Por Sebastián Pardo
Malvinas, siempre Argentinas
El conflicto de soberanía se remonta al año 1833 cuando Gran Bretaña expulsó a la población que vivía en las islas reclamando su legítima posesión. La Argentina ha presentado ante Gran Bretaña, la ONU, OEA y varios organismos internacionales, continuos reclamos que exigen la inmediata devolución de las islas, con sólidos argumentos de carácter histórico, geográfico y político, Gran Bretaña hasta la actualidad se ha negado sistemáticamente a admitir alguno de ellos.
La guerra tuvo lugar entre el 02 de abril de 1982 y el 14 de junio de ese mismo año. Una junta militar encabezada por el General Leopoldo Galtieri gobernaba ilegítimamente la Argentina. El gobierno conservador de Margaret Thatcher gobernaba Gran Bretaña. Ambos gobiernos utilizaron el conflicto militar para provecho político propio.
El 14 de junio los británicos lograron la capitulación de las fuerzas argentinas. La junta Militar, convocó a las distintas fuerzas políticas del país para pactar el traspaso del gobierno de facto a uno democrático. Su situación, lógicamente, era insostenible. En 1983 asumía la Presidencia de la Nación, a través de elecciones libres y democráticas el Dr. Raúl Alfonsín.
Transcurrieron 30 años de aquella fenomenal tragedia, toda guerra lo es. El enemigo imperialista fuertemente armado acudió a la contienda intentando recuperar la colonia. Nuestros soldados en inferioridad de condiciones por múltiples razones (muchas de las cuales constan en el informe redactado por el teniente general Benjamín Rattenbach entregado a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner quien ordenó su publicación) combatieron con bravura y heroísmo.
En el historial quedaron las proezas de los pilotos argentinos que volaban casi al ras del nivel del mar. Los pilotos argentinos habían encontrado la fisura para escapar a los radares británicos: volar a 10 metros por encima de las olas.
Los cobardes británicos hundieron el Crucero General Belgrano que se encontraba por fuera de la zona de combate. Se plantearon antes los organismos internacionales esta flagrante violación a los tratados aplicables a conflictos armados. Los británicos argumentaron que el Belgrano podía entrar en combate en cualquier momento, cosa que el imperio no podía permitir. También algunos militares argentinos consultados entendieron que esas líneas de exclusión son más bien aplicables a conflictos económicos o políticos más no a los conflictos armados. Discutible.
El gobierno Nacional y Popular encabezado por la Presidenta de la Nación Dra. Cristina Fernández de Kirchner ratificó una vez más, convirtiendo en verdadera política de estado, el reclamo legítimo e irrenunciable de nuestra soberanía sobre las Islas Malvinas y encomendó a nuestro Canciller Héctor Timerman lleve adelante todas las acciones consecuentes con ese fin por la vía diplomática.
El Reino Unido contestó enviando a su príncipe y más armamento de guerra a nuestra región, entre ellos el submarino Vanguard con capacidad para transportar armamento nuclear. Nuestra Cancillería denunció la militarización en el Atlántico Sur. El envío viola disposiciones del Tratado de Tlatelolco, que declaró la zona libre de armas nucleares. El representante británico en la ONU respondió que su país no informaba sobre los movimientos de su armamento nuclear.
Seis ganadores del Premio Nobel de la Paz, entre ellos el argentino Adolfo Pérez Esquivel, le enviaron una carta al premier británico David Cameron, en la cual se rescata el pedido de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para que se cumpla con la resolución de la ONU que invita a ambos gobiernos a “proseguir sin demora las negociaciones” para buscar una solución pacífica al problema de soberanía y cuestiona a Londres por “no dialogar”.
Una vez me contaron que en una provincia del sur de nuestro País, en una cena de amigos alguien llevo un tesoro inigualable que había caído en sus manos: en plena trinchera argentina, alguien prendió el grabador y lo dejo correr, lo que quedó allí registrado es por una parte espeluznante y por otra tremendamente conmovedora. En la grabación se escuchaban conversaciones entre camaradas, temas que bien podrían darse en una reunión de amigos, hasta que comenzaron las explosiones, el sonido de las ráfagas que se mezclaban con las del fuerte viento impedía escuchar otra cosa.
Sí hubo algo que se advirtió de manera nítida y punzante, directa al corazón: eran los Sapucai de nuestros soldados correntinos. Sí, nuestros héroes estaban entrando en combate. Pienso cuanto ánimo y valor habrán dado al resto de nuestras tropas escuchar el grito chamamecero de valor y coraje de nuestros hermanos. Los que tiñeron con su propia sangre la tierra argentina que habían sido llamados a defender.
Tenía razón el Padre Julián Zini cuando escribió:
La parra chupa en el suelo tanta sangre fraternal que hay en la tierra vertida, que clama al cielo y está juntándose desde siglos, buscando hacerse escuchar; la sangre de los hermanos, que amamos y ya no están, de nuestros muertos queridos, que nunca nos dejarán... de los que dieron la vida, porque amaron de verdad... los que eligieron morirse, por no saber traicionar... los que encontraron la muerte, buscando la libertad... los que dejaron sus huesos, en Malvinas y Soledad ¡como raíz enterrada, que algún día ha de brotar...!
Las islas Malvinas constituyen un archipiélago Argentino, situado en el Océano Atlántico, a unos 500 km de la boca oriental del estrecho de Magallanes, perteneciente a la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico sur. Fueron, son y serán por siempre argentinas.
Lunes, 2 de abril de 2012