Otra manera de amar
El poliamor
La semana pasada en un curso de verano de sexología de la UNED, impartía un taller sobre el amor en el que una chica con aspecto inconformista (media cabeza muy rapada, el pelo ligeramente desaliñado, visibles tatuajes y ropa poco convencional) lanzó una pregunta: ¿Vamos a hablar de otras formas de amor?, ¿del amor entre varias personas?
La chica participó en el debate con certeras aportaciones, su interés era profundo y sincero, así que procuré responder a sus inquietudes con todo el conocimiento y la honestidad de que soy capaz.
Pensando que el tema puede ser de interés apunto en este post algunas reflexiones.Para introducir el tema debemos considerar el amor, en buena medida, como un constructo cultural: el sentimiento amoroso está mediatizado por la sociedad donde vivimos, por nuestra propia biografía y por nuestras características de personalidad.
De manera que si el amor es universal, la forma de amar es muy particular. Y como amar es cosa de dos la cuestión se complica mucho, ya que si parten de una concepción del amor muy diferente las expectativas no se van a cumplir y el grado de satisfacción va ser muy bajo con los consiguientes conflictos que esto genera.
Partiendo de esa base vamos a plantear una reflexión sobre otra manera de entender el vínculo amoroso, que es el poliamor: se trata de mantener más de una relación sentimental duradera de manera consensuada. Es decir, establecer relaciones simultáneas con varias personas, con el pleno consentimiento y conocimiento de todos los involucrados.
Los partidarios del poliamor consideran que el amor no tiene que estar restringido y que si realmente quieres a alguien deseas lo mejor para esa persona, y eso incluye permitirle ampliar su vida amorosa y sentimental. Además, tachan a la monogamia demasiado reduccionista y la acusan de tener que renunciar a experiencias sentimentales y sexuales. Para ellos el amor se debe compartir y no tiene que ser excluyente.
Por otro lado hay que distinguir el poliamor de la promiscuidad sexual y del intercambio de parejas. En este caso se trata de una opción ideológica, dónde el mundo de los afectos y el respeto juegan un papel sustancial y los amores están consensuados, de manera que no se puede incluir a alguien que no le guste a la otra persona amada.
En el poliamor se pueden seguir manteniendo los vínculos afectivos y sexuales en el tiempo y complementarlos con nuevos amores que pueden ir surgiendo, en lugar de actuar como en la monogamia sucesiva, en la que el compromiso con el nuevo amor exige romper los vínculos sexuales con los lazos anteriores.
Las posibilidades de vinculación son muchas, ya que si algo lo caracteriza es la flexibilidad y la honestidad en las relaciones, donde el compromiso y la lealtad juegan un papel muy importante. Se pueden organizar en tríos (trieja) y no todos los miembros tienen que ser amantes de todos.
Esta forma de amar es actualmente una opción muy minoritaria, pero hay quien piensa que puede ser una manera de sufrir menos y con más contrapartidas. Además de más evolucionada, civilizada y menos limitada que el actual acoplamiento en parejas.
Desde mi punto de vista puede ser una buena opción para algunas personas y bastante interesante en el periodo post crianza. En cuanto al cuidado de los hijos es un tema a considerar, pero no tiene porque ser un obstáculo. Una de las dificultades más importantes podría ser la diferencia con el modelo establecido, que siempre es problemática y hay que contar con ello.
Por otro lado, y esto es sustancial, para muchas personas el enamoramiento es exclusivo y la persona amada es única e insustituible. No sabemos cuánto tiene este sentimiento de biológico, pero lo cierto es que está bastante extendido. En estos casos la persona que ama sufre al compartir, aunque intelectualmente lo tenga claro, así que muchos se pueden acercar al poliamor para no perder a la persona amada, pero no por verdadera convicción. Y esto les puede desestabilizar bastante al convertirse en una experiencia muy dolorosa vivida en silencio.
Lo que está claro es que las relaciones amorosas pueden tener muchas formas y cada persona debe tener la opción de decidir. Recuerdo un documental sobre poliamor dónde tres jóvenes, una chica y dos chicos mantenían una relación muy tierna y candorosa. Compartían casa, cama, sexo y afectos. ¿Y por qué no? si a ellos les funciona. Lo verdaderamente importante, como ya se ha comentado, es poder elegir y ser consecuente con la elección que se ha hecho.
¿Qué te parece el poliamor? ¿Crees que podrías adaptarte a ese modelo de relación?
Lunes, 22 de julio de 2013