TELEVISIÓN
Emotiva despedida de la exitosa telenovela Avenida Brasil
El último capítulo de la tira brasileña de amor y venganza se emitió ayer en el Luna Park, donde estuvieron los protagonistas del éxito, generando ovaciones entre los asistentes que agitaron pañuelos blancos, para despedir a quienes los acompañaron a diario."Avenida...", suceso en 125 países, concluyó mostrando a la pareja unida con un hijo pequeño, aunque evitó caer en el habitual esquema narrativo de "y fueron felices, y comieron perdices...".
Joao Emanuel Carneiro, autor de guiones para el cine como el de "Estación Central" (1999) creó una poderosa trama, cuyo final siguió una línea narrativa pasional y algo oscura, típica del producto, marcando un rating promedio de 27.1 que, de acuerdo a datos de Ibope, lo convirtió en el programa más visto del lunes.
La pareja de la telenovela, la bella Déborah Falabella (Nina) y Caua Reymond (Jorgito) -encendió a la platea femenina que no paró de gritar su nombre-, se mostró emocionada ante la calidez del público que colmó las instalaciones, y agotó las entradas del estadio en menos de dos horas.
El autor y actor Marcos Carusso (Leleco), la estupenda Vera Holtz (Ma Lucinda) y el simpático Alexandre Borges (Carlitos) también fueron de la partida, y reocrrieron el escenario del predio, agradecidos y afectuosos con los devotos de la tira.
"Avenida...", suceso en 125 países, concluyó mostrando a la pareja unida con un hijo pequeño, aunque evitó caer en el habitual esquema narrativo de "y fueron felices, y comieron perdices...".
La dicha final de los "buenos" los mostró reflejando ciertas señales de angustia y cansancio, como buenos sobrevivientes de una lucha extensa entre la villana Adriana Esteves (Carmina) y Falabella, batalla coronada por el perdón mutuo, en una escena memorable donde la mirada de ambas fue más elocuente que cualquier palabra.
La tira que obtuvo 22 premios y una candidatura al Emmy en 2013, mostró un Brasil suburbano, alejado de la estética de postal colorida, con una clase social que desde hace poco tiempo accede a beneficios y los mantiene como puede, rescatando los lazos entre pares, el espíritu de barrio, más allá de los nuevos brillos y las luces.
Dentro de esta lógica, la escena final mostrando los goles -Jorgito metió uno- que permiten clasificar al equipo de "El Divino", barrio de ficción y cuna de pasiones, fue ilustrativa de esa impronta de grupo, de victoria compartida, que signó a la trama, donde el deseo de hacer justicia motivó acciones fuertes de la heroína.
Mientras el partido de futbol concluía, se pudo ver a los protagonistas principales -y no tanto- alentando y festejando desde los tablones, emocionados y exhaustos, una pintura fiel al espíritu de la ficción que enamoró al público, que ya comenzó a extrañar su mística.
Martes, 8 de julio de 2014