ELECCIONES
El PJ, en su hora más difícil
Las elecciones del 2 de junio encuentran al justicialismo de Corrientes inmerso en una crisis terminal. Cinco frentes llevarán candidatos de signo peronista. En el medio, pasó de todo.
Desde un acuerdo que no se cumplió (entre Rodolfo Martínez Llano y Fabián Ríos) hasta el robo, primero del sello del partido, de parte de la conducción; y luego, el intento de apropiación de la sigla del Frente para la Victoria, en una controversia que ha puesto a todos los sectores del peronismo en contra de la llamada Cooperativa, reclamando que el Superior Tribunal haga justicia a la hora de resolver como instancia final. Por estas horas, la batalla se libra por la posesión de la sede de calle Salta 663, de la que también intenta apropiarse el fabianismo. Aunque el Presidente del partido, Gerardo Bassi, desde Goya, ha garantizado que no será usado por ningún sector en desmedro de los restantes. Como telón de fondo, la complicadísima situación procesal tanto de Bassi como de Fabián Ríos, que de ser electo -en el caso que la lista no caiga en los estrados tribunalicios- podría no ser incorporado al Concejo si la mayoría del cuerpo juzga que existe inhabilidad moral en función a las investigaciones que se llevan a cabo relacionadas con su gestión al frente del Municipio capitalino. Importa recordar que, con apoyo en la interpretación dada, en fallo unánime de sus nueve integrantes, por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el sonado caso promovido por la diputada Mirtha Salazán, el cuerpo es el único juez del título de los miembros que se incorporen.
Se iniciaba marzo y la situación del justicialismo se complicaba día a día. Las elecciones estaban convocadas para el 31 de ese mes. Dos sectores se aprestaban a dirimir en las urnas el control del partido y las candidaturas electivas. Estaba claro que si se miraba a las elecciones provinciales, los tiempos no daban. El vencimiento del plazo de alianzas se cumplía el 2 de abril y la inscripción de candidatos el 13. La proclamación de los electos en la interna estaba fijada para el domingo 7 último, y se corría el riesgo de que la decisión de la Junta Electoral, susceptible de una doble apelación al Juzgado Federal y al máximo Tribunal del fuero con asiento en Buenos Aires, no quede firme al momento de la inscripción de candidatos ante la Justicia provincial.
En ese marco hubo un acuerdo de caballeros entre los máximos referentes de los sectores en pugna, acuerdo que debía ser homologado por los cuerpos orgánicos partidarios, lo cual se produjo en la sesión del 8 de marzo en la sede del partido, que será recordada por mucho tiempo porque en ella se produjo el famoso escrache al ex intendente de Mercedes, Víctor Cemborain, cuya autoría fue atribuida a sectores del oficialismo partidario.
Ese acuerdo entre Martínez Llano y Ríos, plasmado -se dice- en un documento rubricado por ambos y que, a pedido del segundo de ellos, debía mantenerse en secreto fue quebrado unilateral y sorpresivamente por el sector del ex Intendente capitalino, generando una crisis inédita en el justicialismo provincial que no recuerda una situación parecida en su historia.
Por qué Fabián faltó a la palabra y a los acuerdos rubricados es un interrogante aún sin respuesta. Por qué desconoció la decisión homologatoria del Consejo Provincial que no integra, es otra de las cuestiones que no encuentran respuesta. Aunque en este punto la responsabilidad se extiende a la mesa del partido que integran Gerardo Bassi, Jorge Romero y Víctor Giraud. Los tres avalaron una pretendida decisión rectificatoria, dando fe a una reunión que no existió, que apuntaba al robo del sello del partido, intento que fue abortado por la Justicia Electoral.
LA INTERNA
QUE NO FUE
Corría el año 2018 y estaba claro que el oficialismo partidario daba largas a la convocatoria a elecciones internas. Contaban para ello con la aquiescencia de Gerardo Bassi, por entonces funcional a los intereses de la "Cooperativa".
