Una de las experiencias favoritas de los niños
Los dinosaurios de Tecnópolis
Ver la colección de dinosaurios, a escala real y con movimiento y sonido, que exhibe este año Tecnópolis es, por veredicto del público, una de las experiencias imperdibles de la exposición de ciencia y tecnología.
"Chicos, ¿dan miedo?", consultó Télam a dos visitantes de menos de un metro de altura. "Yo no tengo miedo", dijo Alex, de 5 años, reforzando la respuesta con el dedito índice de su mano derecha, sin notar que a su lado, Eli, su hermanita menor, movía afirmativamente la cabeza.
La misma diferencia de opiniones se hacía patente ante una cabeza de dinosaurio bebé que asomaba de un cascarón. Muchos chicos se fotografiaban junto al recién nacido, mientras que otros apelaban al recurso extremo de romper en llanto si sus padres intentaban forzarlos a posar allí.
En lo que parece haber opinión unánime es que ningún niño acepta irse del predio de Villa Martelli, junto al borde noroeste de la Capital Federal, sin recorrer la Tierra de Dinos y el Paleomundo, permanentemente desbordadas de visitantes y con una organización que permite que todos puedan ver las réplicas sin hacer colas.
Tierra de Dinos está señalada por la rotunda presencia de un argentinosaurio, la mayor bestia que alguna vez haya caminado sobre el planeta, un herbívoro de 70.000 kilos y 36 metros de largo que vivió hace 90 millones de años en lo que hoy es la Argentina.
El cartelito correspondiente lo nombra como Argentinosaurus huinculensis, y explica que su nombre científico se debe a que el primer resto fósil de esta especie fue descubierto en 1988 a un kilómetro de la ciudad neuquina de Plaza Huincul.
Pero además, hay otros 27 dinosaurios de especies diferentes que braman, parpadean, balancean sus cabezas y sus colas y agitan sus garras, y que, para mayor realismo, están dispuestos en medio de un bosquecito.
Once de ellos fueron descubiertos en territorio argentino, otros son de otros puntos del continente americano, y no faltan el tiranosaurio, ni el triceratops, con sus tres cuernos, ni el volador pteranodón.
Al lado se erige el pabellón de Paleomundo, donde pueden apreciarse cinco dinosaurios más, todos de esta región, pero en versiones esqueléticas.
Los que se mueven y se hacen oír en este espacio son mamíferos y otros megabichos, muy posteriores a los dinosaurios aunque, como ellos, todos extinguidos, y muchos representativo de la región pampeana.
Hay tigre diente de sable, oso del pleistoceno, megaterio, toxodonte, mamut y su primo stegomastodon, y el hippidión, ancestro del caballo.
En este pabellón, que lleva la marca del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación productiva, colaboraron los museos de ciencias naturales de La Plata y "Bernardino Rivadavia", de esta capital, así como la Universidad Maimónides y la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
A la UNC pertenece una instalación que muestra dos pterosaurios mecanizados de tal manera que baten sus alas, delante de un fondo donde se proyecta un paisaje costero árido pasando hacia atrás, por lo que las cámaras pueden componer la imagen del vuelo de los reptiles en su supuesto hábitat.
Después de pasearse entre tanto monstruo de pesadilla a la misma distancia que otros años fueron a ver vacas a La Rural, los niños necesitan descargar tensiones, y muchos lo logran poniendo sus caritas sonrientes en los huecos de un mural que representa a hombres de las cavernas, para que los papis y mamis se lleven un retrato temático.
Martes, 17 de julio de 2012