CINE
Verónica Llinás protagoniza y codirige "La mujer de los perros"
Sobrio y conciso, el filme -que produjo El Pampero, la empresa fundada por su hermano Mariano Llinás- propone con sutileza una reflexión acerca de la posibilidad de una vida soberana y libre, más difícil pero mucho más cercana a lo natural, ajena a las imposiciones de la vida en una sociedad capitalista, sin necesidades espurias, sin alienación y sin estrés.
La actriz Verónica Llinás es la protagonista y la codirectora, junto a Laura Citarella, de "La mujer de los perros", un atractivo largometraje que se estrena y en donde interpreta a una mujer silenciosa y taciturna que vive, al igual que la jauría que la acompaña, en pleno contacto con la naturaleza, sobreviviendo con la caza y la recolección de los restos que la sociedad -de la cual eligió apartarse- desecha.
Ganadora del Premio a la Mejor Actriz en el último Bafici, Llinás debuta aquí como cineasta pero también interpreta su primer papel protagónico en cine gracias a la posibilidad de hacer un filme independiente de bajo presupuesto, pero especialmente de conectarse con un proyecto diferente a todos los que le venían ofreciendo, "mucho más personal, donde tuviera un rol de creación y no de mera interpretación".
"La película surgió en relación a mis posibilidades y en base a la idea de crear con lo que se tiene a mano. Hay una gran coherencia entre mi personaje, una mujer que vive del mínimo recurso, y lo que la película hace en su capacidad de síntesis tanto en lo económico como en su puesta en escena. Es una película que tiende siempre a lo mínimo e indispensable", destacó Llinás en una entrevista con Télam.
La película, que pasó por los festivales de Rotterdam, Nueva York y Viena, llegará mañana a la Sala Lugones del Teatro San Martín (avenida Corrientes 1530), donde se verá de jueves a domingos; a partir del sábado y todos los sábados a las 20 en el Malba (avenida Figuera Alcorta 3415) y desde el 9 de septiembre en el Bama (Roque Saenz Peña 1145), todos los miércoles a las 22.
Llinás, que se propuso hacer "un personaje que fuera fácil de hacer sin maquillaje ni demasiado vestuario, porque detesto la coquetería femenina", encarna a una mujer misteriosa que vive alejada de la sociedad, con la única compañía de 10 perros que conviven con ella en una pequeña cabaña que ella misma va construyendo, a medida que el tiempo pasa y se avecinan el frío y las lluvias del invierno.
Según recordó Laura Citarella, su codirectora, "nació una relación creativa con Verónica a partir de la película. Como no nos conocíamos mucho, teníamos que descubrir un montón de cosas, por ejemplo cómo funcionar como equipo y, al mismo tiempo, ir descubriendo qué película queríamos hacer y cómo debíamos filmarla. Ese aprendizaje se ve en la película misma: como ella construye su casa, nosotros también íbamos construyendo esta relación".
La cineasta, autora de "Ostende" y productora de filmes como "Historias Extraordinarias", de Mariano Llinás, y "El estudiante" de Santiago Mitre, dijo que "había un trabajo muy fuerte con la realidad que no queríamos traicionar. Todas eran preguntas muy difíciles de responder y fueron encontrando respuestas con el paso del tiempo. Podíamos dudar y no estar seguras, pero cuando algo funcionaba o no, estaba muy claro para ambas".
Citarella señaló que durante el rodaje "el guión era la columna vertebral, pero toda la carne que se le podía poner se fue generando en esos tres años de relación con el entorno. Debíamos ser muy permeables a un estado permanentemente atravesado por la naturaleza, y a movimientos que nos excedían a todos, como por ejemplo los perros".
De todos modos, para la directora, "las cosas cobraban más valor porque supimos esperar a que surgieran espontáneamente. En la película hay algo en el orden de lo inesperado que le da más valor. Por eso, esta película está mucho más atravesada por la realidad y por todo lo que ella nos entregaba", añadió.
En ese sentido, Llinás señaló que "cuando un material es genuino y sale de adentro siempre habla de cosas importantes de la vida, de cómo uno quiere vivir y morir, de la libertad. Me entusiasmaba contar que una vida absolutamente fuera del dinero es posible y que además es una buena vida. En ese ejercicio de imaginar se jugaban muchas cosas: la soberanía personal y la libertad de vivir según sus propias reglas".
Para ambas realizadoras, "no hubo ni hay una búsqueda de definir nada, la película desclasifica todo el tiempo y sale de cualquier encasillamiento. Todo el tiempo abre el juego a un estado móvil, tal como viven los perros y se comporta la naturaleza. No queríamos darle un marco social ni una explicación, sino dejar una gran parte del personaje dentro del misterio".
Citarella opinó que se trata de un modelo que "entiende a la producción como la producción de un hecho artístico. En lugar de ir en detrimento de las películas, esos engranajes terminan delimitando un gran sistema de ideas estéticas, donde la producción se vuelve en un aliado del hecho artístico".
En relación a la puesta en escena, basada fundamentalmente en el plano general y el plano secuencia, Citarella explicó: "Nos propusimos un trabajo en el espacio, una forma de retratarlo en relación con cierta densidad y profundidad del paisaje que funcionaba mejor en planos generales. Creo que es la forma más sintética y democrática del cine, porque en el plano general la gente elige qué ver y nadie le impone nada".
Jueves, 3 de septiembre de 2015