Por Sebastián Pardo
Ninguna señal de cambio
Luego de las tres derrotas electorales sufridas de manos del FPV en Paso de los Libres, los hermanos Eduardo y Laura Vischi se enfrentan a una difícil encrucijada. Como reaccionar ante la adversidad electoral y el creciente rechazo social que provocan, uno al frente de la Intendencia de Paso de los libres, otra al frente de la Subsecretaría de Trabajo del gobierno provincial. Ambos, alfiles desgastados del gobernador Ricardo Colombi (a quien, es de suponer, se le debe estar agotando la paciencia).
¿Cambiar el rumbo oyendo el reclamo de las urnas o seguir por el mismo camino?
Hasta ahora se empecinaron en seguir transitando la senda que los ha llevado al sucesivo y contundente rechazo electoral. Es que al Intendente de Libres y a su hermana no le preocupan la gestión o falta de ella, sino más bien la comunicación de sus aciertos o desaciertos a la opinión pública. Cuando la comunicación de sus errores garrafales se circunscribe a los límites del departamento Libreño, confían en que los medios adictos al intendente comuniquen que todo marcha de maravillas o simplemente hablen de otra cosa y de esta manera contrarresten lo comunicado por los medios independientes de dicha localidad (como si esto les hubiese dado resultado en las últimas elecciones).
El problema se magnifica y torna insoportable para ellos cuando la noticia trasciende esos límites y llega a toda la provincia. Es que en este supuesto, el resto de la sociedad correntina toma conciencia de que en Libres no están bien las cosas y que los hermanos en el poder no encuentran el camino perdido hace tiempo. El carnaval ya pasó, los problemas continúan. Insisten en estrellarse una y otra vez contra la realidad apelando a medidas abiertamente contrarias a la democracia y al estado de derecho. Inspecciones digitadas desde la Subsecretaría de trabajo para amedrentar (o al menos intentarlo) a medios independientes, amenazas telefónicas, aprietes de todo tipo.
La Subsecretaria de Trabajo, Laura Vischi, estalló en ira contra Daniel Caram por una publicación que hacía referencia a posibles complicidades de un familiar directo con la dictadura militar. No pidió derecho a réplica ni desmintió el contenido de la misma. Simplemente amenazó al Director de Gestión Estratégica con recurrir a la justicia. Antes, otra publicación en la cual los hermanos Vischi no quedaban bien parados frente a la sociedad motivó una inspección a la radio FM Puerto del Sol. En esa oportunidad buscaban encontrar alguna falta a la normativa laboral de la empresa en cuestión.
No la encontraron, no obstante exigieron toda la documentación relacionada con el personal. En tiempo y forma la documentación ingresó a la Subsecretaría de Trabajo de la Provincia. Todo estaba en regla. El intento de apriete no tuvo resultados. Ahora la estrategia cambió, y se convirtió en una amenaza de llevar la cuestión ante la justicia. Claro está que si Laura Vischi se sintió agraviada tiene todo el derecho de recurrir a dicha instancia. Allí querellante y querellado se verán las caras en la audiencia prevista por el código de rito, si se llega a un acuerdo todo quedará en esa etapa o de lo contrario seguirá el curso establecido y la justicia decidirá quien dice la verdad.
Lo extraño es la amenaza; cuando alguien toma la decisión de recurrir a la justicia, lo hace sin más. Se somete por supuesto, también ella misma, a lo que en ese ámbito se resuelva. Da la impresión que se trata de más de lo mismo. Amenazas con el objeto de intimidar al periodismo independiente. No es la conducta que se espera de un funcionario público, eso está claro. Lo mejor sería que la subsecretaria se dedique a cumplir con sus funciones y combatir el trabajo en negro, la precarización laboral, el despido por causas políticas, entre otras materias referidas a su cartera; empezando por el Municipio de Paso de los Libres. Daría un buen ejemplo.
Las llamadas elecciones intermedias, que se dan entre el inicio y la finalización del mandato al frente del ejecutivo, actúan como termómetro de la aceptación popular de este último. Están en juego bancas legislativas, oficialistas y opositoras, el resultado será un indicativo objetivo y claro de cómo ve la sociedad el rumbo que tomó el ejecutivo. Si en dichas elecciones resulta triunfadora la lista legislativa oficialista, la sociedad está conforme con dicho gobierno. Si el resultado es contrario, el oficialismo debería pensar seriamente en un cambio de rumbo en su gestión. Al menos realizar una seria autocrítica. Tres elecciones pasaron hace poco. Las tres fueron una catastrófica derrota para el ejecutivo municipal. No hubo autocrítica, no hubo cambio de rumbo, todo se limitó a intentar comunicar que lo que pasó, no pasó.
No hay peor ciego que el que no quiere ver y sordo que el que no quiere oír. Ninguna señal de cambio, y la sociedad esperando el turno electoral definitivo para dar su veredicto final.
Sebastián Pardo
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Jueves, 29 de marzo de 2012