FESTIVAL
Jack White y Robert Plant trataron de hacer olvidaron las fallas de organización del Lollapalooza
Los rockeros Jack White y Robert Plant le dieron un toque de distinción al inicio de la segunda edición del Festival Lollapalooza, en el Hipódromo de San Isidro, donde volvió a ponerse en evidencia el escaso respeto con el que los productores locales tratan al público.
Ante una concurrencia mucho menor que la de la edición 2014, Jack White y Robert Plant pusieron el pendón bien alta con su interpretación juntos de "Lemon Song", del segundo disco de Led Zeppelin, al que le agregaron unos versos del blues de "Howlin Wolf, "Killing Floor" que inspiro a los Zeppelin a componer su canción.
Plant regreso a la Argentina con su banda The Sensational Space Shifters, con la que ya se había presentado en el Luna Park, integrada por el guitarrista Justin Adams, el tecladista John Baggot, el bajista Billy Fuller, el baterista Dave Smith y el guitarrista Liam "Skin" Tyson. A ellos se le suma Camara, un joven gambiano multi-instrumentista.
Todos presentaron el muy elogiado disco "Lullaby and... The Ceaseless Roar", más otros clásicos del repertorio de Plant, además de versiones remozadas, más suaves y con aires africanos y árabes de las canciones del repertorio de Zeppelin.
Desde su disco con la cantante Allison Krauss, la carrera de Plant ha revivido con discos y DVD en los que el notable cantante se metió en el bluegrass, el country y el folk, y también en canciones pasadas por el tamiz de la influencia de música árabe y africana, que siempre marco su carrera.
Un rato después subió al escenario Jack White con su particular forma del ver y tocar el blues, con una banda notable, que lo acompaño en todos los rocanroles y mientras el talentoso músico tocaba canciones de sus dos discos solistas "Lazaretto"y "Blunderbuss".
White, con el pelito corto, peinado rockabilly, patillas, toco la guitarra, el piano y concreto un concierto formidable, demostrando su capacidad artistica, su talento y su versatilidad.
Otra de las notas destacas la dio el grupo St. Vincent, detrás del cual se esconde la cantante y guitarrista Annie Clark, que con su voz y su especial manera de azotar su instrumento sorprendió a todos los presentes, a pesar de que la mala programación del encuentro la ubico a las 15.15 en la grilla. Con un rock electrónico, poderoso, visceral y emotivo, Clark justifico todos los elogios que viene recibiendo de la critica.
La jornada también incluyo la presentación de bandas como The Kooks, Foster The People o Interpol que junto al convocante DJ Calvin Harris, explica el objetivo de este encuentro rockero: el publico ABC1 de la exclusiva Zona Norte del conurbano bonaerense.
Por esa razón, la decisión de concretarlo en el vasto Hipódromo de San Isidro no es casual, desde el momento en que el abono general cuesta casi 1300 pesos, el ticket de estacionamiento 280 pesos y las entradas VIP van hasta los 3.500 pesos.
Pero además, en esta edición, el festival soslayó a la música argentina, al no presentar no solo a algún grupo o solista convocante local, sino al dejar de lado a bandas ascendentes y a lo más interesantes de la escena under. El único artista argentino reconocido es Pedro Aznar que toca hoy a las 16.15. Después se convocó a DJs argentinos o a algún que otro grupo nuevo que debe tocar en horarios ridículos como al mediodía.
Algunos de estos artistas tocaron ante un predio vacío, ya que ayer las puertas se abrieron más tarde, lo que provocó un embudo en el ingreso, sumado a que los baños quimicos no eran más de 50 para un encuentro que espera reunir a más de 15 mil personas por día como base. En otros encuentros rockeros, los baños quimicos se cuentan de a centenares y cerca de los lugares de reunión del publico, para evitar caminar largos trechos.
Las colas para los baños eran una postal de la jornada de ayer, igual que la que se produjo a las 18, cuando a los puestos de venta de comida, se les acabaron las hamburguesas, el agua y algunas gaseosas.
Estas fallas corresponden a la organización local, ya que tal como ayer relataban periodistas y turistas, la edición chilena del Lollapalooza realizada hace una semana, fue "impecable" en todo lo que respecta al trato al publico, al punto tal que en Chile Cruz Roja y otras ONG reparten botellas de agua en forma gratuita. Solo para dar un ejemplo de muchos.
A eso se suma el particular comportamiento de un publico adolescente ABC1, que confirmó que la cultura de la fragmentación llego para quedarse. Ya que esta franja etaria ya no baja más discos enteros de la plataformas legales o ilegales, sino que lo hace de a canciones, como un regreso a la época del single o simple.
Y ese comportamiento se reflejo ayer, cuando se cercaban al escenario para ver los shows de Foster The People, Kooks, Cypres Hill y otras bandas, escuchaban y bailaban las primeros cuatro o cinco canciones de un set de más de 40 minutos, y luego se marchaban hacia otro sector del predio. Todo breve y urgente en cuestiones de consumo masivo.
Domingo, 22 de marzo de 2015