IOR
La reforma del Banco del Vaticano, uno de los principales desafíos del Papa
Tras haberse visto afectado por la bancarrota del Banco Ambrosiano en 1982 y otros escándalos, en la actualidad el IOR está llevando a cabo una reforma que incluye cambios en las estructuras internas y procesos contra el blanqueo de capitales.
La reforma del Instituto para Obras de la Religión (IOR), más conocido como Banco del Vaticano, es uno de los principales desafíos que afronta el Papa Francisco en la búsqueda por revertir la pérdida de credibilidad de la Iglesia.
Tras haberse visto afectado por la bancarrota del Banco Ambrosiano en 1982 y otros escándalos, en la actualidad el IOR está llevando a cabo una reforma que incluye cambios en las estructuras internas y procesos contra el blanqueo de capitales.
Investigadores, periodistas especializados y sacerdotes explicaron los objetivos con que fue creado el IOR, cómo esos fines se desvirtuaron con el correr de los años y analizaron los posibles destinos de la entidad financiera.
En tanto, el vocero del Instituto para Obras de la Religión, Markus Wieser, dijo en una entrevista con Télam que "el objetivo (del banco) es proveer al Santo Padre opciones sobre el futuro de esta institución, en lugar de simplemente cerrarla".
El periodista y profesor universitario Washington Uranga aseguró, en una entrevista realizada por Télam, que “en lo administrativo, el tema central del Papa Francisco es el Banco del Vaticano”.
Uranga explicó que “el IOR fue creado porque la Iglesia Católica necesitaba una institución financiera internacional que le permitiera canalizar sus propios recursos y el dinero destinado a las obras misionales pontificias” pero con el correr de los años “hubo malos manejos, como la asociación no muy clara con el Banco Ambrosiano en torno a la logia P2, que desembocó en la quiebra del banco”.
“Ese fue el pico máximo de exposición de mecanismos de corrupción” en el Banco del Vaticano, sostuvo el periodista especializado en temas religiosos y profesor universitario.
Los entrevistados detallaron también que el antecesor de Francisco, Benedicto XVI, fue quien inició el proceso de transformación del IOR en los últimos tiempos.
“La comisión que formó Benedicto XVI para que le presentara cuáles eran los problemas críticos dentro de la Iglesia había detectado que el del Banco (del Vaticano) y la participación de la mafia era uno de los tres problemas que afectaban la credibilidad de la iglesia”, señaló a Télam Domingo Bresci, referente del movimiento para el Tercer Mundo, y al frente de la parroquia San Juan Bautista.
Bresci, al igual que los investigadores Fortunato Mallimaci y Carlos Fazio, aseguraron que las maniobras oscuras en torno a la entidad financiera fue uno de los problemas que desencadenaron la renuncia de Ratzinger.
El vocero del IOR Markus Wieser, en tanto, explicó en una entrevista con Télam que “el Papa Benedicto (XVI) introdujo por primera vez en la historia una serie de regulaciones y leyes vinculadas a combatir los crímenes financieros” y que “el Papa Francisco continuó con esta reforma y la ha acelerado sustancialmente”.
Asimismo, sobre la reforma del instituto que está en marcha, Wieser informó que “hemos contratado un equipo de expertos para revisar cada uno de los clientes y su correspondiente cuenta, con el objetivo de encontrar cualquier comportamiento o transacción sospechosa”.
Uranga continuó que “uno de los primeros pasos que da Francisco (para reformar al Banco del Vaticano) es cambiar las autoridades”, en tanto que Bresci remarcó que “por suerte Francisco hace saltar de nuevo este tema”.
En tanto, Carlos Fazio analizó que Francisco “está transitando hacia un cambio”, pero advirtió que “está metido en un nido de halcones donde encuentra resistencias”.
Asimismo, Bresci y Uranga destacaron los antecedentes del Papa para avanzar en la reforma del instituto
“Siempre ha tenido un cuidado especial sobre las finanzas de la Iglesia”, dijo Bresci, mientras que Uranga remarcó que Jorge Bergoglio “ha sido ordenado en la administración en el Arzobispado de Buenos Aires y en la Conferencia Episcopal”.
”Finalmente sobre los posibles desenlaces de esta historia Carlos Fazio analizó que el máximo pontífice podría “poner orden y hacer algo más prolijo o de a poco ir desprendiéndose de eso que no tendría que ver con la función religiosa que se supone la Iglesia católica debe dar a sus fieles”.
Y luego señaló: “Una Iglesia como la que está planteando el Papa Francisco no debería contar con una banca”.
Mallimaci, en tanto, imagina un mismo destino para el IOR ya que asegura que el tema de fondo es que los bancos viven de hacer negocios y si no hace negocios deja de ser banco”.
Por último, en línea con los otros entrevistados, Bresci planteó dando por sentada la respuesta: ¿qué tiene que ver un banco con la Iglesia que Jesucristo creó?
Y finalizó: “La reforma religiosa tiene que terminar incidiendo en la reforma de la sociedad porque Dios nos puso en una sociedad para que sea una sociedad equitativa justa y solidaria y todo lo que tiene que ver con el capitalismo impide eso”.
En la búsqueda por transparentar sus actividades, el año pasado el IOR publicó por primera vez su informe anual en 72 años años de historia.
Del documento, de 100 páginas, se desprende que, en 2012, el IOR registró un beneficio neto de 86,6 millones de euros; la cifra permitió que el instituto aportase una contribución de 54,7 millones de euros al presupuesto de la Santa Sede.
Eso se produjo en momentos que fiscales italianos investigan las supuestas actividades de lavado de dinero del IOR. Uno de los escándalos más recientes fue la detención de Nunzio Scarano por la policía italiana, acusado de lavado de dinero a través del Banco del Vaticano. Scarano ya había sido arrestado como parte de un juicio por contrabando de 20 millones de euros de Suiza a Italia.
El IOR fue fundado por el papa Pío XII en 1942 para administrar los bienes confiados al Instituto por personas físicas o jurídicas que tengan por objetivo actividades religiosas o caritativas, pero sus orígenes se remontan a la "Comisión para las Causas Pías" creada en 1887 por el Papa León XIII.
Según informa el IOR en su sitio web, los clientes del instituto “sirven a la Iglesia de muy distintas maneras, ya sea a través de instituciones benéficas tales como hospitales o escuelas, ya sea realizando obras misioneras o trabajando como empleados; el IOR no sirve a clientes de negocios”.
Asimismo, el IOR administra fondos por un valor de 7.100 millones de euros y cuenta con 18.900 clientes, de los cuales 5.200 son instituciones católicas (Santa Sede y entidades vinculadas, órdenes religiosas y diócesis), y 13.700 son personas físicas clérigos, empleados o antiguos empleados del Vaticano titulares de cuentas de salarios y pensiones, y diplomáticos acreditados ante la Santa Sede.
Las instituciones católicas representan más del 85 % del patrimonio total gestionado de lOR (6.000 millones de euros), en tanto que os activos mantenidos por cuenta de personas físicas representan alrededor del 15 % (1.100 millones de euros).
Lunes, 17 de febrero de 2014