenta la pérdida de peso, refuerza las articulaciones, reduce el colesterol y ayuda a tonificar músculos.
Por el contrario, las bicicletas eléctricas suelen ser despreciadas para ejercitarse ya que se las considera poco útiles para la actividad, además de cargar con el prejuicio general de no otorgar beneficios saludables que propinan las convencionales.
Las bicicletas motorizadas son un medio de transporte cómodo, silencioso, que no contamina el ambiente e ideal para personas con limitaciones físicas o mayores con problemas de movilidad. Pero a estas atractivas características se les suma otra importante: una investigación en Estados Unidos señaló que su uso regular también puede resultar muy saludable.
Esto lo reveló un estudio realizado por la Universidad de Colorado de Boulder, cuyo objetivo fue cuantificar los patrones de uso al cabo de cuatro semanas para determinar si la utilización de este artefacto mejora factores de riesgo cardiometabólicos, sobre la base de un entrenamiento significativo para aquellos que no se ejercitan con constancia.
El cardiometabolismo es una rama de la medicina en la que se analizan los temas cardiovasculares y metabólicos en conjunto. De esta manera, busca entender el origen de las lesiones para diagnosticarlas lo antes posible y poder actuar para prevenirlas.
El estudio en detalle
Del proceso formaron parte 20 voluntarios, tanto hombres como mujeres, todos ellos habituados a llevar una vida sedentaria, alejados de la actividad física y acostumbrados a utilizar el vehículo como medio de transporte. En primer lugar se sometieron a diversos análisis con el fin de saber sus niveles de presión arterial, consumo máximo de oxígeno, colesterol, azúcar en la sangre y también conocer su capacidad aeróbica.
Luego se les pidió que durante un mes usaran la bicicleta tres veces a la semana durante al menos 40 minutos por día, siendo el grado de velocidad y del esfuerzo una elección propia. En el transcurso debían portar un monitor de frecuencia cardíaca y un dispositivo GPS que controlaban su rendimiento. En total recorrieron un promedio de 20 kilómetros por hora y ninguno sufrió accidentes. Y "la velocidad promedio fue de alrededor de 12 millas por hora", aseguró James Peterman, director del estudio.
Tres beneficios comprobados
Pasado los 30 días a los participantes se les realizó una nueva revisión fisiológica, en la que los resultados arrojaron mejoras cardiovasculares y en el nivel de azúcar en la sangre, además de una mayor capacidad aeróbica.
En promedio, el ritmo cardíaco fue del 75 por ciento de cada persona, un número equivalente a un entrenamiento moderado, comparable con el trote liviano o una caminata a paso ligero. Y según los datos del GPS, la mayoría de ellos viajaron más del tiempo mínimo.
"El trayecto con este sistema puede ayudar a que aquellas personas con hábitos sedentarios incorporen actividad física en su día sin que tengan que dedicar un tiempo específico para el ejercicio", agregó Peterman, a la vez que informó que varios de los implicados terminaron comprando este tipo de bicicletas.
En conclusión, la bicicleta eléctrica aparece como una alternativa para quienes deseen incorporar actividad física a su rutina diaria y no tienen tiempo de ir a un gimnasio, salir a correr o hacer otro tipo de ejercicio. Los minutos de viaje hacia la escuela o el trabajo pueden ser productivos y utilizarse para generar un hábito más que saludable.
Martes, 16 de agosto de 2016