No había dudas de que para no dejarse sorprender por el oficialismo provincial, las internas debían llevarse a cabo no más allá de diciembre, de modo de entrar a 2019 con el partido ordenado y los candidatos electos.
Nada de ello fue entendido. La estrategia de la conducción apuntaba a sortear el difícil trance de una interna. Se apostaba a una lista de consenso, respecto a la cual no todos estaban de acuerdo.
Así fue que se llegó a la reunión del Consejo en Saladas el 2 de octubre del año anterior. De ahí salió, con fórceps, el llamado a internas a pesar de la férrea postura de la conducción de patear para adelante. Fue determinante en ello la posición de Vamos Compañeros, que con el acompañamiento de otros dirigentes logró que se fijara fecha, aunque no la mejor. Así surgió la del 31 de marzo.
Aunque importa hacer notar que tomada la decisión el 2 de octubre la misma no se materializó hasta días antes de Navidad. Se perdieron tres meses. Bassi, Romero y Giraud demoraron sin explicaciones la firma impidiendo que la Junta Electoral pudiera poner en marcha el cronograma.
Los intentos de una lista de consenso persistieron, como la firme postura de Vamos Compañeros de pedir que el consenso surgiera del voto en internas, postura acompañada por el resto de los sectores del partido que le había bajado la persiana a la Cooperativa, que con sus prácticas había llevado al justicialismo a una situación límite.
UNA SOLUCIÓN
SALOMÓNICA
Ante el problema cierto de que los tiempos no daban, el profesor "Tito" Meixner aportó una solución. Reeditar en Corrientes la teoría Duhalde, que posibilitó en 2003 la elección de Néstor Kirchner. El PJ como tal no participaría, dando la posibilidad de que la interna se dirimiera con fiscalización pública en la elección general a la que se concurriría en igualdad de condiciones. Fue el propio Meixner quien gestionó una reunión a solas de Ríos con Martínez Llano, donde se sentaron las bases del acuerdo luego homologado por el Consejo partidario. Autor intelectual de la propuesta, Meixner -se dice- fue sorprendido en su buena fe al incumplirse los términos del mismo, aunque esta manifestación nunca hecha pública se choca con el hecho de que el propio Meixner presentó ante la Justicia Electoral el pedido de inclusión del PJ en la lista que finalmente lleva a su propia hija como candidata a Diputada provincial. Ante las evidencias no es fácil creer o atribuir las responsabilidades sólo a Fabián Ríos. De hecho, Meixner y al menos Bassi, Jorge Romero y Víctor Giraud quedan en posición deslucida de cara a los acuerdos públicos incumplidos.
EL MERCADO PERSA
DE LOS SELLOS
En esas horas frenéticas del cierre de alianzas en que se asistió al escándalo sólo comparable con el caso Bruzzo del robo del sello del PJ, que la Justicia finalmente no avaló, Vamos Compañeros puso el pie en el freno, consciente de que se había ingresado en un terreno fangoso en el cual el logro de una diputación a cualquier costo perdía sentido cuando se habían roto los códigos y se marchaba hacia el abismo, llevando al justicialismo a la peor elección de su historia.
El tiempo, que es el mejor aliado de la razón, con sus resultados, pondrá las cosas en blanco sobre negro.
Desde esta perspectiva, el líder de Vamos Compañeros miró el día después. Apostó a no contribuir a la dispersión del peronismo que corría, según él, con el riesgo de obtener 7 de las 121 concejalías en disputa en toda la Provincia.
Tiempista por excelencia, cultor de las formas, de la palabra y de los códigos dejó que se revuelquen en el barro de la interna aquellos que se pierden en la coyuntura y a los que cualquier colectivo le viene bien si de tratar de llegar se trata.
La elección del 2 de junio dejará un tendal de heridos y otro tendal quedará por el accionar de la Justicia, que sin prisa ni pausa avanza con investigaciones cuyo resultado los dará el tiempo.
Luego -se espera- vendrá, con los que queden indemnes, pero fundamentalmente con las bases del peronismo su refundación.
(El Libertador)
Domingo, 21 de abril de 2019