JUZGADO FEDERAL Nº 2
Procesaron a un comisario por el delito de trata de personas en Esquina
El juez federal Juan Carlos Vallejos, titular del Juzgado Federal N° 2 de Corrientes, dictó el procesamiento de un comisario inspector de la Policía, a cargo de la Comisaría Primera de la ciudad de Esquina, en una causa por trata de personas con fines de explotación sexual, en donde se investiga la existencia de un prostíbulo sobre la Ruta 12 en dicha ciudad y que sería custodiado por agentes de esa comisaría.
Según la resolución, se le imputa el “delito del delito de trata de personas, bajo las modalidades de acogimiento y recepción, con fines de explotación sexual, agravado por el medio comisivo de aprovechamiento de la situación de vulnerabilidad de las víctimas, la pluralidad de sujetos pasivos afectados y la participación en el hecho de más de tres personas.
A ello se suma la consumación del ilícito en concurso ideal con la explotación económica del ejercicio de la prostitución ajena agravado por mediar abuso de la situación de vulnerabilidad de las mismas, y el delito de sostenimiento, administración, regenteo ostensible de una casa de tolerancia. El procesado es un hombre de apellido Obaid, quien mantenía una relación con una mujer apodada Mari, ambos regenteaban el negocio.
El servicio que se proveía en la whiskería era combinado además facilitando además el Complejo de Cabañas “Yemanjá” para el comercio sexual, en una combinación con los servicios de turismo y pesca que a su vez este ofrecía en la zona.
El lugar allanado era destinado por los diferentes actores de esta organización, con distribución de funciones y diferentes grados de participación, al negocio de la prostitución ajena.
Para ello se reclutaban mujeres en claras condiciones de vulnerabilidad, ya sea por su edad, género, estado físico o mental, en circunstancias sociales, económicas, étnicas y/o culturales, que tenían especial dificultad para ejercitar con plenitud los derechos que le reconoce el ordenamiento jurídico, se las hacían ingresar y formar parte de un círculo de oferta sexual que producía un claro beneficio económico en los involucrados y se las mantenía en ese estado favoreciendo su estancia en el lugar, ya sea por el presunto trato que se les brindaba como por la facilitación del ejercicio de la actividad a las claras ilícita.
En el “prostíbulo” se incentivaba la utilización de los servicios turísticos sexuales, por la dueña o las chicas a través de “paquetes” que incluía a las chicas, controladas telefónicamente por la nombrada “Mari” y trasladadas por el señor Obaid, Mari o a veces por los propios clientes.
Aunque no necesariamente las víctimas estaban privadas de libertad, éstas eran veladamente sometidas a través de la retención sustancial de sus ganancias, hasta la solicitud de reintegro de las mismas, obligadamente transcurridos determinada cantidad de días (denominados “plazas”).
Viernes, 20 de diciembre de 2013