Por Daniel Caram
Abandonados a su suerte
Hablábamos, la semana pasada, de las denuncias aparecidas en depósitos de DPEC por presencia de PCB en transformadores a reciclar.
La situación, que ocupó llamativamente pocos espacios en los medios de prensa, derivó en nuevas quejas entre los trabajadores del ente de energía provincial, quienes –abandonados a su suerte- parecen hoy obligados a padecer constantes injusticias que trascienden las meras cuestiones salariales.
Superadas las conducciones gremiales, con autoridades casi fuera de la DPEC, con deudas millonarias y déficit constantes, se llega al extremo de minimizar las cuestiones de vida o muerte que hoy aparecen –en los extremos- dentro del ámbito laboral de los obreros.
Según fuentes de las bases de Luz y Fuerza, en el último año y medio fallecieron siete trabajadores de la DPEC en accidentes laborales.
Grave. E insistimos, llamativamente opacado el tema.
El último caso: un hombre de Goya, ya con más de 60 años, quien recibió una descarga de un cable de alto voltaje cuando realizaba trabajos en la zona rural sin los más elementales instrumentos de seguridad. Un dato más: estaba haciendo la tarea en plena lluvia.
Hoy, al observar la situación, en Corrientes es más peligroso trabajar como operario de DPEC que ser policía. Los datos son contundentes: ¿o acaso fallecieron siete policías en el último año y medio?.
Los casos se suman, y como suele suceder con otras cuestiones, la aparición de ciertas situaciones origina que otros pierdan el miedo, y se conozcan otros hechos.
Ese sería el caso de Carlos Roberto Barrios: es operario de la DPEC, y se encuentra hoy internado en grave estado de salud en el Sanatorio del Norte, tras sufrir un accidente trabajando en un día de lluvia, tiene fracturas y perforación en un pulmón.
Familiares y compañeros de trabajo piden asistencia por parte de la DPEC.
Nadie, ni autoridades de DPEC, ni del gremio, se acercaron a saber sobre su situación.
Una pena. Una terrible pena.
Sábado, 8 de marzo de 2014