MERCADOS
Italia entra en recesión nuevamente y pone en aprietos a Renzi
La economía de Italia, tercera de la Eurozona, ha vuelto a entrar en recesión tras caer por segundo trimestre consecutivo, abriendo serios interrogantes sobre los planes del primer ministro, Matteo Renzi, y llevando inquietud a sus socios del euro.
De acuerdo con los datos revelados el pasado miércoles por Istat, el instituto italiano de estadísticas y censo, la economía del país retrocedió un 0,2% en el segundo trimestre de este año y respecto del primero.
Entre enero y marzo, el PIB había descendido un 0,1%, por lo que el resultado del segundo trimestre tipifica una situación denominada "recesión técnica", lo que acaece tras dos períodos consecutivos de caída.
El resultado ha sorprendido a todos los sectores sociales, incluidos los economistas, políticos y altos funcionarios del Gobierno de Renzi, quienes descartaban otra pérdida de fuerza de la economía.
El ministro de Economía, Pier Carlo Padoan, admitió el mismo miércoles que "nos esperábamos datos más altos, en línea con las previsiones de la zona euro", aunque se mostró optimista de cara al futuro.
Padoan precisó que "los datos negativos se refieren a las inversiones", pero que, en cambio, "los datos sobre el consumo y las exportaciones son moderadamente positivos", lo cual ha esperanzado al ministro sobre la posibilidad de una recuperación basada en una mayor confianza de los consumidores.
Para ubicar estos resultados en el contexto de la crisis mundial iniciada en 2007 en Estados Unidos y que golpeó con fuerza a Europa a partir de 2008, hay que recordar que Italia entró en recesión en 2011.
Esa situación ha significado un total de nueve trimestres de caída de la economía, que llegó a su punto más alto el año pasado cuando el PIB perdió un 1,9%, y que había salido de esa situación en el último trimestre de 2013 al crecer apenas un 0,1%.
De esta manera, el primer ministro Renzi, quien logró una aplastante victoria electoral en mayo pasado, ve como se altera significativamente el cuadro de sus planes graduales para una reforma económica de gran calado.
Su prioridad está, hasta este momento, en avanzar raudamente en la reforma política para dar mayor gobernabilidad al sistema parlamentario a través de una nueva ley electoral y se un proyecto para suprimir el poder del Senado para bloquear o modificar las leyes aprobadas en Diputados.
Ahora, Renzi deberá comenzar a prestar mucha atención a los reclamos que estos datos han desatado por parte de sus críticos de derecha, quienes le recriminan el retraso de la puesta en marcha de la reforma laboral y del achicamiento del Estado, mensajes clave en el inicio de su acceso al poder.
Por izquierda, Renzi logró, hasta el momento, contener y debilitar a sus opositores con la aprobación de la única medida relevante que ha adoptado en el campo económico que es la reducción de 80 euros mensuales en el pago del impuesto a la renta de los trabajadores de menores salarios.
Pero, ahora, el precario equilibrio político conseguido por Renzi podría estar en cuestión ya que algunos economistas creen que ha llegado el momento de abordar una fuerte disminución de los salarios y de los costos del trabajo en en general.
Esta medida se enmarca dentro de la doctrina ortodoxa que hace del salario la principal variable de ajuste para mejorar la productividad y la competitividad de los bienes italianos en el mercado mundial, devolviendo al capital el interés en la inversión, que es el elemento más preocupante en Italia.
Sin embargo, otros analistas tienen una visión más coyuntural de la entrada de Italia en recesión pues creen que el retroceso se debe a una menor demanda de productos por parte de Rusia y de dos socios muy importantes de Italia como son Francia y Alemania.
Este enfoque resalta a la crisis de Ucrania como motor de los problemas y considera que una disminución de la tensión en esa región traería una vuelta a la normalidad de las compras de Rusia a alemanes, franceses e italianos, y también de la relación comercial entre los miembros de la Eurozona.
En cualquier caso, todos los analistas y críticos del Gobierno abogan por una reforma que flexibilice el mercado de trabajo y tienda a bajar los salarios y remuneraciones del trabajo, así como por una reforma del Estado que significará, sin dudas, despidos en el sector público.
En una economía que sufre la tasa de desempleo juvenil más alta de Europa y en la que la destrucción de empleo no ha cesado en muchos años, las reformas propuestas encuentran eco en ciertos sectores, pero también despiertan una dura resistencia en otros.
La tarea de Renzi, por tanto, será ardua, difícil y sin un resultado claro, ya que no se puede desconocer que la tarea de enderezar la alicaída economía de Italia encontrará obstáculos insalvables en los límites que encuentra en la situación de la Eurozona y del resto del planeta.
A su turno, los gobiernos de la Eurozona también se inquietan por las noticias que llegan de Italia, ya que una continuidad indefinida de la recesión en la tercera economía regional pondría a la orden del día una nueva discusión sobre qué es lo que no está funcionando de la política de Bruselas y cómo solucionarlo.
Una cuestión que sería cómo abrir la Caja de Pandora en un continente que apenas comenzaba a apaciguarse después de seis años de crisis económica y financiera.
Sábado, 9 de agosto de 2014