El último ladrillo en la pared
Roger Waters se despidió de la Argentina con un show tan espectacular como impresionante
Con un estadio de River Plate a pleno, Roger Waters ofreció la última presentación de “The Wall” en nuestro país. Desde 1979 que el músico, junto a Pink Floyd o en su etapa como solista, viene recreando esta obra maestra del Rock en distintos escenarios alrededor del mundo y con los más diversos dispositivos escenográficos y efectos especiales pero que, cual Fiesta Nacional de la Vendimia, posee cierto íconos intocables, como el armado de una gigantesca pared que termina tapando por completo a los músicos, las gigantescas marionetas, el avión que cruza el estadio y termina estrellándose en el escenario, el cerdo (en este caso un jabalí) volador y los dibujos animados de Gerald Scarfe que pertenecen al largometraje “Pink Floyd - The Wall” (1982) dirigido por Alan Parker.
A estos “artilugios obligados” se le suma un despliegue de proyecciones, mapping, fuegos artificiales, sonido HD en cuadrafonía y efectos especiales que impresiona, gusta, no cansa y convierte a este show en uno de esos que nadie debería perderse.
Sorpresa 1
La primera de las sorpresas de la noche se produce exactamente 45 minutos antes del show, cuando una traductora micrófono en mano advierte al público que el propio Roger Waters “ha elegido el día de hoy, 20 de marzo de 2012, para realizar la grabación del espectáculo con vistas a la edición de un próximo DVD, así es que les vamos a pedir colaboración a ustedes”.
La gran mayoría de los asistentes que tenían la ubicación campo VIP o campo común, habían sido provistos -al momento de ingresar- de unas caretas de cartón para ser utilizadas en uno de los temas como participación directa del público en el acto.
La traductora devenida en locutora, dio las instrucciones al público de cómo y cuando hacer uso de las mismas. El tema elegido fue “Empty Spaces”, que pertenece a la primera parte del show.
El arranque
Con puntualidad inglesa, a las 21.10, una voz en off que recordaba por momentos a la del actor español Imanol Arias, anunciaba el comienzo del show diciéndole al público que “Roger no tiene ningún problema en que saquen fotografías, pero les ruega que no utilicen flashes, ya que esto perjudicaría seriamente el desarrollo del mismo en las pantallas, que juegan un rol muy importante en la puesta en escena”.
Dicho esto, a las 21.15 dio comienzo el espectáculo que arrancó con sonido atronador, banderas, actores, proyecciones, fuegos artificiales y efectos especiales como para dejar sentado que, a partir de ese momento, se debería prestar atención solamente a lo que ocurriese en el escenario. De ahí en más, un viaje sensorial a través de “The Wall” tuvo lugar en el Monumental, que dejó atónitos a todos los que se dieron cita en todos y cada uno de los rincones del estadio.
El público iba “in crescendo” con cada una de las canciones que sonaban como en los viejos tiempos del célebre cuarteto inglés: sólidas, firmes, armoniosas, fluidas. Daba la impresión de que alguien había echado a andar un reproductor de sonido y que en el escenario, actores simulaban ser músicos y cantantes que desgranaban las notas que componías las distintas etapas de la que es considerada una de las mas grandes obras escritas dentro del rock.
La pared sube
Antes de ejecutar el tema “Mother”, que Waters ejecutó a dúo con una grabación en video de él mismo registrada a comienzos de los años 80, dedicó el recital a “las Madres de Plaza de Mayo y a Ernesto Sábato, porque gracias a él hoy estamos mas cerca de la verdad sobre el terrorismo de Estado” y al grito de “Nunca Más”, Waters se llevó la ovación del público presente.
Con renovadas denuncias y conceptos que tienen que ver con la caída del cristianismo, del comunismo, del judaísmo, de los magnates del petróleo, del lujo y el islamismo, fueron presentándose cada una de las canciones, todas ellas siempre con una cuota de sorpresa desde lo visual, desde el más mínimo detalle hasta el uso de esa gran pared que iba siendo construida de a poco hasta dejar, al final de la primera parte, completamente tapados a los músicos.
Abajo la pared
Luego de un intervalo de 30 minutos aproximadamente, dio comienzo la segunda parte del show. Aquí, con un comienzo mas acústico en el formato de las canciones, la adrenalina iba subiendo de a poco, hasta llegar al paroxismo en el momento en que el propio Waters descarga ráfagas de ametralladora a cada uno de los sectores del público. “Run Like Hell” y “Waiting for the Worms” dieron paso al desfile de martillos animados y éstos al final, prácticamente a cargo de las creaciones de Scarfe, que tiene que ver con el juicio al acusado (Pink) y el veredicto: derriben la pared.
Y la pared se derribó. Y el público a esas instancias deliraba… y luego, la tranquilidad de “Outside the Wall” y cada uno a su casa. Ahora, a esperar la edición del DVD, a ver si nos vemos en él o si solamente seremos… otro ladrillo en la pared.
Jueves, 22 de marzo de 2012