ACV
Un estudio mundial probó que 9 de cada 10 ataques pueden evitarse con hábitos saludables
El factor de riesgo principal es la hipertensión no controlada. Lo identificó un estudio internacional, que incluyó a 286 argentinos y fue publicado en la revista The Lancet.
Nueve de cada 10 ataques cerebrovasculares (ACV) pueden ser prevenidos si las personas modifican sus factores de riesgo. El principal culpable es tener la presión arterial descontrolada, y luego le siguen el sedentarismo, el consumo de comida chatarra y de alcohol en exceso, fumar tabaco, padecer problemas cardíacos como fibrilación auricular, diabetes, o estrés sin atención, y tener el colesterol elevado. Lo confirmó el mayor estudio en el mundo, que incluyó a 27.000 personas, incluyendo 286 argentinos, y fue publicado ayer en la revista The Lancet.
“El 93,2% de los ataques cardiovasculares que ocurren en Sudamérica están asociados a 10 factores de riesgo. La hipertensión es el más importante en todo el mundo. Los resultados deberían ser tenidos en cuenta por la población para reducir el riesgo de ACV y la mortalidad”, dijo a Clarín el investigador principal Martin O´Donnell, de la Universidad McMaster de Canadá, que llevó adelante el estudio InterStroke. Hace 6 años el equipo de investigación, que incluyó al médico argentino Rafael Díaz, de Estudios Clínicos de Latinoamérica de Rosario, había publicado los resultados preliminares, y ahora sumaron más datos y evidencias sobre los factores de riesgo del ACV, que es la tercer causa de muerte de adultos en el mundo y la primera de discapacidad.
“En 2010, habíamos incluido a 6.000 participantes de 22 países, pero había preguntas pendientes sobre había diferencias entre las regiones del mundo sobre el rol de los factores de riesgo en los ataques cardiovasculares. En la segunda fase, incluimos 27.000 personas de 32 países, y confirmamos la importancia de los 10 factores de riesgo a nivel global”, agregó O´Donnell.
El trabajo consistió en un estudio observacional de casos y controles. Incluyeron personas que habían sufrido ataques cardiovasculares y los compararon con otras de edad y nivel socioeconómico parecido. “El mensaje que da este estudio es que no controlamos la presión, fumamos, comemos mal, sedentarios, tomamos alcohol en exceso, aumentamos las chances de padecer un ACV. Es claro ahora que casi no se trata de una cuestión genética, sino que pesa mucho lo ambiental”, explicó Díaz a Clarín.
Las evidencias están. ¿Cómo hacer para revertir los comportamientos que llevan al ACV? “Soy defensor de una acción mixta: el médico debe llegar al pacientes, con educación y seguimiento, y las autoridades sanitarias también deben implementar medidas. Por ejemplo, hay que seguir impulsando la reducción del consumo de sal. Ayer, también se difundió que los acuerdos voluntarios entre empresas alimentarias y la iniciativa “Menos Sal Más Vida” del Ministerio de Salud de la Nación, que empezó en 2013, se cumplen en el 99% de los productos monitoreados. Otra acción es que la gente se tome la presión al menos una vez al año, y que acceda al tratamiento. Según Díaz, sólo 1 de cada 6 hipertensos tiene su presión controlada.
“El estudio InterStroke llama la atención sobre el riesgo de la hipertensión descontrolada. Mucha gente aún subestima a la hipertensión, como factor de riesgo de ACV”, opinó Marcos Marín, de la Sociedad Argentina de Cardiología y del Hospital Italiano en San Justo, quien no participó en el estudio.
“Tenemos las estadísticas y es posible resolver el problema”, sostuvo Díaz. Lo demuestra con hechos: con su equipo salió a tomar la presión a 5.000 personas en Rosario, y detectó a 1.000 hipertensos. Les dan medicamentos gratis y ya consiguieron que el 90% tenga su presión arterial controlada. “Hay que enseñar a cada paciente, y contactarlo fuera del consultorio. Es un trabajo educacional interesante, pero todo indica que cuando el paciente entiende el problema, cambia su actitud”.
Sábado, 16 de julio de 2016