TROFEO DE CAMPEONES
River le ganó a Banfield y hay superclásico en el Trofeo de Campeones
El equipo de Demichelis sufrió, pero se impuso 3-2 y definirá el título ante Boca en una nueva final nacional... Para esta altura del año, con un ciclo que recién se inicia, eso es una buena noticia. Porque ganar da créditos y confianza en partes iguales para buscar una evolución necesaria en paz, acaso sin tantos apuros.
Y qué equipo es River? El que genera situaciones de peligro con la facilidad que lo hizo ante Banfield, el que muestra muchísimo trabajo y planificación incluso en un gol de laboratorio como hace muchísimo no se ve? ¿O es el que sigue teniendo problemas graves de retroceso, dejando espacios difíciles de explicar, fallando en la salida con pases demasiado comprometidos en zona de riesgo? En principio, la buena noticia para el CARP es que River es el equipo que gana. Que ganó y que mereció hacerlo también ante un rival siempre complicado. Que sacó boletos para jugar, ni más ni menos, una final contra el clásico de toda la vida.
Para esta altura del año, con un ciclo que recién se inicia, eso es una buena noticia. Porque ganar da créditos y confianza en partes iguales para buscar una evolución necesaria en paz, acaso sin tantos apuros.
Y es que si deja una seguridad el partido contra el Taladro que lo clasificó a la definición del Trofeo de Campeones 2020 (sí, 2020) contra Boca es que River debe mejorar (y mucho) en la fase defensiva pensando a futuro. Pensando en un futuro que, por ejemplo, lo tendrá compitiendo en Copa Libertadores. Es difícil de comprobar, o tal vez imposible, pero tampoco cuesta imaginarlo: los tres o cuatro errores no forzados de salida que tuvieron contra Banfield los defensores de River son tres o cuatro goles de Palmeiras, Flamengo, Atlético Mineiro o cualquier otro rival copero cuando empiece a cerrarse el embudo de la competencia continental. Sin contar un retroceso que esta vez se vio afectado, naturalmente, por un Enzo Pérez que ayer cumplió 37 años e hizo un sacrificio demasiado grande, sin relevos disponibles: se lo notó lógicamente cansado al capitán y esta vez algo solo en la mitad. Así, el segundo tiempo especialmente se le hizo cuesta arriba: eso explicó que se rompiera el partido y que fuera, por muchos pasajes, una moneda al aire que cayó del lado de River. Porque Banfield llegó mucho, incluso había llegado al empate de Chávez anulado por centímetros.
Por lo demás, el triunfo deja algunas buenas noticias en el vaso medio lleno. Una de ellas es que el doble nueve de Rondón y Borja, más allá de que evidentemente falte rodaje y de que el venezolano necesita más fútbol, funcionó para atraer a los defensores del Taladro y generar espacios: entre los dos tanques tuvieron cuatro claritas, con el saldo de un solo gol (golazo), del Colibrí. Otra buena, obviamente, fue la reaparición de un Simón que jugando por dentro fue figura.
Aunque lo mejor de todo para River, además de la victoria, es que tiene todavía mucho tiempo por delante para corregir las patologías defensivas que sufre incluso por herencia de un 2022 difícil. Tiene tiempo para mejorar porque va a recuperar soldados importantes (uno, clave, será Kranevitter), porque los cucos de la Copa todavía no asoman en el horizonte cercano, y porque la final contra Boca para la que se acaba de clasificar hoy no aparece en el calendario y promete hacerlo mucho más adelante.
Jueves, 23 de febrero de 2023