SALUD
Conmovedora carta de una médica tras recibir a un bebé muerto en un parto domiciliario
El caso tuvo lugar hace un mes en un hospital porteño. La profesional escribió una carta para concientizar sobre los riesgos que implica parir prescindiendo de las instituciones médicas.
El caso de una beba que murió en un parto domiciliario en Neuquén y cuyos padres ahora son acusados de homicidio culposo, abrió otra vez el debate sobre los riesgos que implican tanto para la madre como para el bebé el prescindir de una institución médica.
Hace un mes, una médica argentina que trabaja en un hospital público escribió en su blog una carta – que difundió el sitio Buena Vibra- a partir de una situación similar: una madre que llegó a una guardia con su bebé muerto, tras haber intentado un parto domiciliario.
Allí, la profesional conmovida por la situación que había vivido cuenta que ese día había llegado a la guardia “una madre con su hijo muerto” y sigue: “Había decidido tener el parto en su domicilio, aunque era su primer bebé y estaba en podálica (de cola). De familia acomodada e instruida, todos habían intentado disuadirla, sin éxito”.
En su carta, la médica enfatiza el rol de los médicos en estas situaciones: “Todos los que nos dedicamos al noble arte de curar, queremos que las cosas salgan bien. Estudiamos, nos formamos y especializamos, hacemos cursos de actualización para garantizarles a nuestros pacientes la mejor atención”. Y también destaca el rol de las instituciones médicas: “Contar con un hospital, con un equipo entrenado, con anestesia, con un quirófano, es un privilegio. Privilegio que nuestras antecesoras de siglos pasados no pudieron gozar. Durante siglos las mujeres murieron de complicaciones en el embarazo y en el parto. Ellas no tenían la chance de elegir”.
A continuación, la carta completa:
“Muchas veces tuve ganas de llorar agarrándole la mano a una paciente. Pero nunca antes había tenido ganas de llorar de rabia y de impotencia en esa situación.
Hoy llegó a mi guardia una madre con su hijo muerto. Había decidido tener el parto en su domicilio, aunque era su primer bebé y estaba en podálica (de cola). De familia acomodada e instruída, todos habían intentado disuadirla, sin éxito.
Las delincuentes que aceptaron llevar a cabo el trabajo de parto en el domicilio, al verse desbordadas por la situación llamaron al SAME. Y una ambulancia la fue a buscar, cuando ya no había más nada que hacer. Ni siquiera le hicieron el alumbramiento (salida de la placenta), el cual llevamos a cabo acá, en sala de partos, en condiciones de antisepsia, con suero, medicación e instrumental quirúrgico.
Todos los que nos dedicamos al noble arte de curar, queremos que las cosas salgan bien. Estudiamos, nos formamos y especializamos, hacemos cursos de actualización para garantizarles a nuestros pacientes la mejor atención. Aunque en el sistema público no siempre contemos con todos los recursos.
Si te pongo un suero, no te estoy faltando el respeto, estoy impidiendo que si tenés una hemorragia, entres en shock hipovolémico.
Si te doy medicación, es porque es necesaria.
Si te rompo la bolsa, es porque es importante conocer el color del líquido. Nos da información de cómo la está pasando el bebé en la panza.
Si te digo que necesitás una cesárea, no es porque “te quiera sacar de encima rápido”. Yo acá tengo que estar 24 horas. Es porque intento, en el mejor de los casos, evitar complicaciones. En el peor, salvar tu vida y la de tu bebé.
El embarazo y el parto son hechos fisiológicos, es cierto. Pero rápidamente, de un momento a otro, pueden convertirse en patológicos y potencialmente mortales.
Contar con un hospital, con equipo entrenado, con anestesia, con un quirófano, es un privilegio. Privilegio que nuestras antecesoras de siglos pasados no pudieron gozar. Durante siglos las mujeres murieron de complicaciones en el embarazo y en el parto. Ellas no tenían la chance de elegir.
¿Mi cuerpo, mi parto, mi decisión?
No se trata de tu cuerpo: está tu hijo en el medio.
¿Mi parto? No sos la única protagonista, en realidad sos apenas un personaje secundario, el protagonista es él.
¿Tu decisión? No tenés la formación para saber cuando está en riesgo tu vida ni la de tu bebé.
Primum non nocere. Primero no dañar. Nosotros lo sabemos. Ustedes también tienen que saberlo.”
Lunes, 25 de julio de 2016