ATE CORRIENTES
Comunicado de la Asociación Trabajadores del Estado por el Día del Trabajador
El Día del Trabajador propicia una reflexión sobre el rol genuino del mismo en la construcción integral del Estado, sobre su aporte a un tejido social del que es a la vez constructor y partícipe desde su ciudadanía. No es redundante repasar la historia de la reivindicación de los derechos laborales, que como todo proceso, está marcada por sinsabores, negaciones, abusos y derrotas, pero también por conquistas, que el tiempo se encargó de afirmar y ampliar.
En días en los que el discurso dominante propende al individualismo, a la insolidaridad, a la desidentificación, el desafío de las organizaciones que representan a los trabajadores es no reducirse únicamente a lo gremial, sino a lo social, político y cultural, para de ese modo poder forzar los límites que se imponen a los trabajadores como actores integrales de la construcción del Estado, ciudadanos con capacidad de acción política y factores directos de transformación y crecimiento.
La Asociación de Trabajadores del Estado fue creada con la convicción firme de que su rol debía ser la defensa de la dignidad de los trabajadores, algo que parece tan abstracto pero que en la práctica se traduce en sueldos justos, salud e higiene laboral, respeto de los empleadores a las leyes de protección laboral y capacidad de proyección de futuro.
Pasados casi noventa años de ese nacimiento, sigue firme el compromiso con el ideal que le dio razón de ser, sin por eso perder de vista el contexto en el que nos toca actuar. Y por ello expandimos los objetivos, actuando políticamente para dotar a los compañeros de herramientas superadoras. La Ley 6033 de Convenio Colectivo de Trabajo, por caso, es una de ellas, en la que son abarcados todos los puntos que afectan a la vida de los trabajadores y que pueden ser discutidos, a la vez que permite la flexibilidad de incorporar otros que por la dinámica de los cambios puedan surgir.
Pero como la triste experiencia dictamina, cada paso en la consecución de derechos es sucedido por una reacción que tiende al retroceso a una instancia previa. En el caso de la Ley de Convenio Colectivo de Trabajo, esta reacción se verifica en la negatoria del Ejecutivo a ponerla en vigencia.
De manera casi imperceptible, otro golpe fue asestado a los trabajadores del sector estatal el 26 de abril, cuando se dio a conocer del Decreto Nº 768 refrendado por el gobernador el 19 del mismo mes, y que dictamina una reducción del 20% en gastos administrativos. Esta norma coarta tácitamente cualquier negociación tendiente a la mejora salarial, al facultar a “…los ministros y la máxima autoridad de la Administración central y organismos descentralizados…”, como “…responsables de la determinación de las prioridades en los gastos, a fin de cumplimentar las pautas fijadas en los artículos precedentes, debiendo garantizar el funcionamiento esencial de la Administración Pública provincial”.
Y decimos que coarta el reclamo salarial porque deja librado al albedrío del Ejecutivo y sus funcionarios el establecimiento de prioridades, en las que desde hace mucho tiempo no figura un incremento salarial sustancial, realista y libre de golpes de efecto preelectorales. Entre los fundamentos del decreto figura la necesidad de “…profundizar aún más la optimización del gasto público, estableciendo prioridades en función de las obligaciones de cada una de las áreas estatales, con el objeto de prestar servicios de calidad de acuerdo con la demanda de la población”. Para ello, se establece que “…las reposiciones de Fondos Permanentes constituidos o que se constituyan por el Poder Ejecutivo para el ejercicio 2012 que realice la Tesorería General de la Provincia, no pueden superar en el mes el ochenta por ciento (80%) del monto por el cual fueron constituidos”.
Curioso razonamiento el que preceptúa brindar servicios de calidad a la población reduciendo los fondos destinados a esos servicios.
Ante este panorama, es necesario que el sector del trabajo se agrupe para plantar frente a cualquier tipo de avance que signifique una reacción con consiguiente retroceso en el desarrollo de los trabajadores.
La queja sin propuesta es inconducente, y la propuesta de ATE incluye apropiarse de la identidad que nos corresponde y accionar desde ella en el marco de la organización.
No es una formalidad definirse como trabajador. No es una figura retórica o legal, por el contrario, implica hacerse cargo de una identidad, de un historial, de un legado. Decir- decirse- trabajador significa hacerse partícipe de una forma de ver, y, sobre todo, de una lucha interminable, que no nace y se agota en uno mismo.
Domingo, 29 de abril de 2012