HUMOR
Campi: "Hacer reír es una bendición"
Martín Campilongo, mejor conocido como Campi, asume en el unipersonal que de martes a domingo sostiene en la sala Bristol, seis personajes que desatan la hilaridad de la platea y que ratifican una sentencia que aplica a su actividad: "Hacer reír a la gente no me es trabajo, es una bendición del cielo".
"Lo único que creo es que la gente se ríe mucho cuando viene acá. La verdad es la risa, no la chamuyás, es a luz oscura", se ufana el humorista mientras trata de reponer energías en la sala vacía y de frente al escenario donde lo espera otra noche de alta intensidad.
En una entrevista con Télam, Campi se muestra feliz de estar capitalizando sobre el tablado de la sala de Santa Fe 1750 una popularidad amasada en TV pero forjada en 25 años de estudio y de salir al ruedo desde cuando descubrió que "actuando a la gorra hacía más plata que con el videoclub" que tenía y se puso a actuar.
Pero de ese tránsito del teatro clásico y del under en El Bululú a la troupe de Marcelo Tinelli, de allí a exitosas tiras y ahora a esta ratificación, no lo agitan.
"No me mareo porque yo no creo nada. Ni que me griten `genio` o `ídolo`, ni el autógrafo que te piden y después lo tiran. Es todo mentira eso", aseguró.
Pero enseguida y metido en la lógica de las artes y el entretenimiento, apunta que "hacer un buen laburo como el que estoy haciendo, siempre te lleva a otro lado. Te pone un poco más cerca de la zanahoria".
Sin querer revelar cuál es su zanahoria, el actor reparte su tiempo teatral entre la telenovela "Somos familia", que Gustavo Bermúdez encabeza en las tardes de Telefé y el inicio de las grabaciones de una nueva temporada del humorístico "Sin codificar", que también saldrá por la señal de las pelotitas.
"El teatro es la casa de mi vieja, donde encuentro el plato de comida caliente y rica"
"La tele es un negocio del entretenimiento que amo y me encanta, pero el teatro es otra cosa, es donde yo juego cómodamente, pongo los límites y hago y digo lo que quiero. El teatro es la casa de mi vieja, donde encuentro el plato de comida caliente y rica", compara.
Con esa certeza y a cuento de la cantidad de niños que sueñen ser parte de la audiencia del espectáculo, asegura que "lo que hago tiene muchos guiños para los nenes, porque yo laburo para el nene del adulto. Es mi principal público aunque los adultos no se dan cuenta, pero yo les estoy haciendo reír al niño que tienen adentro".
Y para lograrlo, quien tomó parte en espacios televisivos como "La peluquería de Don Mateo", la tribuna de "Nico", "Los Roldán", "Mujeres de nadie", "Un año para recordar" y "Tu cara me suena", se multiplica y se reinventa en media docena de criaturas.
El taxista "El Turco", el delirante "Pucheta", el tierno "Jorge", el pequeño millonario de Nordelta "Nacho", la abuela "Doña Beba" y "El negro Mario" construyen un relato también apoyado por títeres y artificios del teatro negro, todos concebidos por el mismo Campi.
A ese universo, sin embargo, el creador le atribuye un rol fundamental a su admirado Antonio Gasalla al que define como "el que armó el disco porque sacó un personaje, puso otro, corrió uno para adelante y otro para atrás".
"A Antonio -revela- me lo puse medio como trampita cuando le pedí una mano con la dirección porque estando él de por medio ya no podía recular y tenía que afrontar yo solo el venir a un teatro de Mar del Plata del circuito ABC 1".
De regreso al carácter de las criaturas con las que estructura el show, repasa que "son todos muy distintos. `Jorge` no sería amigo de `Pucheta` y mismo el `negro Mario` no se llevaría con `Jorge` o con la vieja y el enano `Nacho` es muy distinto a los demás, incluso los niega".
Por eso, resalta que "lo que yo hago con estos personajes no es un cambio de peluca. Es un cambio de energía, de razonamiento, de comportamiento, de líneas de conducta".
Pese a que la mayoría de sus creaciones se asumen del barrio de Parque Patricios, el cómico sostiene que su espectáculo "no es tan porteño. Yo me creo más porteño de lo que soy y, por el contrario soy más argentino de lo que me siento".
"Yo -abunda- hablo para nosotros y mi barrio Parque Patricios es Cañada de Gómez o Parque Siquiman en Córdoba, es todos los barrios de la Argentina porque en todos lados pasa lo mismo y a todos nos rompen las pelotas las mismas cosas".
Y aunque esa homogeneización pueda esconder ligerezas de consumo establecido antes que hallazgos, Campi considera que "antes yo quería decir y contar otras cosas. Ahora tengo 25 años más, estoy casado, tengo cuatro hijos y tengo otra madurez. Si no cambiás es porque estás estancado, porque el tiempo no pasó".
Martes, 28 de enero de 2014