EN AÑO NUEVO
Tres jóvenes fueron golpeados por patovicas en una fiesta en Goya
En las últimas horas tomó estado público la terrible agresión que sufrieron dos adolescentes en el primer día de 2015 por parte de patovicas durante una fiesta privada realizada en la localidad de Goya para recibir el nuevo año. El hecho fue denunciado a través de las redes sociales por las madres de ambos jóvenes.
María Verónica Rossi, de 39 años, de profesión médica, y Valeria Calvi mostraron su indignación en sus respectivas cuentas de Facebook por el ataque de patovicas sufrido por sus hijos adolescentes y un tercer joven y rechazaron la violencia con la que actuaron los encargados de la seguridad.
Verónica Rossi se manifestó indignada y con mucha impotencia contra el hecho de violencia del que fue víctima su hijo Nicolás Ferreyra, de 17 años, mientras participaba de una fiesta privada organizada por un conocido hombre de la noche local.
Al parecer, el menor habría mantenido algún tipo de altercado menor dentro de la carpa que se había montado para los festejos, hecho por el cual el organizador habría ordenado al personal de seguridad que lo retirara del lugar y fue en ese momento cuando le aplicaron una brutal paliza.
Rossi contó que "después de golpearlo salvajemente a su hijo por la espalda, tirarlo al piso y seguir pegándole, fueron los amigos de su hijo mayor (hermano) los que intervinieron a tiempo para que no lo sigan castigando".
La denunciante explicó que el organizador de la fiesta, a quien conoce, la llamó por teléfono pidiéndole disculpas, ya que "no sabía que se trataba de su hijo, sino no daba la orden de que le pegaran", como si eso cambiara las cosas. "No importan las personas ni hijo de quien seas. Son estos hechos de cobardía los que te definen como persona", resaltó.
Valeria Calvi y su esposo Ricardo Pergallini también denunciaron la agresión que recibió su hijo Giuliano en el mismo lugar y la misma noche del ataque Nicolás Ferreyra.
La mujer contó que el día en que se produjo el lamentable episodio se dirigió al lugar junto a su esposo para pedir una explicación de lo sucedido, pero no obtuvo respuesta alguna por parte del organizador ni de ninguna otra persona que se haga responsable.
"La violencia carece de amparo alguno", escribió Calvi y explicó que "si una persona va a una fiesta y molesta o provoca disturbios al que la organiza, debe ser retirada del lugar pero con modales adecuados, sin violencia, ya que para ello se exigen los controles de seguridad correspondientes".
(El Libertador)
Lunes, 5 de enero de 2015