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Naná Vasconcelos: "El primer instrumento es el cuerpo"
Se trata de un concierto de percusión solista, donde con distintos instrumentos, y en algunos pasajes la participación del público, el músico pernambucano, considerado uno de los mejores percusionistas a escala planetaria y el máximo ejecutante del berimbao, recorre geografías sonoras vinculadas con la selva, los elementos y la naturaleza.
El percusionista brasileño está en Argentina para presentar su espectáculo El latido del corazón, que se podrá ver hoy, mañana y el sábado en el club musical Notorious (Callao 966) y el martes 10 en la ciudad de Córdoba (Sala de las Américas).
"Mi idea es contar historias; para mí un concierto no es una demostración de virtudes, yo trabajo la percusión como una pequeña orquesta. No soy un percusionista que toca tambores fuerte y rápido", asegura Naná en charla con Télam, para dar una idea de la amplitud de sus propósitos.
"Creo antes que nada en la fuerza sugerente de la música, en su capacidad de evocar imágenes visuales valiéndome fundamentalmente de escenarios brasileños y de la riqueza del Amazonas, al que considero una reserva de vida y sabiduría".
La selva, sus noches, sus ríos, sus lluvias, los animales, elementos como el agua, el fuego, el aire y la tierra adquieren una densidad sonora tangible en sus conciertos, algo que dejó en evidencia en su última visita a la Argentina en octubre de 2004, cuando ofreció también un concierto de percusión solista en el teatro Gran Rex.
El músico que llegó ayer a la Argentina viene de San Pablo, donde estuvo apenas dos días y adonde llegó procedente de Noruega, país al que lo une una larga relación, iniciada con el saxofonista Jan Garbarek, y que en este último viaje lo llevó a tocar con grupos de música folclórica tradicional.
"Fue un trabajo de confluencias muy interesante, porque tuve que tocar toda música noruega, no brasileña, alguna quizás con 300 años de existencia, pero que fue posible porque hay una singularidad en todas las músicas de raíz que les permite encontrarse; las músicas de raíz están todas muy cerca", asegura.
A punto de cumplir 70 años, Naná dice que está algo cansado del viaje pero al mismo tiempo aclara que eso es lo que le gusta: "estar en la ruta, estar tocando, viajar por distintos países con mi música".
Autodidacta nato -asegura que nunca fue a una escuela de música-, Juvenal de Holanda Vasconcelos, conocido por todos como Naná, mantuvo a lo largo de 8 años una creativa alianza musical con Egberto Gismonti, fue después músico de la banda del saxofonista argentino el Gato Barbieri; tocó en el Pat Metheny Group, armó un trío con Don Cherry y Colin Walcott, y participó de grabaciones con Miles Davis y los Talking Heads, entre otros.
"Buenos Aires es muy importante en mi vida porque yo salí de acá hacia el mundo, en los 70 me uní a la banda del Gato y fuimos a Nueva York y Europa y después de eso me quedé 10 años viviendo en París", cuenta.
Al mismo tiempo, el precusionista para el que todo encierra un sonido, dice que "el primer instrumento es el cuerpo y la voz".
"La música es el arte más cercano, es la musa de todas las artes y va del silencio al ruido, te hace reír, llorar, dormir, meditar", afirma.
En los últimos años Naná editó dos discos propios: "Sinfonía & Batuque", que ganó un Grammy Latino en 2011, donde trabaja músicas a partir de la sonoridad del agua y que comenzó a crear en el mar; y "Cuatro Elementos", en el que el universo sonoro está enmarcado por imágenes provenientes dell aire, el fuego, el agua y la tierra.
"La tierra es fácil porque somos nosotros, el cuerpo; para el aire imaginé una danza de astronautas africanos en los anillos de Saturno y para pensar en el fuego fui a un supermercado compré papás y empecé a trabajar sobre el sonido de la fritura", relata.
Otros de los proyectos que lo tuvo activo estos últimos años fue la creación de un coro de 120 niños de entre 7 y 10 años, con 30 chicos provenientes de Angola, 30 de Portugal y 60 de Brasil, y que se presentaron junto a la Orquesta Sinfónica del Teatro Nacional en el aniversario de los 50 años de la fundación de Brasilia.
Ese proyecto se llamó Lengua Madre y Naná dice que buscaron "rescatar la memoria musical de tres continentes unidos por una misma lengua".
Además, desde hace 12 años está a cargo de la apertura del Carnaval de Recife, donde dirige un gigantesco bloco de 600 tambores de maracatú y adonde lleva figuras de la música brasileña como María Bethania, Marisa Monte y Caetano Veloso.
Viernes, 6 de septiembre de 2013