PARA ESTAR ATENTAS
Cáncer de mama antes de los 40: ¡puede suceder!
Si bien es más frecuente cerca de los 50, hay estadísticas que indican un aumento de casos y los médicos lo confirman en sus consultorios. La genética y el estilo de vida podrían influir.
Edad? Treinta y pico. ¿Estilo de vida saludable? En un término medio, sin exagerar. ¿Una situación reciente de mucho estrés? Lo que a cada uno le toca -grave o no, según quien lo mire.
Después de este cuestionario un número inmenso de mujeres podría alejar de su cabeza la posibilidad de tener cáncer de mama justamente en ese momento, especialmente si no tiene antecedentes tan directos como para estar alerta. Y justamente en ese momento, si la sospecha por un bultito raro que apareció en la lola o las “eco y mamo” de rutina confirman el diagnóstico, el baldazo puede ser el más helado.
¿Será que “puede pasar”- o por qué no podría pasar- después de los 30 o es un caso muy excepcional? Los médicos lo aclaran. “El riesgo de padecer cáncer crece con la edad, siendo muy raro antes de los 30, y aumentando significativamente después de los 40. Sin embargo, en los últimos años, los profesionales involucrados en su tratamiento vemos un número considerable de pacientes menores de 40”, sintetiza la doctora María Eugenia Azar, miembro de la Sociedad Argentina de Mastología y médica del Instituto oncológico Angel Roffo.
Según los datos del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, “la cantidad de mujeres con cáncer de mama metastático (son los cuadros avanzados, cuando la enfermedad está diseminada en otras partes del cuerpo) diagnosticados entre los 25 a 39 años aumentaron un 2,1 por ciento por año desde 1976 a 2009, manteniéndose estable y con una leve disminución en la última década”, completa el doctor Martín Krakov, ginecólogo y obstetra.
Los motivos que influyen
Si hay alguna razón para este aumento, Krakov responde que “la mayor parte de los casos está relacionado con situaciones que aumentan la exposición a los estrógenos a lo largo de la vida”. La primera menstruación antes de los 12, nunca haber estado embarazada, la maternidad tardía -algo muy propio de esta era y de la forma de vida de las grandes ciudades- o no haber amamantado establece un mayor riesgo comparativo con aquellas que sí lo hicieron.
“Vale aclarar que esta modificación en el riesgo por sí sola, no suelen ser factores que permitan explicar el por qué de la enfermedad”, completa el doctor Jorge Piccolini, médico de la sección de mastología del Hospital Italiano de Buenos Aires.
Aunque sí, las probabilidades suben en las mujeres con antecedentes de la enfermedad y más aun, si se trata de un familiar de primer grado (madre, hermana e hija). “El cáncer de mama hereditario, asociado a la mutación de una serie de genes, representa el 5-10 por ciento del total de los cánceres de mama. Pero, si analizamos el grupo de pacientes jóvenes, entre el 25 y el 40 por ciento está relacionado con factores genéticos”, agrega Krakov.
Más causas para tener en cuenta (aunque no determinantes)
- La acumulación de tejido adiposo en el abdomen (no ocurre lo mismo cuando está localizado en las caderas o muslos)
- Un consumo habitual elevado de alcohol
- El cigarrillo
- No hacer actividad física
Para hacerle frente
En cuanto a los tratamientos, la tendencia, más allá de la edad, es diseñar la estrategia terapéutica apropiada para cada situación. En el caso de las mujeres jóvenes -además de la cirugía, radioterapia, quimioterapia y los tratamientos hormonales (cuando son tumores que necesitan el estímulo de los estrógenos y la progesterona para crecer)- se suele indicar una medicación que suprima la función ovárica durante un tiempo, que es lo que se conoce como menopausia química.
“Otro punto para tener en cuenta muy especialmente a esta edad es la preservación de la fertilidad”, sugiere Azar. Hay formas variadas de lograrlo. El médico especialista sugerirá la más apropiada para cada una.
¿Es más fuerte el cáncer en las mujeres jóvenes?
“La edad es un punto para tener en cuenta. Pero no el más determinante. Existen muchos factores que se analizan a la hora de establecer el pronóstico de una paciente con cáncer de mama. Los más importantes son el estadio en el cual se diagnóstico la enfermedad y el tipo de tumor”, subraya Piccolini.
Por eso, no dejar pasar los controles -con eco, mamo y, en algunos casos, resonancia magnética- cambiará, sin dudas, la perspectiva. Porque cuanto antes se detecta, mayores son las posibilidades de tener el pronóstico más esperado.
Viernes, 16 de octubre de 2015