¿TODOPODEROSAS?
“Dejá, mejor lo hago yo”: el difícil arte de delegar
Convirtiéndonos en "multitasking", nos acostumbramos a cubrir todos los frentes: organización de la casa, la familia, el trabajo y, paradójicamente, hasta el tiempo libre. No permitimos que se nos escape ningún detalle. Animate a perder un poco "el control" y dejá que otros te ayuden.
busca de nuestra independencia o desarrollo personal, hay veces que nos sentimos tironeadas entre el crecimiento profesional y los hijos. Convirtiéndonos en “multitasking”, nos acostumbramos a “cubrir” todos los frentes: organización de la casa, familia, trabajo y, paradójicamente, hasta el tiempo libre. No permitimos que se nos escape ningún detalle y, por las dudas, armamos el plan A, B y C. En definitiva, los mandatos culturales nos siguen pesando y el solo hecho de pensar, diseñar y actuar en pos de nuestro crecimiento laboral como proyecto personal nos dispara sentimientos de ansiedad, culpa y hasta el cuestionamiento de nuestro rol maternal. Esto, indefectiblemente, te fortalecerá en tu lugar de mujer multifuncional, intentando equilibrar pareja, maternidad y profesión.
Hace poco más de 40 años que las mujeres nos animamos a desafiar algunos mandatos sociales. Por ejemplo, el que asimilaba “mujer plena” a “familia”: logramos asociarlo no sólo al bienestar familiar, sino también al desarrollo personal y eso hace que hayamos avanzado en el reconocimiento laboral.
En los últimos años aumentó un 20% la ocupación de mujeres en puestos ejecutivos, aunque persista paradójicamente la desigualdad de salarios y la tasa de desempleo afecte a un 5,6% de los hombres y un 8,5% de las mujeres.
Pudimos desarrollarnos, lograr nuestra independencia económica. Pero también desarrollamos un alto nivel de estrés: cuatro de cada diez mujeres padecen de estrés. La autoexigencia es una de la dificultades del poder delegar, es uno de los activadores más importantes. En general, las mujeres que tienen esta dificultad son competitivas, perfeccionistas, impacientes, ansiosas, controladoras y con un bajo nivel de autoestima.
Son muchas las creencias que hay en relación con la acción de delegar. Una de ellas tiene que ver con la pérdida del control, con sacarse trabajo de encima o con el no ser responsable. Y, en realidad, el delegar tiene que ver con el reconocimiento de habilidades, con la confianza en uno, en el equipo y con el crecimiento personal-organizacional.
Estas pautas te pueden ayudar a repensar tu actitud respecto a delegar:
* Reactivación tus recursos emocionales. Intentar bajar tu nivel de autoexigencia y darte más permisos. Bajá tu nivel de ansiedad y aumentá tu confianza. Te puede ayudar a hacerlo el hecho de equilibrar diariamente los “debería” y los “tengo que hacer” con los “me gustaría” o “necesito”, tratando de ser consciente de cuántas de las situaciones diarias las vivís desde el lugar de la exigencia y cuántas conectadas desde el placer.
* Aceptación y reconocimiento. La aceptación de nuestras partes débiles nos permite conocerlas más en profundidad para poder crear estrategias de cambio; en el reconocimiento de nuestras fortalezas está el desarrollo de nuestro potencial. Escribirlas te puede ayudar a redescubrirte.
* Desactivá los hábitos tóxicos. El hecho de vivir desde la creencia “todo es importante, todo es urgente” te hace estar en un estado de alerta y estrés crónico. No todo es importante ni todo es necesario que lo hagas vos. Reconocé las prioridades. Delegar en forma parcial (es decir, parte de la tarea) te puede ayudar a dar el primer paso para poder salir de la sobreexigencia.
* Comunicación emocional asertiva. Ser clara, precisa y directa en la transmisión del mensaje y confirmar su comprensión a través de repreguntas te permitirá delegar en forma eficaz.
Son muchos los beneficios que podés vivenciar al aprender a delegar: fortalecés tus habilidades, tu confianza y la del equipo. Pero la más importante es que cambiarás tu calidad de vida. Porque, en definitiva, somos las opciones que elegimos.
Lic. Adriana Waisman, psicóloga especialista en conductas adictivas y trastornos de ansiedad.
Miércoles, 23 de septiembre de 2015