POR CARLOS MARÌA DOMINGUEZ
Sacate a la victima que hay en vos...
Hay que dejar de ser la víctima permanente que constantemente culpa al mundo exterior de su soledad. Tenés que lograr ser el rey y no el mendigo de tu vida. Ser el protagonista de la película, el héroe de tu historia de amor y dejar de ser actor secundario y triste de la película ajena. Basta de “lo que me hizo y lo que no me hizo”, o de “lo que me pudo haber hecho y finalmente no fue”.
Esa es la mente que te sigue haciendo estar pendiente de lo que los demás decidan hacer según su evolución espiritual que además puede ser muy poca.
Hay dos formas de soledad
LA SOLEDAD DE LA IGNORANCIA: Es la soledad del aislamiento, con su desamparo, tristeza y separación de todo y de todos. En este tipo de soledad, sentimos que el mundo es culpable de lo que nos pasa. No nos hacemos cargo de ser nuestra mejor compañía, porque no nos amamos. Esperamos que los demás nos amen, pero nunca pensamos en darlo, en primer lugar a nosotros mismos.
LA SOLEDAD DE LA SABIDURÍA: Esta es la soledad madura, que no depende de nada ni de nadie. Es el tipo de soledad que se siente bien en nuestro interior, porque no la consideramos como aislamiento sino como un estado interno de plenitud.
Estamos solos, pero no nos sentimos solos.
Experimentamos una calidez interior que nos hace estar bien estando con gente o estando solos.
¿Cómo llegamos a experimentar este tipo de soledad? Cuando meditamos en la belleza que somos, sólo por el hecho de estar vivos. Cuando sabemos quiénes somos y nos amamos y valoramos tanto que ya no dependemos de nada exterior para sentirnos bien. Es un trabajo que, por más que intentemos evadirlo o postergarlo, lo vamos a tener que hacer en algún momento de nuestras vidas, si no queremos depender siempre de algo externo para sentirnos bien. Tenemos que reconciliarnos con nosotros mismos. Convertirnos en nuestros mejores amigos. Solo una persona que sabe estar divinamente bien sola, puede estar divinamente bien acompañada-
¿Estás siendo el dueño de tu vida o seguís dependiendo de las llaves ajenas?
Si te conectaras con vos mismo ¿podrías ver los tesoros que hay en vos? O en cambio decís “¿Dónde está mi gratificación? ¿Dónde está la devolución aun de lo bueno que yo hago?” Y sigue esa cadena de aislamiento, soledad, desazón, que después se convierte en rencor, resentimiento y reproche. Más soledad, más aislamiento emocional y la hormona de la muerte que es la que destruye el sistema inmunológico y te lleva rápido.
Cada vez que vos ruegues: “¡¡Que me amen por favor!!”, es que vos no te estás amando a vos mismo; o que digas: “que alguien aparezca en mi vida”, es que vos no apareciste en tu vida.
Vas a tener que reconocerte y recordarte como el ser de luz de vuelo infinito que sos y que siempre has sido. Todo lo que siempre creíste que eras hasta ahora, eso es lo que no sos y todo lo que no te atreviste a soñar que eras, eso es lo que siempre fuiste. Es hora de vivir. Sos un ser de luz, un tesorito en la vida, naciste para ser feliz. Es hora de que te des cuenta de eso y que lo apliques.
Recordá que vos sos siempre tu mejor compañía.
Sábado, 21 de diciembre de 2013