DEL AMOR A LA INFIDELIDAD Y LA VIOLENCIA
Novelesca historia de traiciones detrás del robo de 56 mil pesos
El asalto a un chofer de colectivos en el barrio Ponce de Corrientes fue cometido por el amante de su mujer y otro cómplice. Ella, marcada por contradicciones, admitió haber oficiado de “entregadora”. Buscan a los prófugos acusados hasta de simular un fusilamiento. El violento asalto a un chofer de colectivos al que le robaron 56 mil pesos en su casa de la capital correntina encierra una trama de novela, con historias de amor y traiciones en el que su mujer aparece vinculada a dos peligrosos delincuentes.
Tal como época lo reflejó en su edición de ayer, el atraco a punta de pistola ocurrió en una vivienda del barrio Ponce, donde René Alberto Caballero, de 49 años, fue víctima hasta de un simulacro de fusilamiento.
Por el caso, la Policía buscaba intensamente a los presuntos autores materiales del robo, dos hombres con antecedentes delictivos uno de los cuales figura como el amante de Alicia Alegre, de 34 años, la mujer de Caballero que finalmente fue detenida y admitió haber oficiado de “entregadora”.
Efectivos de la comisaría Décima y de la Dirección de Investigación Criminal (DIC) elaboraron una rápida pesquisa que permitió aclarar cómo y quiénes fueron los responsables del asalto ocurrido el martes a la siesta.
Con el delito consumado las sospechas siempre apuntaron al entorno familiar del chofer de ómnibus de larga distancia que trabaja para una empresa muy reconocida en la provincia.
A partir de la venta de una camioneta realizada por Caballero, hace unas semanas atrás, sólo tres personas sabían dónde guardaba la importante suma de dinero en efectivo.
El hombre optó en no dejar tal cifra en una entidad bancaria u otro lugar de resguardo, sino colocarla en el interior de su automóvil Renault Mégane.
El día del asalto el chofer llegó temprano a su casa del complejo 90 Viviendas del barrio Ponce. Había regresado a Corrientes tras un viaje a la provincia de Buenos Aires, trayecto que realiza habitualmente. Antes de ir a trabajar puso el dinero en la guantera de su auto, en el que fue hasta el estacionamiento de la empresa para la cual desempeña funciones. Allí lo dejó durante el tiempo que demandó ir y volver de viaje.
Una vez de regreso pasó a buscar el vehículo que sabía estaba en un lugar que cuenta con seguridad privada. Además nadie, excepto su mujer y su hijastra de 15 años, sabían que tenía ese monto en el rodado.
El martes Caballero volvió a su casa en el Mégane y luego de realizar algunos trámites en el centro de la ciudad (como llevar a la escuela a la hija de 8 años que tienen en común con Alegre) nuevamente acudió a su domicilio para descansar porque en algunas horas volvería a viajar.
Esa jornada existió una sucesión de hechos que rompieron la rutina, en especial de la mujer acusada de participar en el asalto a su marido. “Ella siempre va a un puesto que tiene en el mercadito de la rotonda y vuelve recién a eso de las 16, pero ese día apareció en la casa mucho más temprano”, indicó una fuente cercana a la investigación.
Caballero, quien también ese día traía consigo el dinero de su sueldo, hizo un movimiento que luego sirvió para dilucidar el atraco. Cambió de lugar los 56 mil pesos, pasándolos de la guantera hacia el baúl, debajo de una alfombra. Mientras el monto recibido por sus labores lo puso adentro de un maletín que llevó a la habitación donde se acostó a dormir la siesta.
Alrededor de las 15, el dueño de casa despertó abruptamente con la presencia de dos malvivientes armados con pistolas de grueso calibre.
“Yo dormía la siesta cuando escuché que golpearon la puerta y mi esposa fue a abrir. De golpe vi que dos tipos armados entraron a mi casa y uno de ellos sin mediar palabras me pegó con el arma en la frente”, explicó.
“¿Vos sos José Luis?”, le preguntaron como si no supieran de quién se trataba. “No”, respondió Caballero, a lo que ambos maleantes fingieron haberse equivocado, mientras hacían pasar como víctima a la mujer.
Golpiza
El chofer resultó golpeado con la culata de una de las armas. Lo tiraron al piso mientras le pedían que entregue la plata. Otro dato llamativo fue que nunca revisaron los muebles y ni siquiera el maletín que estaba al lado de la cama, donde había unos 6 mil pesos.
“Fueron derecho al auto. Lo abrieron con las llaves y revisaron la guantera donde ya no estaba el dinero”, explicó la fuente consultada por época.
Sorprendidos por la inexistencia del dinero en ese lugar se pusieron más nerviosos y atormentaron al dueño de casa apoyándole una pistola con silenciador en la cabeza simulando que lo fusilarían. Aquí es donde Alegre supuestamente “metió la pata”, puesto que habría realizado un intercambio de señas (observadas por su pareja) con los asaltantes marcándoles que también revisaran el baúl que ella misma abrió porque -dijo luego- quería que los delincuentes se fueran rápido y no los lastimaran.
Quebrada
Después del asalto y la llegada de la Policía, Caballero hilvanó una serie de episodios y no dudó en apuntar contra su mujer. La denunció formalmente. Explicó que la relación entre ellos (luego de 14 años en pareja) entró en una etapa conflictiva.
Cercada por sus contradicciones la detenida reveló ante los investigadores tener responsabilidad en el asalto.
A esta altura de la pesquisa fue corroborado que uno de los asaltantes tiene una vinculación amorosa con Alegre, quien ayer fue nuevamente interrogada y a diferencia del día anterior respondió con evasivas.
La mujer no registra antecedentes penales como sí los tienen ambos prófugos.
La causa iniciada en la comisaría Décima es por “robo calificado, lesiones y privación ilegítima de la libertad”.
Jueves, 16 de agosto de 2012