CAMBIOS EN EL MUNDO INFORMÁTICO
Llegó el fin para Windows XP a casi 13 años de su lanzamiento
Más allá de cuestiones técnicas, con la muerte de XP se termina un hito de la historia informática, y se despide la interfaz que administró gran parte de nuestra vida cotidiana y un objeto clave en la cultura popular de comienzos del siglo XXI.
A partir del 8 de abril Microsoft dejará de brindar soporte para Windows XP, lo que supone el comienzo del fin para el que fuera el sistema operativo más utilizado de la historia.
Cuando el reloj marque las primeras horas del martes 8 de abril de 2014, Windows XP, uno de los objetos de consumo más importantes del siglo XXI y la interfaz informática que administró gran parte de nuestra vida cotidiana en los últimos diez años, habrá comenzado oficialmente su camino hacia la muerte.
A partir de ese día, uno de los productos más exitosos y emblemáticos de la historia de Microsoft ya no contará con soporte técnico ni actualizaciones. No morirá de un día para el otro, es cierto, pero entrará en un loop de incompatibilidades y agujeros de seguridad que harán inevitable su desaparición.
Pasaron casi trece años desde su lanzamiento y esa longevidad -impensada en un presente de rápidas obsolescencias-, habla del lugar que ocupó XP en la historia reciente. Escribirle unas sentidas palabras de despedida es como cantarle un réquiem a una figura polémica y disputada, hoy atemperada por la distancia y la perspectiva histórica. Pero no por eso deja de ser menos merecido.
Windows XP fue lanzado al público el 25 de octubre de 2001. Su salida fue mucho menos ampulosa de lo que la empresa de Bill Gates había planificado: un mes y medio antes, dos aviones se habían estrellado contra las Torres Gemelas. Windows XP saldría a la venta en medio de un ánimo general aturdido por el humo negro de una Norteamérica en guerra.
Tímido en sus pasos iniciales, y por esa misma razón frágil en sus primeros días de venta, XP acabaría consolidando, sin embargo, el gran sueño napoleónico de un Gates que, por ese entonces, sufría la lapidación pública en un juicio por prácticas monopólicas: con el correr del tiempo, Windows XP llegaría a dominar el 80% de la cuota de mercado global. Se volvería el sistema operativo por defecto del nuevo milenio.
¿Pero qué es el “correr del tiempo”? Primero una correcta lectura de su época. Windows XP era algo más que el siguiente paso después de Windows 98 o ese bodrio conocido como Windows Me: Microsoft entendió que consolidada la expansión de la PC, el futuro pertenecía ahora a internet y a los contenidos multimedia, algo que Gates tardó en percibir pero cuando lo hizo, tenía los suficientes recursos como para explotarlos al máximo.
Segundo, una expansión de la PC que implicaba también una confluencia de la “computadora hogareña” y la “estación de trabajo”, que a partir de ahí pasaron a ser lo mismo. XP no sólo presentaba una interfaz colorida, también se montaba sobre la arquitectura que hasta entonces Microsoft utilizaba sólo para sus versiones orientadas a empresas. XP era ameno y más sólido que sus predecesores, y se convirtió en el sistema operativo para oficinas y negocios ocupados por personas. Eran los años del mercado laboral repleto de “data entries” bronceados por la luz chillona de Windows XP.
Tercero, XP alcanzaría su fenomenal éxito asentado en la hegemonía que Microsoft había conseguido desde los 80 a fuerza de negociaciones, contratos leoninos, extorsiones y, por qué no, esa sutil permisividad para con la piratería que lo llevaría a expandir sus dominios a países en vías de desarrollo. Inaccesible para economías emergentes pero sencillo de usar y de copiar, XP fue el punto más alto del truco del software privativo. Me cuesta pensar en un soft más pirateado que Windows XP y eso acabó por convertirlo en una especie de estándar de facto a este lado del mostrador planetario. Tiempo después, Microsoft despertaría y comenzaría a exigirle licencias originales a PyMEs y grandes empresas que, para ese entonces, ya tenían todo su parque informático corriendo con versiones piratas. El negocio, como siempre, sería fenomenal.
Todas estas variables ayudaron a convertir a XP en un objeto clave dentro de la cultura popular contemporánea. Para un amplio porcentaje de los que promediamos las tres décadas de vida, XP fue el marco para nuestras primeras páginas web, los mp3´s descargados de Napster o Kazaa, las noches en el ICQ, el Winamp, es decir, las formas que asumía la vida digital en el temprano siglo XXI. En un típico giro de esta era, “XP”, su nombre -su branding- se sumaría a la jerga generacional, convirtiéndose durante esos años en el sinónimo vacío de lo “novedoso” y lo “mejorado”, como tiempo después lo harían conceptos como “2.0” o “HD”. Es tal la popularidad de XP que su wallpaper por defecto -esa imagen de las colinas verdes, rodeadas por un cielo azul-, es hoy una de las fotografías más famosas y reconocibles de la historia.
Según un informe de StatCounter, XP aún sobrevive en casi el 20% de las computadoras del mundo. Sigue siendo el sistema operativo más usado en al menos cinco países, entre ellos China, y en la Argentina su presencia ronda el 25%. El 95% de los cajeros automáticos de todo el mundo todavía lo utiliza. Mucha gente parece aferrada al pasado. Pero para los presupuestos acotados de ciertas empresas, y para el uso que algunos hogares hacen de su computadora, Windows XP parece sobrar. Es el último gran hito de la era de la PC y fue lanzado hace casi trece años; Microsoft tardó mucho en encontrarle un reemplazo mientras el mundo se llenaba de dispositivos móviles, servicios en la nube y aplicaciones.
A partir del 8 de abril, no habrá más soporte técnico ni actualizaciones para Windows XP. Para los que nunca instalaron los paquetes oficiales y aceptan surfear las altas olas de la web en esa tabla de telgopor que es el XP con antivirus gratuito, es probable que esta noticia no los afecte demasiado. Pero la decisión de Microsoft cierra una época y abre una cuenta regresiva, aún a pesar de todas las empresas que ya ofrecen soporte técnico particular para contener a sus viudas. Algunos actualizarán a Windows 7 u 8, si tienen los recursos para hacerlo, o migrarán a las muchas y muy buenas distribuciones Linux que, gracias a la enseñanza de XP, hace años que se volvieron sistemas operativos intuitivos y sencillos para cualquier usuario. Otros, en cambio, cerrarán los ojos y esperarán a que ese cielo azul sobre las colinas verdes, cargado de troyanos, parches, antivirus y programas crackeados, se oscurezca del todo y ya no quede otra opción que evacuar.
Viernes, 4 de abril de 2014