CINE NACIONAL
Argentina entra en competencia oficial en el Bafici con "La Salada"
El cine argentino entró en la Competencia Internacional del 16to. Bafici con "La Salada", sólida ópera prima de Juan Martín Hsu, que toma a esa gigantesca feria comercial como contexto para describir las emociones y la situación de soledad y desarraigo que viven sus personajes, inmigrantes de países tan distantes como Corea, Taiwán y Bolivia que llegan al país a buscarse la vida.
El director sostuvo que "muchas de esas sensaciones tienen que ver con personas que no pueden regresar a sus hogares y, aunque quisieran irse, acá en la Argentina hay algo que los atrapa y los detiene.
Hijo de madre taiwanesa y padre chino, el argentino Hsu conoce de cerca las sensaciones de nostalgia y melancolía que sufren distintas generaciones de inmigrantes llegados a Buenos Aires por motivos personales o políticos, y que -tal como dice uno de los personajes en el filme- saben que "a la Argentina no hay quien la entienda, por lo que sólo queda aprender a quererla".
Ganador del premio de postproducción en el último Festival de San Sebastián, que le permitió trabajar en los mismos estudios donde terminaron sus filmes directores como Pedro Almodóvar, Juan José Campanella o Alex De la Iglesia, Hsu se interna en el universo barroco del gran mercado informal llamado "La Salada" para abordar las vivencias de un taiwanés, un joven boliviano y un comerciante coreano y su hija.
"La Salada es el lugar que enmarca a todas estas historias y personajes. Es un espacio abrumador y absorbente, muy caótico, donde se mezclan culturas y formas de vida en un gran barroquismo, y para mi eso era ideal para que estas historia pudieran ocurrir", afirmó el cineasta en una entrevista con Télam.
"La Salada es el lugar que enmarca a todas estas historias y personajes. Es un espacio abrumador y absorbente, muy caótico, donde se mezclan culturas y formas de vida en un gran barroquismo"
Juan Martín Hsu Protagonizada por Yun Seon Kim, Chang Sun Kim, Ignacio Huang, Limbert Ticona y Paloma Contreras, "la película tiene como eje al desarraigo y todas las emociones que lo acompañan, como la soledad, la nostalgia y la melancolía", señaló Hsu, quien recordó además que el premio obtenido en Donosti le permitió darle a la película "un cáracter más profesional, al punto que no se nota la precariedad con la que filmamos".
De todas las historias de inmigrantes que ocurren a diario en la vida real en La Salada, Hsu eligió narrar sólo tres, una de las cuales es la de Huang, un joven taiwanés sensible y solitario que se gana la vida copiando DVD truchos de películas argentinas, a las que mira con mucha atención para intentar aprender el idioma y asimilar mejor la cultura local.
"Mira mucho cine argentino para conocer más de la cultura argentina, para poder sentirse más parecido a los otros y para aprender más el idioma castellano y poder entender un poco la cultura nacional", explicó el director, que rinde así un pequeño homenaje a filmes que lo ayudaron a formarse, como "Nueve Reinas", "Rapado" y "Juan Moreira".
Otra de las historias es la de la joven coreana Yun Jin, quien ayuda a su padre en la administración de varios locales de venta de ropa en La Salada y que, como parte de una generación de jóvenes llegados a la Argentina desde muy niños, se siente escindida entre la obligación de cumplir con ciertas tradiciones y la posibilidad de enamorarse de un argentino e integrarse más vivamente a la sociedad local.
Por último, Hsu se inspira en la novela "Bolivia construcciones", de Sergio Di Nucci, para describir las vivencias de Bruno, un joven inexperto y naif que llega a Buenos Aires desde Bolivia para ganarse la vida, y pasa por distintos trabajos hasta conocer al padre de Yun Jin, quien lo respeta y aprecia casi como al hijo que nunca tuvo.
Tomando las emociones de estas personas como un leitmotiv para agilizar y darle forma al montaje, Hsu logró un relato sólido y convincente en el que además confluyen otros temas como los prejuicios que todavía sufren los inmigrantes (y también los que ellos mismos poseen respecto a los argentinos) y la búsqueda de la identidad en personas que se sienten entre dos mundos, sin saber a cuál de ellos pertenecen.
"El filme describe esas vivencias desde el lugar del inmigrante que no es comprendido por el resto de la sociedad, el tema de la discriminación sigue, pero es cierto que en otra época fue peor. En algunos sectores esos prejuicios aún existen, aunque eso no impide que la gente se mezcle y se relacione", señaló el director, quien se basó para ello en experiencias propias, de su familia y de personas cercanas a él.
El director sostuvo que "muchas de esas sensaciones tienen que ver con personas que no pueden regresar a sus hogares y,
aunque quisieran irse, acá en la Argentina hay algo que los atrapa y los detiene. Son ataduras sentimentales y algo de esta otra tierra que los mantiene acá, algo que no se puede explicar racionalmente".
Sin ser condescendiente con sus personajes, a quienes muestra con defectos, virtudes y contradicciones, Hsu intentó además revelar "el choque cultural entre Oriente y Occidente. Al estar tan lejos de casa -opinó-, ellos respetan muchísimo ciertas tradiciones y eso es un problema para los más jóvenes, porque deben elegir entre mantenerse dentro de esa cultura o alejarse de ella para integrarse a la argentina".
Por último, el director indicó que "el hecho de que exista una pluralidad de idiomas tiene que ver con que, a pesar de sus diferencias, hay algo que los une a todos. Están atravesados por sus emociones y esas emociones componen un lenguaje universal. La conexión entre ellos va más allá de un idioma, es algo más emocional o espiritual".
Lunes, 7 de abril de 2014