DR. MIGUEL PEDROLA
Argentina no está logrando alcanzar metas en la reducción del SIDA como epidemia
Durante una capacitación en la Facultad de Medicina de la UNNE remarcó que se registra una baja en contagios pero principalmente por más personas en tratamiento que por uso de preservativos. Instó a trabajar con grupos vulnerables como trans y homosexuales, y a realizar testeos masivos.
El Dr. Miguel Pedrola, director científico para América Latina y El Caribe de la Fundación “AIDS HEALTHCARE” de lucha contra el SIDA, señaló que en el contexto mundial “vamos hacia el fin de la epidemia del SIDA como enfermedad en 2030” pero resalto que Argentina está en camino a no cumplir las metas intermedias fijadas para 2020.
El referente científico de AIDS Healthcare Foundation tuvo a su cargo la capacitación “VIH: conocimentos actuales” realizada este viernes en la Facultad de Medicina de la UNNE, unidad académica con la cual se firmó un convenio de trabajo con la representación argentina de esa fundación.
Sostuvo que la meta del año 2030 es terminar con el SIDA como enfermedad no tratable y como problemática sanitaria, para pasar a la continuidad del HIV como virus pero sin la incidencia actual. Expresó que las metas internacionales a alcanzar para el 2030 cuentan con metas intermedias trazadas para 2020.
Respecto a esas metas, detalló que para el año 2020 se espera que el 90% de las personas que viven con VIH lo sepan; que de ese 90% que lo sabe el 90% esté en tratamiento y reciba terapia antirretrovírica continuada; y que de ese 90% que está en tratamiento el 90% esté con tratamiento efectivo con supresión viral (cantidad de VIH en la sangre muy baja).
Para el año 2030 la meta es llevar el índice “90%-90%-90% a “95%-95%-95%”.
Sobre la situación en Argentina, comentó que el país no está alcanzando las metas propuestas para 2020. Se estima que hay 129 mil personas con HIV, se diagnosticaron 103 mil personas, están en tratamiento 86 mil personas y están indetectables 58.500 personas (supresión viral).
“En supresión viral estamos en un 50% del total” de quienes están diagnosticados.
En esa línea, señaló que “no estamos alcanzando la meta” en una Argentina, a casi seis meses del 2020.
En Argentina la epidemia es del 0,3-0,4% del total de la población general, 3 a 4 de cada mil personas, pero en grupos vulnerables o “población clave” es mucho mayor, como el caso de la población transgénero con 34%, que significa 340 de cada mil personas transgénero.
En el grupo de hombres que tienen sexo con otros hombres 100 a 120 de cada mil tiene SIDA. En usuarios de drogas endovenosas el 7% y en trabajadores y trabajadores sexuales el 6% y si se toma sólo las trabajadoras sexuales baja al 2%.
Es la realidad de Argentina y no escapa a la de otros países, y no siempre los países desarrollados son los que están mejor. Uganda, de África, ha logrado la meta de “90%-90%-90%”.
“¿Cómo hacer para ir tapando los agujeros que nos quedan entre la realidad y las metas 2020?” se preguntó y señaló que hay tres ejes para revertir la situación.
Lo primero es el “diagnóstico”, hacer testeos de VIH y hacer que las personas sepan que tienen la enfermedad; lo segundo es poder conectar a las personas que se enteran que tienen VIH con el sistema de salud, lograr una vinculación para que puedan acceder al tratamiento. Por último, lograr que quienes accedan a los tratamientos mantengan una adherencia a los tratamientos para que alcancen la supresión viral.
“Aparece así la Prevención Combinada, pues deben aplicar múltiples estrategias de manera sostenida y articulada para llegar a las metas” remarcó.
Se trata de estrategias conocidas como “biomédica”, de “comportamiento” y de “contexto”.
En el aspecto médico fortalecer los métodos de barrera de la enfermedad, como el uso de preservativos, la profilaxis adecuada, y detección temprana.
En cuanto al comportamiento, el Estado y el sistema de salud debe poner énfasis en un trabajo de conserjería de pares, trabajar con los distintos grupos vulnerables, en campañas de prevención, apoyo a la adherencia a los tratamientos, y testeos masivos e VIH, para modelar el comportamiento de la sociedad hacia la prevención.
En el caso del contexto, se refiere a los grupos vulnerables, pues en general el sistema de salud son “expulsivos” para estas personas. “El Estado debe conocer a estos grupos, adecuarse a los mismos para poder diagnosticar, tratar y lograr niveles de adherencia en estas personas”.
DIAGNOSTICO
El Dr. Pedrola comentó que en Argentina el diagnóstico tardío es del 26 o 27 por ciento, que es cuando la persona ya tiene síntoma, y por ende carga viral alta y contagia en mayor medida.
“Eso indica que los médicos no están teniendo en su radar al VIH” consideró.
En tanto, el promedio de consulta es de 6 veces, es decir que la persona realizó seis consultas médicas por afecciones compatibles con la enfermedad antes que le diagnostiquen. “Eso muestra que el diagnóstico no debe ser problema del infectólogo sino del médico de atención primaria”.
Señaló que hacia finales de la década de 1980, era muy importante la labor del médico previo al test, pues un diagnóstico positivo significaba decirle a una persona que tenía una enfermedad grave, sin cura y que le quedaba poco tiempo de vida. “Pero ahora con los tratamientos, el énfasis debe estar en diagnosticar y lograr un seguimiento del tratamiento”
Poner el énfasis en el tratamiento es lo que está generando que hay menos contagios. Según comentó el experto, la baja en la tasa de contagio responde a los mejores niveles de tratamiento que bajan la carga viral de las personas y hacen que no contagien, y no tanto por el uso de preservativos.
En paralelo a la baja en la cantidad de contagios de VIH se observa un crecimiento en los contagios de enfermedades de transmisión sexual, y eso demuestra que el VIH no está bajando tanto por el uso de preservativos sino por otras razones, y la principal sería por las personas en tratamiento que no contagian.
CORRIENTES
El profesional se refirió a la situación de Corrientes y señaló evidencia crecimiento en cantidad de personas con diagnóstico y en tratamiento.
Sostuvo que creció la proporción de diagnosticados de Corrientes respecto al total nacional.
La media de edad de los pacientes diagnosticados, al momento del diagnóstico, bajó de 33 a 31 años, y en mujeres pasó de 31 a 36 años.
El 55% de los mayores de 19 años al momento del diagnóstico tenía un nivel de instrucción mayor a la educación secundaria, pero en mujeres el 51% no llegó a más de la educación primaria completa al momento del diagnóstico.
Respecto a las vías de transmisión en Corrientes, bajaron los índices de relaciones heterosexuales, creció la vía por relaciones sexuales entre hombres, y las mujeres se contagian principalmente por relaciones con los hombres.
“Se está masculinizando el VIH” señaló en sintonía con la tendencia de Argentina y muchos países.
Viernes, 17 de mayo de 2019