DE LEVANTE
Fugaz y mentirosa: ¿La conquista de hoy?
Los hombres cambiaron en sus maneras de encarar y de comprometerse. Ante su conducta, las mujeres nos sentimos inexpertas y nos mata la ansiedad. ¿Cómo facilitar el encuentro y cuándo conviene salir corriendo?
uchas mujeres separadas les resulta una sorpresa cómo han cambiado las reglas de la conquista. Se sienten anticuadas, desinformadas y sin los recursos necesarios para encarar los vaivenes de una nueva relación.
Perdieron “roce social” por vivir en una especie de “campana de cristal”, al amparo de sus maridos o de una vida ligada al trabajo o a la crianza de los hijos. Y, encima, no comprenden los nuevos códigos basados en la fugacidad o en la mentira.
Tampoco entienden cómo las amigas o compañeras de trabajo se someten a vínculos que tienen mucho de sufrimiento, falsedad e ilusiones vanas. Las mujeres que encaran nuevamente una vida amorosa no saben cómo hacer para conocer y mucho menos para conquistar a los hombres de hoy. Ante cada decepción surgen las clásicas preguntas o los cuestionamientos personales convertidos en reproches y cachetazos varios a la estima.
Los hombres pueden haber cambiado en sus maneras de cortejar y de comprometerse a una relación, pero las mujeres se han vuelto inexpertas o no saben usar las condiciones naturales, reemplazando la intuición por una imagen de hombre conveniente a sus intereses o anticipándose al devenir con una ansiedad pasmosa.
Rasgos masculinos actuales de conquista
1. Buena “labia” y caballerosidad.
2. Uso de las redes sociales o páginas de contactos.
3. Prolongación de las charlas vía chat, que postergan el encuentro.
4. Discurso con tinte narcisista, centrado en sus potencialidades y logros materiales.
5. Discurso basado en los fracasos anteriores. Las mujeres ocupan el lugar de “brujas”, demandantes, intolerantes, provocadoras e incomprensivas.
6. Desde el inicio expone la vida laboral y social con la intención de que se respeten los espacios individuales. Limitan la posibilidad de todo reclamo posterior: “Yo te lo dije desde un principio: mi trabajo y mis amigos son sagrados”, se atajan.
7. No se ponen tan insistentes con el primer encuentro sexual, “se hacen desear”. Su conducta genera preguntas: “Qué raro que todavía no me quiera llevar a la cama. ¿Será gay, tendrá impotencia, o es un caballero que sabe actuar con cautela?”
¿Qué hacer?
Las nuevas reglas de conquista masculina basadas en rasgos clásicos (caballerosidad, buena labia, toma de iniciativa, virilidad) y modernos (defensa de los espacios propios, no convivencia, despliegue de la seducción) sorprende a las mujeres que esperan de ellos más compromiso, y tranquiliza a otras que no desean más que un compañero para compartir salidas, sexo y por nada cederían su comodidad.
Los varones ponen a resguardo los logros conseguidos, sobre todo después de relaciones previas conflictivas. Algunos sostienen sus convicciones a ultranza, otros dejan ver sus inseguridades. La presencia de seducción y buena disposición en las primeras salidas no condice con su discurso firme de “no compromiso”; de ahí que muchas mujeres crean que ellas van a poder convencerlos de lo contrario...Y se dan contra la pared.
Existe un desacuerdo entre lo que dice y lo que se expresa, algo así como un doble discurso simultáneo: por un lado digo que no quiero y por el otro me muestro interesado. Es fundamental la comunicación franca, que cada uno pueda explicitar sus intereses. Y a veces se hace necesario volver sobre el tema para reconfirmar, o no, la postura inicial. También hay que comprender que “pasarla bien” no es sinónimo de relación en comienzo.
Para no sufrir desilusiones, los hombres deben ser más claros en sus expectativas y las mujeres deben darle más valor a la intuición y menos importancia al componente ilusorio que toda nueva conquista conlleva.
Por el doctor Walter Ghedin, médico psiquiatra y psicoterapeuta, autor de "Amores ansiosos y otras cuestiones del amor", de ediciones Lea.
Martes, 21 de julio de 2015