Por Daniel Caram
La Justicia correntina, culpable de su destino
A nadie le gusta sacarse una muela. Pero a veces es inevitable. Y pueden ser muchos los argumentos que tendría a mano un dentista para la extracción: descuido, inadecuada limpieza, una rotura irreparable, etc. El ejemplo pretende ser lo más gráfico y elocuentemente posible para referirse a la posible intervención a la Justicia de Corrientes, hecho institucional del que viene hablándose desde mucho tiempo atrás pero que en la semana que terminó fue aceptado por el propio Gobernador, que dejó entrever la posibilidad que se maneja desde el Congreso Nacional.
Nadie, insisto, puede estar de acuerdo con una interrupción institucional. Los correntinos, sobre todo, tenemos experiencias muy duras y negativas por tal situación. No se puede avalar el rompimiento injustificado de un sistema democrático en cualquiera de sus ámbitos.
Ahora bien, tampoco nadie puede distraerse y decir que la Justicia local brilla y es ejemplar. Uno a uno se suman los elementos que bien puede tomarse como déficit absolutamente comprobados en la columna del debe, y que en ese esquema, no habría una provocación externa a la intervención, pero sí un cúmulo de justificativos que darían la inexorable razón a quienes la proponen. Y esto, mucho más allá de la especulación política de turno.
Demoras, burocracia administrativa, jueces mal vistos, un Ministro que no está en las condiciones físicas adecuadas para ejercer su cargo, mayorías automáticas indefinidas, etc., son solo algunos de los elementos tomados por quienes –valiéndose de una herramienta institucional – consideran que puede ser el tiempo de intentar cambiar las cosas.
Entonces, con una Justicia emparentada al poder de turno, con una corporación que maneja a destajo los tiempos y decisiones, y con un cuerpo superior con algunos integrantes en inadecuada capacidad intelectual y/o física, hasta suena inevitable al menos hacer un ´mea culpa´. Pero ni eso.
Claro que la posibilidad de intervención (que tendrá por otra parte su intencionalidad política, es inevitable) despertó enojos e indignaciones. Sí, justamente de esos que nunca hicieron autocrítica y pensaron en buscar mecanismos válidos para cambiar las cosas.
Esa Justicia, casi nock out, o espera el golpe definitivo para ir a la lona, o despierta de su letargo y muestra que puede pelear (debe hacerlo).
Esa Justicia es la que está dormida y cerca de la lona. Esa, la que por ejemplo dejó libres entre gallos y medianoche a empresarios poderosos que aún no explicaron porqué no hicieron lo que tenían que hacer para evitar la muerte de ocho inocentes.
Domingo, 11 de noviembre de 2012
Domingo, 11 de noviembre de 2012