La banda estadounidense hizo vibrar el Estadio Único de La Plata.
Metallica en Argentina
Durante el fin de semana, la capital de la provincia de Buenos Aires recibió la visita de Metallica. La banda norteamericana emblema del heavy metal mundial hizo enloquecer a un verdadero hormiguero de cabezas y remeras negras, que agitaron con pasión y los puños en thrash, desde los palcos VIP hasta la masa homogénea de los que traspiraron en el campo.
En un show vibrante de dos horas y media, la banda compuesta por el vocalista y guitarrista James Hetfield, el guitarrista Kirk Hammet y el bajista Robert Trujillo recorrieron una y otra vez la pasarela del escenario desplegado sobre el mismo ancho del campo de juego, inyectando éxtasis y emoción a los que se aguantaron la presión y el calor de estar adelante, mientras saltaban al ritmo del doble bombo, los platillos y demás tachos con los que Lars Ulrich agitaba desde la batería a la marea humana que empujaban hacia las vallas de contención.
En el marco de una gira internacional, ofrecieron al público de cada show la variante para el armado de la lista de temas (“Metallica, By Request”), fueron los propios presentes quienes por voluntad de la mayoría eligieron votando, a través de internet, los temas favoritos que sonaron “a la carta” y sacudieron hasta la lona del techo del estadio con los clásicos fundacionales del heavy estadounidense, surgido en San Francisco hace más de treinta años.
Fanáticos de todas las edades, familias enteras con niños y embarazadas, y hasta más de uno que se le animó en muletas, se dieron cita desde todos los rincones del país; como lo evidenciaron algunas banderas de Córdoba y Mendoza que colgaban de las tribunas. Algunos, hicieron más de 6mil kilómetros para ir y venir desde Ushuaia a La Plata, y hasta un importante número de uruguayos coparon durante todo el fin de semana la terminal de Buquebus, con remeras metaleras y el inseparable mate bajo del brazo.
Tres pantallas gigantes de alta definición y un sonido monstruoso fueron el soporte con el que le dieron rosca y temperatura a dos noches inolvidables para las más de 100 mil almas que pasaron por la capital de la Provincia y le dieron altura de primer nivel a un show histórico que dejó con piel de gallina hasta a los metaleros más rudos.
A diferencia del recital que dieron en la Antártida hace menos de seis meses, Metallica se saco la mufa de sonar enchufados a las dos torres de sonido -más unos cuantos parlantes que colgaban de la estructura del Estadio-, e hicieron vibrar a todos en un espectáculo sin desperdicio.
Antes del irse, con los primeros golpes de “Seek and Destroy” llovieron sobre la gente cientos de bolas inflables negras que rebotaron en el aire por algunos minutos sobre el hervidero de metal humano, alucinados por una de las bandas más emblemáticas del género oscuro del heavy metal. La despedida del sábado también fue lugar para emocionarse arriba y abajo del escenario, tras un adiós que demoró unos 15 minutos y culminó con el líder de la banda agradecido levantando sobre sus espaldas una bandera argentina de Metallica, para alcanzar el clímax y la explosión final.
Jueves, 3 de julio de 2014