POR DANIEL CARAM
Cuando el discurso es del pasado y hace daño
Ya en otras oportunidades me referí a la cuestión. Es que no es la primera vez, ni será la última, que un discurso de Ricardo Colombi tiene características impropias para un Gobernador. Había considerado, cuando opiné al respecto, que más allá de mis diferencias evidentes para con el Primer Mandatario debíamos tener en cuenta su perfil de político nato, lo cuál conlleva muchas veces a una alocución inoportuna.Pero más allá de mi opinión en otra oportunidad, lo de esta semana pasó los límites, porque no se trata de un discurso con malas palabras y gritos desaforados, sino de acusaciones directas contra quienes disputan con él – y los suyos – en el normal desarrollo de un proceso democrático. Y eso es repudiable.
Nada tiene el Gobernador como prueba contundente para relacionar a quienes hasta ostentan un cargo al haber sido elegidos por el propio pueblo que él mismo conduce, con la droga, la prostitución y otras horrendas consideraciones.
A los que apunta son quienes, como él, deben cuidar por lo que tanto nos costó alcanzar, y que a los correntinos hasta nos llevó a tener sangre y muerte.
No se debe entonces menoscabar sus dichos, y deberá ser él, más que nadie, el que recapacite al utilizar su lengua. No le pedimos que no sea directo y voraz. Lo es por característica. Pero sí debe ser prudente y respetuoso de ese derecho que todos necesitamos y por el cuál peleamos en el día a día: la plena convivencia con el que piensa distintos.
Insisto: ni la más grave decisión política que él y los suyos considere discriminatoria desde otro sector (en éste caso desde el kirchnerismo) debe ser la puerta abierta a la irresponsable actitud de culpar porque sí.
Puede o no que genere temor, como dijo Camau Espínola. Eso podrá analizarse en otro caso. Lo cierto es que no corresponde acusar a alguien porque sí, y menos –insisto- a quienes comparten con Colombi el deber de sostener y fortalecer un sistema democrático que está entrando en su etapa de madurez.
Está a tiempo de rever. No soy quien para sugerir o dar consejos, pero tengo la obligación profesional de hacer saber los errores de quienes nos gobiernan.
Domingo, 10 de marzo de 2013