POR JOSE CESCHI
¿Hay solución para los drogadictos?
¡Buen día! ¿Hay solución para los drogadictos? Sí, pero a condición de que el protagonista principal (el drogadicto) quiera realmente curarse. Con todo, la familia puede contribuir mucho, sobre todo si sabe crear un clima de firmeza y amistad, y si recurre a centros de ayuda. Como ejemplo transcribo una carta publicada en “Clarín” hace algún tiempo. Pertenece a una madre creyente que da testimonio sobre el infierno y la curación de su hija drogadicta:
“Y en medio de esta familia, aparentemente feliz en todos los aspectos, surgió el infierno. Mi hija, que cursa el segundo año de abogacía, era drogadicta. No lo podíamos creer. ¡Ella, mi querida nena! ¿Cuál fue nuestra falla?
Fue el desastre. La familia entera enfermó. El desorden en la vida de mi hija iba en aumento. Se levantaba tarde y volvía de madrugada. Su aspecto era deplorable. Y empezó nuestro peregrinaje. Los médicos de la familia no pudieron hacer nada.
Fuimos a grupos de ayuda a drogadictos, en los cuales mi esposo y yo participábamos de la terapia. Luego la internamos un mes en una clínica psiquiátrica. Le dieron el alta; nos dijeron que ya estaba bien, pero a los pocos días se encontraba peor que antes. Llegó incluso a caer presa tres días en una comisaría.
El problema nos sobrepasaba. Enfermé mentalmente, comencé a tratarme y a concurrir al Grupo de Oración que funciona en la Parroquia San Pablo (de la Capital). Tuvimos la suerte, en medio de la desesperación, de que el médico especialista nos diera las pautas precisas para que mi hija pudiera cambiar de vida. Fueron muy dolorosas: o ella aceptaba nuestra ayuda, o si quería continuar con esa vida, debía realizarla fuera de casa. Había que hacerle entender que sus padres no iban a colaborar con su autodestrucción.
Su cura, cuenta ella, comenzó cuando se dio cuenta de que sus padres estaban firmes en todo sentido. Pudo comprender lo que es un hogar, donde se la esperaba con comida caliente y una habitación limpia, donde se la quería a pesar de todo lo malo que estaba haciendo (robos en casa y sus consecuencias, discusiones, etc.) y a pesar de que se iba a la calle a compartir umbrales y agujas, matándose poco a poco y escapando de la Policía”.
¡Hasta mañana!
Sábado, 16 de febrero de 2013