El Recuerdo de Luis Rubén Loetti
REINALDO CESAREO CAROSSINI. "Para lo que guste servir"
Hoy es un día triste para mí: nos dejó fisicamente el amigo de los amigos, don Reinaldo Carossini. En todas las rees culturales de la ciudad, siempre estará una silla vacia; ese asiento que siempre estaba destinado a mi amigo. Dios lo tenga en la Gloria, el lugar que se ganó con su corazón solidario (Luis Rubén Loetti)
En todos los encuentros culturales de la ciudad de Paso de los Libres, existe un ciudadano que tiene casi asistencia perfecta. Se llama: Reinaldo Cesáreo Carossini. Es un personaje que siempre está dispuesto a la colaboración y a la participación, en cuantos eventos se organice en el lugar. Su vivienda está ubicada en la esquina formada por las calles de “los dos presidentes” (Sarmiento y Rivadavia), morada a la que se ingresa a través de cuatro o cinco escalones, artísticamente construidos en la ochava. Allí comparte sus horas de jubilado con su compañera Hilda Vargas, cordial dama que lo acompaña en la vida y a todos los lugares que es invitado.
Su historia comenzó en Posada, Misiones, el 5 de noviembre de 1.919, fecha de su nacimiento. Es decir, que don Carossini, está a las puertas de sus primeros noventa y dos abriles de vida. Cuando contaba con 23 años de edad, un pariente que trabajaba en Sáenz Peña, localidad del entonces “Territorio” de Chaco, lo hizo ingresar en el Juzgado Letrado de aquel lugar, donde trabajó a lo largo de diez años. Cuando el Presidente de la República Juan Domingo Perón “Provincializó” todos los lugares geográficos del País que se encontraban en ese estado (como Territorio), Carossini fue trasladado al Juzgado Federal de Paso de los Libres, donde se jubiló y adoptó como propia a esta ciudad.
Corría el año 1.953, cuando este personaje pisó por primera vez la tierra de Madariaga. Ya lo hizo casado con Elodina Inés Vega, su primera mujer. Comenzó por alquilar una pieza de cinco por cinco a Lucía y Modesta Sosa, dos hermanas solteronas, habitación que pertenecía a una construcción que aún existe a unos escasos metros de su actual vivienda. Aparte del dormitorio, esta habitación contaba con un baño, cocina y un balcón con reja a la calle.
En los momentos libres, el misionero Carossini los ocupaba en buscar una casa un poco más cómoda. La oportunidad se le presentó cuando Don Avelino Giménez (hermano de la eterna bibliotecaria de la Biblioteca “Sarmiento” Amelia Giménez), le ofreció una pequeña vivienda de dos aguas, techo de tejas españolas, en la esquina donde reside actualmente: Sarmiento y Rivadavia. El precio algo “salado”: 26.000 pesos Moneda Nacional. Con un préstamo del Banco Hipotecario de 90.000 pesos a pagar en 40 años, fue posible el hogar que hoy disfruta.
Don Reinaldo Cesáreo Carossini, debutó socialmente en Paso de los Libres en la Biblioteca “Sarmiento”. Fue el punto de partida para que este empleado del Juzgado Federal ocupase sus horas de descanso en rees sociales, integrando distintas comisiones como el Automóvil Club Argentino, Lalce, Islan, Escuela 19 de chicos con capacidades diferentes, Aero Club, Sociedad Italiana y su querida Comparsa Carumbé.
Hoy ya casi pisando los noventa y dos abriles, es muy difícil no encontrarlo en una reunión cultural de la ciudad. Con su segunda esposa Hilda Vargas, se hace presente en todo evento, a los cuales no es necesaria una tarjeta de invitación, dado que su sola presencia ya da realce al encuentro. Cuando un micrófono cae en sus manos, con sus palabras casi siempre emocionadas, pinta la antigua historia de Paso de los Libres, con testimonios levantados en sus casi sesenta años de transitarla y vivirla. Lo hace con una mezcla de humor, virtud que poseen los seres solidarios que cambiaron sus horas de ocio, por trabajar en comisiones de beneficencias que sirven al prójimo y al pueblo donde habitan.
Reinaldo Cesáreo Carossini, un personaje o un “Paracaidista” más de Paso de los Libres, una ciudad cosmopolita y distinta, recostada sobre la margen derecha del Río de los Caracoles.
RUBEN LOETTI
Viernes, 16 de marzo de 2012